EL MUNDO 01/09/14
· Más de 5.000 personas claman bajo la lluvia en Barcelona contra la decisión del TC· TV3 corta sus emisiones habituales para retransmitir en directo las protestas
El proceso soberanista catalán cuenta desde ayer con una nueva demostración de fuerza en las calles con la que mantener vivo el desafío al Estado. En esta ocasión, la escena careció de la preparación de las manifestaciones masivas de las tres últimas Diadas. Sin embargo, se tradujo en la imagen de miles de personas bajo una incesante lluvia clamando en plazas de toda Cataluña en favor de la independencia y contra la decisión del Tribunal Constitucional (TC) de suspender la consulta del 9 de noviembre.
Como también sucediera con la gran manifestación de la Diada de 2012, en esta ocasión volvió a ser el Govern de Artur Mas el que se encargó de espolear horas antes la movilización ciudadana, para responder con ella a los recursos legales presentados por el Gobierno contra la Ley de Consultas y la convocatoria del 9-N, cuya primera consecuencia ha sido la suspensión de ambas.
Fue el portavoz del Govern, Francesc Homs, quien horas antes de que comenzaran las concentraciones se encargó en rueda de prensa de convocar a los ciudadanos, recordándoles la importancia de que la calle mantenga el pulso al Estado. «Este proceso –y particularmente se verá los próximos días– necesita de movilización y unidad política. Si falla una de estas dos cosas, el proceso generaría interrogantes», aseguró. Poco antes, el también conseller de Presidencia anunciaba que el Govern sí enfriaba, por su parte, algo de su beligerancia al suspender, como consecuencia de los autos del TC, la campaña institucional puesta en marcha para movilizar el voto para el 9 de noviembre.
El Govern aprovechó así de nuevo la capacidad de movilización que vienen demostrando la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural –organizaciones independentistas responsables de las últimas Diadas y de impulsar el proceso soberanista– desde que comenzara el reto secesionista en 2012. Fueron ambas organizaciones independentistas las que, con la certeza de que el TC cercenaría el proceso tras los recursos del Gobierno, convocaron hace días una respuesta ciudadana para ayer a las 19.00 horas ante los ayuntamientos de toda Cataluña. Un llamamiento al que se sumaron todos los partidos favorables a la consulta –CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP– y al que respondieron miles de personas en decenas de municipios, pese a que a esa hora se preveían lluvias en prácticamente todo el territorio.
La cuenta oficial de ERC en la red social Twitter daba cuenta de la necesidad de movilización que necesitan ahora los partidos: «Si llueve, coged paraguas o impermeable, pero hoy todo el mundo delante de los ayuntamientos a las 19.00 horas».
Las precipitaciones no impidieron así las protestas contra el TC. Destacó la de Barcelona, donde más de 5.000 personas –según los cálculos oficiales de la Guardia Urbana sobre la capacidad de la plaza que acoge el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat– resistieron el chaparrón durante más de dos horas. A las siete de la tarde, cuando el polémico reloj instalado en Sant Jaume que marca la cuenta atrás hasta la consulta marcaba exactamente «39 días. 5 horas», una plaza saturada también en sus principales accesos clamó en defensa de la independencia y bajo el grito de «votaremos», reclamando al presidente de la Generalitat, Artur Mas, que no dé «ni un paso atrás».
Al final del acto se desplegó una lona gigante en favor del 9-N, mientras por los altavoces sonaba Els Segadors, el himno oficial de Cataluña, y decenas de manifestantes entonaban también la canción L’Estaca de Lluís Llach, símbolo contra el régimen franquista.
A la misma hora, en Gerona más de 4.000 personas llenaban la plaza del Vi, las mismas que la Policía Local cifró en la plaza del Ayuntamiento de Tarragona y que se sumaron a las 3.000 concentradas Lérida.
En Barcelona se pudo ver a los principales representantes de los partidos que defienden la consulta. Entre ellos, el coordinador nacional de Convergència (CDC), Josep Rull; el líder de ERC, Oriol Junqueras; el colíder de ICV-EUiA Joan Herrera, y el diputado de la CUP Quim Arrufat. Representó a Unió Antoni Castellà, secretario general de Universidades de la Generalitat y miembro del sector soberanista del partido democristiano. El líder del partido, Josep Antoni Duran Lleida, se encontraba ayer de viaje en Colombia.
El máximo representante en el acto de Barcelona del partido en el Govern fue Josep Rull, quien aseguró ante la prensa que «ni el Gobierno español ni el Constitucional podrán frenar la voluntad de los catalanes» e insistió en restar imparcialidad al Alto Tribunal, el cual cree «manipulado por el Gobierno español».
Como colofón del acto, la actriz Sílvia Bel leyó un manifiesto en el que se acusaba al Estado de «enmudecer al pueblo catalán» y al TC de ser «poco respetuoso con las reglas democráticas». La presidenta de la ANC, Carme Forcadell, aprovechó también la concentración para advertir al Gobierno de que «ningún tribunal podrá coartar el futuro de los catalanes». Sobre la misma tarima donde se encontraban los representantes políticos, Forcadell proclamó: «Nadie nos va a parar».
Aunque la dimensión de las movilizaciones de ayer fue muy inferior a las anteriormente vividas en defensa del proceso, TV3 y su canal de noticias 24 horas –3/24– decidieron cortar sus emisiones habituales y activar una programación especial que no estaba contemplada en la parrilla oficial. Así, ambos canales dedicaron programas especiales en directo desde Sant Jaume –en el caso de los informativos de TV3 de hasta 50 minutos–, durante los cuales entrevistaron al portavoz del Govern, Francesc Homs. Éste, que siguió el acontecimiento desde el interior del Palau de la Generalitat, agradeció «el servicio público» del canal autonómico, el cual realizó una nueva entrega de la jornada coincidiendo con el descanso del encuentro de Champions League de fútbol entre el Paris Saint Germain y el FC Barcelona.
A la concentración de la plaza de Sant Jaume le prosiguió otra movilización de marcado carácter simbólico, en esta ocasión protagonizada por la CUP y miembros de la izquierda independentista radical y alimentada a través de Twitter. A imitación del movimiento del 15-M y encabezados por el diputado de la CUP David Fernández, decenas de personas intentaron acampar ante la Delegación del Gobierno y permanecer allí hasta el 9 de noviembre, pero fueron rápidamente desalojadas.