EL CORREO 08/01/14
· El presidente catalán recuerda las «consecuencias» de la Guerra Civil, en un intento de presionar al Gobierno de Rajoy.
Artur Mas abrió ayer el año político en el que, a su juicio, Cataluña protagonizará un «cambio de rasante» en sus relaciones con el resto de España a partir de la celebración de una consulta soberanista el próximo 9 de noviembre. El presidente de la Generalitat dijo, tras la primera reunión del Ejecutivo catalán, que se siente «fuerte», hasta el punto de no mostrar ya mucho interés por incorporar a Esquerra a su gabinete, y detalló su hoja de ruta para el año del referéndum. Según dijo, «todos los escenarios están abiertos», salvo uno: que convocará la consulta de acuerdo a un marco legal. A corto plazo, Mas tiene intención de agotar todas las vías de diálogo con el Gobierno central para que la consulta sea acordada, o al menos tolerada.
El dirigente nacionalista reconoció que las relaciones entre ambos Ejecutivos son «tensas» y «difíciles», aunque sigue apelando a Rajoy para que permita votar a los catalanes. Mas dio a entender que ultima una próxima reunión con el presidente del Gobierno, a quien volvió a tender la mano pero dejando claro que la línea roja que marca la administración catalana es que la decisión final la debe tomar la ciudadanía de Cataluña. Asimismo, se mostró dispuesto a hablar con un Rajoy al que le deja muy poco margen de negociación: si acaso podría plantearse modificar la pregunta de la consulta, pero poco más.
Porque pese a estar a la «expectativa» de una «oferta» en relación al sistema de financiación –«A ver qué se sacan de la manga», dijo con escepticismo–, el presidente catalán no renuncia a la celebración de un referéndum, no dará su brazo a torcer. Va dando pasos hacia la independencia («desmembración del Estado», según la terminología empleada ayer) e incrementa de forma progresiva el desafío al resto de España. Hace un año, declaró la soberanía de Cataluña, fijó el referéndum como objetivo de la presente legislatura y lo situó en el entorno de 2014. Hace un mes, pactó la fecha y la pregunta, y ayer se comprometió a firmar el decreto de convocatoria en el mes de septiembre.
Adelanto electoral
Lo que pase más allá de la rúbrica ya es toda una incógnita y no dependerá solo de la voluntad de Mas. Rajoy y el PP han afirmado por activa y por pasiva que no permitirán el referéndum, y por tanto es previsible que impugnen al Constitucional tanto la ley de consultas catalana que Mas quiere usar como base legal de la votación, como el propio decreto de convocatoria. El presidente de la Generalitat no aclaró, sin embargo, si está dispuesto a sacar las urnas a la calle en caso de veto gubernamental. Sí deslizó que su última opción –y puede que la única si quiere que la cita sea legal– será la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias en forma de adelanto de las autonómicas. «Si un pueblo quiere votar, nada impedirá que lo haga de una manera u otra», dijo.
La afirmación sonó en clave de advertencia, igual que algunas referencias que hizo a la Guerra Civil, una novedad en su discurso. En un momento de tensión muy fuerte con el Gobierno central, Mas pidió «tener presentes las consecuencias» de la contienda española y acusó al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de no haber superado los «demonios de las luchas fratricidas», por haber alertado del riesgo de ruptura social y familiar en Cataluña como consecuencia del debate soberanista. «Lo que rompe la convivencia es no votar, decir que se rompe la convivencia forma parte de la guerra sucia» del Estado, censuró.
Mas también criticó a la UE por su renuencia a los cambios, y admitió que no espera una toma de posición «explícita» a favor de la consulta por parte de los Estados miembros. El pasado 20 de diciembre envió una carta a 27 líderes europeos, con la que «simplemente» pretendía que «tengan información, que sepan lo que está ocurriendo y que vean la actitud absolutamente democrática de las instituciones catalanas: solamente queremos votar», dijo.
El presidente de la Generalitat, que mostró un tono un tanto triunfalista en lo económico, anunció que en tres semanas CiU y ERC decidirán si van juntos a las elecciones europeas.
EL CORREO 08/01/14