ABC 12/12/13
· La campaña, dirigida a los catalanes «con raíces» en el resto de España, presenta una Cataluña idílica que oculta el coste real de la fractura.
Con un éxito más bien escaso, los impulsores del proceso soberanista vienen realizando una intensa campaña en las zonas que consideran no proclives a la causa. En ciudades de la Barcelona metropolitana, usando el castellano, limando los aspectos más conflictivos del proceso y pintando en definitiva un futuro idílico, grupos como la Asamblea Nacional Catalana (impulsores de las dos últimas manifestaciones de la Diada) y partidos como CDC y ERC salen de sus ámbitos naturales de influencia para intentar ganar adeptos a la causa de la secesión.
Tríptico secesionista en el que se dibuja una Arcadia feliz
Con mejor o peor acogida, la labor proselitista no se detiene, convencidos los impulsores del proceso de que sin la aceptación o, cuando menos, la no hostilidad de una mayoría de la población no abiertamente independentista, la secesión es imposible. Asociaciones y partidos soberanistas, al menos eso declaran, aseguran que su proyecto rupturista es inclusivo, que aspira a una mayoría social ahora mismo invisible, un proyecto para el que no dudan en dibujar una irreconocible Cataluña separada de España.
En este contexto, CDC, el partido de Artur Mas, lanzó en septiembre, pocos días después de la Diada, una campaña «informativa» en castellano y catalán dirigida a la población procedente, o con raíces, en el resto de España. A través de una «web», y también con el reparto de trípticos, Convergència Democràtica apela a la Cataluña inmigrante.
«Aquí es el gallego. En el pueblo es el catalán. Orgulloso de sus orígenes. Orgulloso de Catalunya», se lee en la portada del folleto, repartido en determinados actos del partido y que hace pocos domingos fue encartado en un diario editado en Barcelona. De manera esquemática, el folleto plantea las dudas que podrían asaltar sobre el proceso a quien de antemano no esté convencido del mismo. Como era de esperar, las respuestas dibujan una Arcadia feliz en la que las pensiones serán más altas y el nivel de vida aumentará.
Se trata, en definitiva, de ganarse a
la «población indecisa», tal y como definió el secretario de Organización de CDC, Josep Rull, cuando hace apenas dos meses presentó la campaña. «¿Qué gano yo con el Estado propio», señala la propaganda para, a continuación, informar, o desinformar, sobre aspectos como las pensiones, el sistema de salud, la relación con el resto de España, el castellano o la pertenencia a Europa.
«No importa si tus raíces están en Cataluña, en Andalucía o en Aragón. No importa si tu lengua materna es el castellano, el gallego o el catalán. Si vives en Cataluña, si crees que tu futuro y el de tus hijos está aquí, hay razones que deberías tener en cuenta para decidir sobre el futuro de Cataluña. Con la voluntad de todos construiremos un nuevo país», se explica.
Según aseguraba el secretario de organización de CDC, la campaña pretende convertirse en un «antídoto contra aquellos que quieren dividir el país, que quieren hacer creer que esto en un proceso de confrontación» y contra «los profetas del miedo, que han identificado a una parte determinada de la ciudadanía, a los que han hecho creer que peligran sus pensiones o que se les quieren arrancar sus raíces». Mezclando datos, tergiversando realidades, la campaña por la independencia también se hace en castellano.
ABC 12/12/13