SALVADOR SOSTRES, EL MUNDO – 15/08/14
· Junqueras asume que no puede confiar en el presidente de la Generalitat.
Mas lo ha vuelto a hacer. Al igual que en 2006 engañó a ERC haciéndole creer que formaban parte del mismo equipo para salvar el Estatut que había aprobado el Parlamento de Cataluña, y se fue a continuación a La Moncloa para recortarlo dramáticamente con Zapatero, a cambio de que éste le asegurara la Presidencia de la Generalitat, ahora ha engañado a Oriol Junqueras pactando con Rajoy que la consulta no va celebrarse sin el aval del Tribunal Constitucional, a cambio de aquella lista de 23 puntos, que vendría a ser una avanzadilla de lo que se ha venido en llamar tercera vía.
El primer fin de semana de agosto, el presidente Mas acudió, como cada verano desde hace cinco años, a cenar a la ostentosa mansión que Pilar Rahola tiene en Cadaqués. La novedad de esta vez es que se quedó a dormir, y a Rahola le faltaron megáfonos al día siguiente para contarlo. Durante la velada, Mas explicó que la consulta no va a celebrarse y que su plan es intentar agotar la legislatura y convocar elecciones en 2016 con carácter plebiscitario, aunque también prevé el escenario de que ERC no le fíe tan largo, en cuyo caso las adelantaría al mes de febrero de 2015.
Es lo mismo que había explicado, unos días antes a sus arietes mediáticos, con el argumentario correspondiente, para disimular que una vez más faltará a su palabra –«los catalanes votaremos sí o sí el 9 de noviembre»– y para forzar a Esquerra a que entre en el Gobierno, asuma parte del desgaste de mandar en estos tiempos y acepte luego concurrir a las elecciones llamadas plebiscitarias bajo una única candidatura, con la excusa de formar un gran bloque independentista, pero con el objetivo de evitar que CiU sea por primera vez derrotada en unos comicios al Parlament y Mas no tenga más remedio que marcharse a casa.
El jueves de la semana pasada, Mas y Junqueras tuvieron una discreta reunión, que fue la que terminó peor de cuantas hasta la fecha han mantenido. Mas le explicó su plan B a Junqueras –ese plan B que en público siempre ha negado tener– y éste se sintió engañado por quien en diciembre le había prometido que forzaría hasta el final la celebración de la consulta. Junqueras piensa que es especialmente cínico que Mas rompa su compromiso con la excusa de la ilegalidad, pues desde el primer momento se sabía que, lógicamente, España no iba a ceder su soberanía y que la consulta sólo podría, puede y podrá celebrarse al margen de la ley. Si por ello había que rendirse, no merecía la pena ni haber empezado.
Pese a la evidencia de la enésima mentira de Mas y a la profunda decepción de Junqueras, ambos líderes pactaron no hacer declaraciones ni movimientos tácticos y volverse a ver antes de la Diada. Al cabo de tres días, y como un goteo incesante, la vicepresidenta, Joana Ortega, el consejero Santi Vila y Joan Rigol, coordinador del Pacto por el Derecho a Decidir, salieron a decir exactamente lo que Mas le había dicho a Junqueras, de modo que en menos de tres días el presidente de la Generalitat defraudaba por segunda vez la confianza de su principal aliado en el proceso. Por si quedaba alguna duda, un periodista preguntó a Rigol, pedante, pero discreto, por qué motivo había salido a hacer aquellas declaraciones. «Cumplo órdenes del presidente» fue su aclaratoria respuesta.
Junqueras empieza a asumir que no puede confiar en Mas. Nunca confió en él ciegamente, pero le concedió el beneficio de la duda. Ahora se da cuenta de que incluso en eso fue demasiado generoso. Si Mas no ha sido capaz de saltarse la ley para celebrar la prometida consulta, ¿cómo se atreverá a algo mucho más grave como declarar unilateralmente la independencia de Cataluña? Si Mas no se ha atrevido a celebrar la consulta, con el amplio consenso institucional con que la consulta cuenta, ¿cómo va tener la osadía de proclamar unilateralmente la independencia con el único apoyo de ERC y, tal vez, la propina de la CUP?
Mas tiene previsto convocar la consulta entre la Diada y el 24 de septiembre y renunciar a celebrarla cuando el TC la suspenda cautelarmente o se pronuncie en contra. A partir de ahí, iniciará una campaña de acoso y derribo a ERC para hacerles quedar como unos insolidarios que no se quieren comprometer con el Gobierno del país y como unos traidores que no quieren concurrir a las elecciones bajo una sola candidatura porque son más egoístas que patriotas y sólo les interesa llegar al poder.
Siempre ha sido así: el gran enemigo de CiU nunca ha sido el PP o el PSOE, con quienes ha pactado sin problema y con magníficos resultados. El gran enemigo ha sido Esquerra, porque CiU es un aparato pensado y creado para administrar el tinglado y ERC quiere hacer saltar por los aires el tinglado para lograr su único objetivo, que es la independencia. Mientras Mas intenta marear la perdiz, vistiendo de prudencia y sensatez su burdo intento de ganar tiempo, Junqueras está llegando a la conclusión de que sólo si ERC consigue una abrumadora mayoría electoral tendrá la fuerza suficiente para desafiar en serio a España.
SALVADOR SOSTRES, EL MUNDO – 15/08/14