EL MUNDO 04/10/14
· Espadaler a Trias: «Estás alentando un acto ilegal»
· El ‘president’ claudica ante Junqueras, que rechazó su oferta de lista única, y acepta seguir con la consulta aunque «la situación sea inhóspita»
Artur Mas cedió ayer ante la exigencia de ERC de mantener la consulta de autodeterminación a pesar del veto del Tribunal Constitucional (TC). «Seguimos adelante», defendió el presidente de la Generalitat tras siete horas de reunión con los partidos favorables al referéndum. El jefe del Ejecutivo catalán trató de escenificar la pervivencia de la frágil unidad del frente soberanista ante «la gran hostilidad del Estado» para impedir la votación del 9-N.
Tanto Mas como el resto de portavoces de los partidos proconsulta coincidieron en destacar la firme oposición del Gobierno para impedir el referéndum. Mas admitió antes de abandonar el Palau que el proceso seguirá avanzando, aunque las condiciones sean «casi inhóspitas». Su socio preferente, el líder de ERC, Oriol Junqueras, dio por «seguro» que el Gobierno «continuará poniendo trabas, que se irán superando». El jefe de ICV, Joan Herrera, censuró la «alergia a la democracia» que advierte en el Ejecutivo central, mientras que el portavoz de la CUP, David Fernández, prometió luchar contra la «demofobia» del Estado y «el búnker que quiere suspender la democracia».
La puesta en escena de ayer en el salón gótico del Palau de la Generalitat –reservado a las declaraciones más solemnes– no llegó acompañada de anuncios concretos más allá de los cantos a «la unidad». A lo largo de todas las intervenciones ninguno de los líderes quiso ofrecer pistas sobre qué pasos darán a partir de ahora para contrarrestar los autos del TC y la ofensiva activada por el Gobierno, y se conjuraron para guardar la mayor de las «discreciones» cuando queda poco más de un mes para la consulta.
El portavoz parlamentario de CiU, Jordi Turull, fue el más gráfico a la hora de justificar la necesidad de guardar secretismo en torno a la estrategia del frente soberanista. Según especificó, «ante el Estado que tenemos la discreción se debe imponer para no darle más pistas». En una comparecencia estudiada para poco más que ser fotografiada, el único que auguró que, llegado el momento, asumirán «responsabilidades políticas y el resto de responsabilidades [incluyendo las judiciales]», fue el portavoz de la CUP.
Uno tras otro, todos los portavoces, incluyendo Junqueras, respondieron con evasivas a las preguntas de los medios sobre qué puntos marca la hoja de ruta de los partidos impulsores de la consulta y rechazaron concretar si, a partir de ahora, se cumplirán al menos las exigencias que los republicanos pusieron como condición al president de la Generalitat para continuar unidos.
Mas llegó a la reunión con un regalo bajo el brazo para la formación de Junqueras. La acelerada designación de la junta electoral de la consulta trataba de constituir un punto de reencuentro con los republicanos, que se declararon públicamente decepcionados con la decisión del Govern de retirar la campaña institucional para informar sobre el 9-N. Sin embargo, ni la entrada en vigor del decreto que oficializaba el primer acto formal de insurrección ante al TC satisfizo a Junqueras, que aterrizó en el Palau de la Generalitat con unos requisitos mucho más ambiciosos.
El presidente de ERC reclama reactivar la campaña informativa sobre el referéndum suspendida por el Govern tras los autos el TC, pero fue más allá. También solicitó la elaboración de un calendario para garantizar la votación secesionista en los plazos previstos y la puesta en marcha del operativo que se encuentra paralizado desde la suspensión de la Ley de Consultas. Para Junqueras es vital también la entrada en funcionamiento de los registros que deben vehicular la participación de catalanes residentes en el extranjero y la de foráneos afincados en Cataluña, así como el sorteo para conformar las mesas de votación. Unas condiciones que ayer ninguno de los asistentes a la cumbre quiso confirmar que vayan a llevarse a cabo. Joan Herrera se limitó a augurar que «eso lo iremos viendo en los próximos días y horas. Haremos los pasos con normalidad». Fuentes republicanas señalaron que el único obstáculo técnico podría llegar con la activación del registro de inmigrantes extracomunitarios, pero el Govern se habría comprometido a no escudarse en ese impedimento para parar la consulta.
ERC no se quedó sola en su descarado ejercicio de presión al president. Mas se enfrentó ayer a una suerte de tripartito contrario a ceder al bloqueo impuesto por el Constitucional. La CUP probó que su sintonía con los republicanos es total al secundar todas y cada una de las exigencias planteadas por Junqueras, e ICV también exigió al presidente de la Generalitat una salida que garantice la votación aunque, en este caso, sin quebrantar la legalidad. Este subfrente ya cristalizó el jueves, cuando Junqueras y los líderes de la CUP e ICV utilizaron los pasillos del Parlament para mantener encuentros bilaterales y escenificar su compromiso de unidad ante Mas.
Junqueras mantiene el mismo discurso que trasladó al presidente de la Generalitat en la reunión que ambos mantuvieron a principios de agosto. «Consulta, consulta, consulta», respondió entonces el jefe de filas de ERC al del Ejecutivo catalán, después de que éste le planteara por primera vez formar una lista conjunta para concurrir a unas elecciones anticipadas con carácter plebiscitario. La constancia del líder republicano surtió ayer efecto, toda vez que tanto él como Fernández habían advertido de que si se planteaba un plan B estaban dispuestos a levantarse de la mesa. Ayer, ni siquiera se habló de elecciones anticipadas, según aseguró Junqueras, que dijo que objetivo es «obedecer el mandato del Parlament de Cataluña» y celebrar la consulta del 9 de noviembre.
La escenificación vivida anoche en el Palau de la Generalitat tendrá continuidad durante un fin de semana con gran carga política. Hoy está previsto otro acto de reafirmación soberanista: Mas recibirá en el Ayuntamiento de Barcelona a los más de 900 alcaldes que en los últimos días han aprobado mociones de respaldo a la consulta. Y mañana Unió celebra un Consejo Nacional en el que debe definir su postura sobre la independencia y postularse sobre la doble pregunta que plantea la consulta actualmente suspendida. Josep Antoni Duran Lleida demostró ayer su poca confianza en que acabe celebrándose e instó a buscar «otro día» para que los catalanes voten si no se dan las condiciones.
Por último, Mas y Junqueras volvieron a vincular ayer la viabilidad de su renovado órdago al Estado a que la población catalana siga movilizándose.