EL MUNDO – 17/07/14
· Rajoy enfría la cumbre entre ambos presidentes: «No entraré en debates absurdos».
· El presidente del Gobierno, en todo caso, se encargó ayer de enfriar en Bruselas cualquier esperanza de que vaya a permitir que el referéndum soberanista sea tratado durante la cita en Moncloa.
Artur Mas trató ayer de prevenir cualquier atisbo de división entre los partidos favorables a la consulta por la independencia con tres llamadas telefónicas. Los destinatarios fueron los líderes de ERC, ICV-EUiA y la CUP, a quienes el president de la Generalitat calmó al garantizarles de viva voz –según avanzó Efe citando fuentes de Presidencia– que cualquier cambio que pueda sufrir la consulta será consensuado entre dichas formaciones y CiU. Mas no tomará medidas unilaterales.
Ese mensaje, aunque reiterado por el propio Mas desde que el 12 de diciembre los cuatro partidos y el Govern anunciaran en el Palau de la Generalitat el acuerdo sobre la pregunta, cobró ayer mayor importancia por la cercanía de la cumbre prevista en las próximas dos semanas –aunque sin fecha oficial– con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Las llamadas a Oriol Junqueras (ERC), Joan Herrera (ICV) y David Fernández (CUP) se produjeron además sólo un día después de que el propio president abriera la puerta a posibles modificaciones en la votación, tanto en la pregunta como en la fecha, ahora establecida –aunque no convocada oficialmente– en el 9 de noviembre. Eso sí, estos cambios se harían siempre y cuando Rajoy acceda a que la votación se celebre y en ella se pregunte a los catalanes sobre la independencia.
Según trascendió también ayer, Junqueras aprovechó su conversación telefónica con el president de la Generalitat para recordarle que la opinión de los republicanos pasa por evitar modificación alguna en el referéndum y mantener el 9 de noviembre en el calendario. Fuentes ecosocialistas dijeron, por su parte, que el intento de Mas de mostrar un frente unitario antes de la reunión con Rajoy se quedó en una conversación «de tres minutos», sin entrar en el fondo de la cuestión, y rebajaron la misma a un mero gesto «de cara a la galería».
El presidente del Gobierno, en todo caso, se encargó ayer de enfriar en Bruselas cualquier esperanza de que vaya a permitir que el referéndum soberanista sea tratado durante la cita en Moncloa. Rajoy volvió a rechazar ayer abiertamente cualquier negociación relativa a la consulta a su llegada a la Cumbre Europea, donde fue tajante sobre el ofrecimiento de Mas a cambiar los términos de la votación. «No voy a entrar en ese juego» ni en «debates absurdos», afirmó. «Desde el primer minuto ya dije que no se podría celebrar ese referéndum. Luego dijeron lo mismo el Congreso de los Diputados y el Tribunal Constitucional», recordó Rajoy, enumerando así las negativas desde organismos oficiales que acumula el referéndum. «Yo tengo que ser serio, y hasta que no sepa de qué se me está hablando, es normal que me quede en lo que he dicho desde el primer minuto. Ese referéndum es ilegal y no se va a celebrar», zanjó, informa Alberto F. De Quer.
Rajoy también criticó los cambios de rumbo del president de la Generalitat y mostró su sorpresa por el ofrecimiento que puso sobre su mesa el martes sobre «si va a cambiar la pregunta, o si la tengo que hacer yo, o si la tiene que pactar con los partidos que le han apoyado, como se ha publicado».
Las palabras del presidente del Gobierno persiguen, como él mismo recalcó antes de la cumbre europea prevista anoche, «decir las cosas con claridad para no generar falsas expectativas».
La ofensiva de Rajoy por quitar hierro a su encuentro con el presidente catalán coincide con la falta de optimismo que trasladan también los partidos catalanes. Así lo plasmó ayer el secretario de Organización de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Jordi Turull, quien admitió que en el partido nacionalista guardan «pocas esperanzas» de que surja acuerdo alguno del encuentro entre ambos presidentes. Según Rull, así lo augura la «insensatez extraordinaria» que creen que está demostrando Mariano Rajoy al negarse a negociar «nada» sobre el proceso soberanista.
EL MUNDO – 17/07/14