EL MUNDO – 23/11/15
· Liquida el partido que ha gobernado Cataluña durante 27 añosAnuncia que en 2016 pondrá en marcha su próximo proyecto: «Para crear un país nuevo se necesitará un nuevo partido».
Decidido a alejarse de unas siglas desgastadas por presuntos casos de corrupción, Artur Mas verbalizó ayer por primera vez la fecha de nacimiento de la marca bajo la cual pretende diluir definitivamente a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). A inicios de 2016 se creará un nuevo partido que sustituirá a la formación que mayor poder ha ostentado en Cataluña –27 años de gobiernos de la Generalitat entre Jordi Pujol y Artur Mas– y que servirá, en palabras del president en funciones, «para crear un nuevo país».
Sin nombre ni estructura aún definidos, Mas se limitó ayer a anunciar que a comienzos de año «florecerá un árbol en Cataluña en forma de partido político» que agrupará a liberales, democristianos y socialdemócratas. Es decir, el electorado natural de la ya desaparecida coalición entre Convergència y Unió y que suponen «las tres corrientes que han configurado el tronco del catalanismo de las últimas décadas».
Mas aprovechó ayer la presentación de la lista de CDC para las elecciones generales para confirmar que ya se ha plantado «la semilla» para el nuevo partido. Un papel que otorgó a Democràcia i Llibertat (DLL), marca bajo la que los convergentes concurren al 20-D con el ex conseller de Presidencia Francesc Homs a la cabeza. Para Mas, el nacionalismo debe «construir ya» una alternativa y desvinculó este paso de las negociaciones atascadas con la CUP sobre su nombramiento como president. «Haya investidura o no, este país necesita un partido nuevo».
El president de la Generalitat, eso sí, eludió cualquier mención a los casos de corrupción que les han empujado a desprenderse de sus siglas históricas. El más reciente de ellos es el caso Petrum, por el que en octubre pasado fue detenido por la Guardia Civil su tesorero, Andreu Viloca, por el presunto cobro de comisiones irregulares a cambio de obra pública.
Mas, en cambio, centró el discurso que pronunció en el recinto modernista del Hospital de Sant Pau en augurar que la nueva formación será «un delta» donde «todo confluya» y desde el cual pilotar la independencia. También intentó explicar la refundación de su partido como la demostración de que CDC «no rompe con su historia», sino que demuestra que «ha evolucionado» al ritmo que exigen los tiempos políticos.
Una actitud contraria a la que achacó a sus ex socios de Unió y al PP. A estos últimos los acusó de ser incapaces de «librarse de los tentáculos» del franquismo. También acusó al Gobierno de querer «barrer» y «acabar con lo que significa Cataluña».
El primer paso para alejarse de las siglas de CDC lo dieron Mas y su equipo el pasado julio cuando, debilitados en las encuestas, forzaron a ERC a incorporarse a la coalición de Junts pel Sí (JxSí) a cambio de convocar elecciones anticipadas de carácter «plebiscitario» el 27-S. Con la candidatura de Democràcia i Llibertat, en la sede de la calle Córcega repiten estrategia y disimulan de nuevo sus siglas. Una actitud que se evidencia incluso en el material oficial y en la página web de DLL, donde sólo aparece el término convergents. Su argumento para el cambio de nombre responde, en cambio, a que ahora forman coalición con otros dos partidos, Demòcrates de Catalunya –escindidos de Unió– y Reagrupament.
Francesc Homs también defendió ayer que el objetivo de CDC «no es esconder las siglas». Para demostrarlo, sus primeras palabras antes de la fotografía oficial con los candidatos de Democràcia i Llibertat al Congreso y el Senado fueron para asegurar que se siente «orgulloso de formar parte de un partido formado por gente «comprometida y honesta». A partir de ese momento, y pese a que Mas había esquivado la cuestión, fue el candidato quien otorgó todo el protagonismo a la corrupción.
Tras su defensa cerrada a la naturaleza «honesta» de CDC, Homs anunció que la «contundencia será la marca de la casa» en Democràcia i Llibertat contra quienes acusen sin pruebas al partido o contra quienes, en sus filas, se demuestre que cometan delitos de corrupción. «Lo hemos hecho con anterioridad», dijo, en referencia implícita a la renuncia de Oriol Pujol como secretario general de CDC meses después de ser imputado por el caso ITV. Su salida del partido se produjo también pocos días antes de que su padre, el ex president Jordi Pujol, confesara públicamente haber ocultado a Hacienda una fortuna en el extranjero durante 34 años.
Homs también utilizó la puesta de largo de su lista para escenificar parte de esa «contundencia» prometida contra quienes se oponen a la independencia de Cataluña. El candidato recurrió a un paralelismo que admitió «provocador» y equiparó abiertamente a los adversarios de la independencia con «las hienas que se nos quieren comer». Su candidatura al Congreso, por el contrario, sería «la gacela con voluntad de sobrevivir».
El anuncio de Mas sobre el nacimiento de un nuevo partido se produjo en paralelo a la concentración que protagonizó la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para forzar a JxSí y la CUP a desbloquear el proceso secesionista, encallado por la negativa de la izquierda independentista a hacer a Mas president.
El líder de la ANC, Jordi Sànchez, fijó el 27 de noviembre como fecha límite para que los partidos lleguen a un acuerdo sobre la investidura del nuevo jefe del Ejecutivo catalán y la formación de un nuevo Govern. Sànchez también recordó que el 9 de noviembre se aprobó en el Parlament la declaración independentista que pactaron JxSí y la CUP y que insta a poner ya en marcha la «desconexión» de Cataluña del resto de España.
Tras una marcha a la que no asistieron primeras espadas de CDC o ERC y que fracasó en asistencia si se compara con movilizaciones masivas anteriores –la Guardia Urbana contabilizó a un millar de personas en el Parc de la Ciutadella–, Sànchez instó a contar para diciembre «con una nueva persona que pueda garantizar un gobierno para seguir avanzando». También acusó a España de dar a Cataluña «un trato colonial» y augurar que acabarán «perdiendo» a los catalanes.
La CUP se encargó ayer, en todo caso, de enfriar la imagen difundida durante la semana pasada de que se habían producido grandes avances en sus negociaciones con JxSí para la investidura de Mas. En un artículo publicado en El Periódico y firmado por los diputados Anna Gabriel y Benet Salellas y por el ex portavoz David Fernàndez, la izquierda independentista advirtió de que todavía no se ha llegado «a ningún acuerdo», pese a que desde CDC se traslada la idea de que se han hecho «concesiones» a la CUP.
Rechazaron que las tres vicepresidencias que Mas ofreció en el Parlament respondan a su propuesta de una presidencia coral. «La única concesión, y con algunos límites, es una moción de confianza a diez meses vista», explica la CUP en su escrito, advirtiendo de la posibilidad de abandonar las negociaciones y provocar nuevas elecciones si no detectan voluntad de «cambiar las cosas». «Si este proceso no sirve para detener desahucios y abrir ambulatorios, ¿para qué y para quién sirve?», se preguntan. Y otro tanto si «pervive un pujolismo sin Pujol».
EL MUNDO – 23/11/15