EL CORREO 19/10/14
Cuando ETA anunció el «cese definitivo de la actividad armada» el 20 de octubre de 2011, un total de 703 presos de la banda cumplía sus condenas en cárceles de España, Francia, Inglaterra, Irlanda, México y Portugal. Tres años después, esa cifra ha descendido hasta los 469 reclusos. O lo que es lo mismo, un total de 234 internos han obtenido la libertad, buena parte de ellos a consecuencia de la derogación el año pasado de la ‘doctrina Parot’.
Los movimientos dentro de este colectivo se sucederán en las próximas semanas. Los gobiernos de Mariano Rajoy y François Hollande trabajan para que los reclusos de ETA en cárceles galas sean trasladados a prisiones españolas, de acuerdo a una decisión marco de la UE. Francia ya adaptó su legislación a esa norma comunitaria el año pasado y en el caso del Estado central, el trámite está pendiente de una votación en el Congreso, que debería celebrarse la última semana de este mes. La reforma supondrá que cerca de 60 presos de la banda sean enviados a España al tener sentencias firmes. Otra treintena, con causas aún pendientes en París, deberá esperar a que se cierren esos sumarios.
Tanto la izquierda abertzale como el Gobierno vasco calculan que en el plazo de cinco años dos terceras partes de esos 469 internos deberían quedar en libertad, si se les aplica la legislación ordinaria. Una situación bien distinta es la de los 150 presos condenados tras la última reforma del Código Penal. Se trata de miembros de ETA que deberán cumplir, de forma íntegra, al menos entre 30 y 40 años de reclusión. Un grupo en el que figuran terroristas sanguinarios como Mikel Karrera ‘Ata’ y Garikoitz Aspiazu Rubina ‘Txeroki’.