EL MUNDO 24/12/12
· Homs se perfila como ‘hombre fuerte’ pese a las críticas a su campaña electoral
· Al menos la mitad de consejeros repetiría en sus cargos tras el pacto CiU-ERC
Como si el plan soberanista que ha puesto sobre la mesa no constituyera una ruptura nítida con cualquier paradigma anterior, Artur Mas está preparando un Ejecutivo catalán de continuidad con la etapa que ahora finaliza. El líder de CiU, que hoy tomará posesión por segunda vez como presidente de la Generalitat, trabaja con la idea de cambiar muy pocas piezas en la estructura de su Ejecutivo, según todas las fuentes consultadas.
Lo más probable es que más de la mitad de los 11 departamentos de los que actualmente consta el Gobierno catalán sigan comandados por los mismos consejeros que ahora los dirigen.
En estas circunstancias, la novedad más importante sería la entrada como conseller de Francesc Homs, mano derecha de Artur Mas y hasta hoy portavoz del Gobierno catalán, a quien algunos sectores de CiU culpan de la campaña «mesiánica» que provocó que la federación se dejara 12 de sus 62 escaños el 25-N.
Pese a que el secretismo de Artur Mas con respecto a los nombramientos es total, como es habitual en la manera de tomar decisiones del líder de CiU, poco a poco van filtrándose comentarios y conversaciones que apuntan a que Homs entraría, pese a todo, a formar parte del Govern al frente de algún macrodepartamento, que podría ser Presidencia.
De confirmarse esta tesis, Homs se convertiría en el hombre con más poder del Ejecutivo catalán, por detrás de Mas pero por delante de Joana Ortega, que, aunque se mantendría casi con toda seguridad como vicepresidenta de la Generalitat -le ayudan su militancia en Unió y su gran relación con Josep Antoni Duran Lleida, además de su condición de mujer-, tendría mucha menos influencia real que el nuevo superconseller.
Ese poder de Homs se incrementaría si asumiera las competencias en política exterior. Mas ya anunció durante la campaña que cree fundamental, en unos meses que piensa dedicar primordialmente a preparar la consulta independentista, dedicarse a «internacionalizar el conflicto» catalán. Y que algún consejero del Gobierno que forme dedicará parte de su tiempo a dirigir esa derivada de la acción gubernamental.
Además, aunque el resultado electoral hubiera aconsejado a Mas guardar en un cajón esa promesa, hay un punto del pacto que suscribió con Esquerra Republicana en el que el nuevo Gobierno catalán se compromete a «impulsar la internacionalización del derecho a decidir del pueblo de Cataluña».
En otro momento del acuerdo se afirma en cuanto a los recortes sociales: «Habrá también que llevar a cabo un programa de comunicación que tenga por objeto transmitir a la opinión pública, a las autoridades europeas y a la comunidad internacional el esfuerzo que está haciendo Cataluña y la actitud manifiestamente desleal del Gobierno español».
Sin embargo, también es posible que, tras la calamitosa campaña electoral, Homs se viera privado de esa responsabilidad, que también podría recaer en Andreu Mas-Colell -que será el otro peso pesado del Ejecutivo y continuará, con toda probabilidad, al frente de Economía- o Germà Gordó, si el hasta ahora secretario del Govern ocupa finalmente una cartera.
La «muy posible» -según fuentes conocedoras del proceso- entrada de Homs contrastaría con la salida del hasta ahora titular de Territorio y Sostenibilidad, Lluís Recoder, que se da por segura.
Recoder ya sonó en su momento, antes del congreso de Convergència de 2008, como la alternativa moderada a Mas, de quien por aquel entonces aún no se sospechaba que fuera capaz de llevar la apuesta independentista de CiU hasta los niveles actuales.
El presidente catalán desactivó esa oposición interna incluyéndolo en la dirección del partido tras ese cónclave. En cualquier caso, los sectores más soberanistas de Convergència nunca se han fiado de él, y ahora sospechan que se retira para prepararse la sucesión de Mas en pocos meses, si se confirma que no puede llevar a cabo sus objetivos políticos y acaba retirándose de la política, como prometió.
También se da por hecha la salida del consejero de Empresa, Xavier Mena: era independiente y la intención de Mas esta vez es formar un Govern más político. Lo mismo sucede con la titular de Justicia, Pilar Fernández Bozal.
En cambio, es más que probable la continuidad de Josep Lluís Cleries (Bienestar Social) e Irene Rigau, que, desde Educación, seguirá encargada de dar la réplica al ministro José Ignacio Wert.
No parece que deba sufrir tampoco Josep Maria Pelegrí (Agricultura), a no ser que Duran prefiera tenerlo controlando el partido en vez de dentro del Ejecutivo.
Menos clara está la situación de los dos consejeros que han afrontado el mayor desgaste de los recortes sociales en los dos años que ha durado la última legislatura: el de Interior, Felip Puig, encargado de sofocar las protestas -a menudo con una intensidad cuestionable-, y el de Salud, Boi Ruiz. Mas podría decantarse por mantenerlos a ambos para no quemar a nadie más. Tampoco es definitiva la continuidad de Ferran Mascarell en Cultura.
Pero quedarán todavía muchas dudas por despejar, como si Mas se atreverá a formar un Govern con tan pocas mujeres, si reducirá finalmente el número de carteras o si escuchará los cantos de sirena de ERC, que anunció su intención de «sugerir» consejeros aunque haya optado por quedarse fuera del Ejecutivo.