EL MUNDO – 24/05/14
· Los catalanes votan mañana con la vista puesta en otras urnas: las de la consulta del 9 de noviembre, que el Govern exhibió ayer a la desesperada para tratar de convencer a los soberanistas de que su apuesta va en serio.
Consciente de que puede salir debilitado de las europeas, Artur Mas ha multiplicado su presencia en la campaña. A CiU no le salen las cuentas. Es muy posible que las primeras elecciones europeas de la historia que no gane el PSC en Cataluña no caigan finalmente de su lado, sino del de Esquerra. Para tratar de evitar ese peligro, que debilitaría a Mas en el plano interno y a ojos del Gobierno y la comunidad internacional, la federación nacionalista culminó ayer una última semana de actos frenética, en la que ha tocado a rebato entre su gente y ha llamado a los catalanes independentistas a ejercer el «voto útil».
A esa estrategia responde también la publicación ayer en La Vanguardia de una fotografía de las urnas de la consulta prevista para el 9 de noviembre: CiU trata de convencer a los soberanistas de que está completamente comprometida con el proceso. La vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, aseguraba además en un artículo que «hace meses que se trabaja discretamente en la logística» de un referéndum que, en privado, los propios nacionalistas admiten que tienen muy difícil celebrar, y que seguramente acabará sustituido por unas elecciones autonómicas anticipadas.
La Generalitat, que también tiene ya listas las papeletas de votación, está preparando 6.000 urnas de cartón a dos euros cada una, un precio bajo que le permitiría esquivar un concurso público y posibles problemas de índole legal.
La promesa de Ortega de que «todo estará listo» para el 9 de noviembre busca abortar una de las consecuencias de la aventura emprendida por Mas: que ERC siga engordando electoralmente mientras CiU se desangra. Mañana, una situación como ésta, que es la que detectan las encuestas, puede tener por primera vez una plasmación en datos en las urnas, y en la federación sospechan que el batacazo podría ser mayor de lo esperado.
El presidente de la Generalitat se ha implicado a fondo en los últimos días para tratar de taponar fugas. Al contrario de lo que ha sucedido con Josep Antoni Duran Lleida, cuya relación con Convergència es cada vez más tirante: no ha participado en los últimos mítines pretextando una lesión en la espalda y se ha dedicado a atacar por Twitter a Esquerra. A partir del lunes habrá que contar mucho con él.
Mas pidió ayer de nuevo que el voto independentista se concentre en CiU. «No nos arrugaremos, pero necesito al lado al pueblo catalán. Si el domingo no reforzamos la posición, será mucho más difícil», advirtió, informa Javier Oms. El candidato, Ramon Tremosa, ha pasado casi desapercibido durante la campaña.
Ante la evidencia de que los resultados de las elecciones de mañana se interpretarán bajo el prisma de la consulta, los partidos implicados en el plan de Mas llevan toda la campaña pidiendo que la participación sea elevada en Cataluña. No será demasiado difícil superar la de 2009, que se quedó en el 37%, ocho puntos por debajo de la del conjunto de España. Sin embargo, los mítines de todos los partidos han deparado imágenes desangeladas, para desesperación de quienes, desde el independentismo, buscaban una movilización masiva.
Mientras ERC seguía ayer asustada de su propio impulso e insistía en que seguirá apoyando a Mas pase lo que pase mañana, PSC y PP cerraban sus campañas como las empezaron. Los socialistas, revitalizados por la visita de Carme Chacón –el jueves acogieron también a Manuel Valls, Martin Schulz y Felipe González–, planteando las elecciones como un plebiscito contra Mariano Rajoy y rezando por mantener al menos la mitad de los 700.000 votos que obtuvieron en 2009; los populares, presentándose como la única opción frente al independentismo y presumiendo de la incipiente recuperación económica.
Edificios del Govern para el 9-N
El Govern está trabajando para que se pueda votar en todos los municipios catalanes, incluso en aquellos que han rechazado la propuesta de la Generalitat para colaborar en la consulta soberanista. Hace meses, la vicepresidenta, Joana Ortega, remitió cartas a los 947 ayuntamientos de Cataluña para pedir ayuda en este proceso, de los que han respondido 411. En algunos de ellos se ha rechazado colaborar con la Generalitat, por lo que la Administración catalana podría situar los puntos de votación en edificios de su propiedad.