EL MUNDO – 29/08/14
· Artur Mas conmemorará la Diada en el feudo de ERC. Concretamente en el Fossar de les Moreres, escenario que recuerda a los combatientes caídos durante el sitio borbónico a Barcelona y que es habitualmente empleado tanto por ERC como por la CUP en sus homenajes a los «héroes» de 1714.
El presidente de la Generalitat convertirá la conmemoración institucional de la Diada en una «reivindicativa» ceremonia independentista, y para ello Mas ha decidido suprimir el acto institucional que cada año tiene lugar en los aledaños del Parlament y valerse de un escenario más simbólico para caldear la explosión independentista que el Govern pretende promover este 11 de septiembre y no abandonar hasta la convocatoria de la consulta. Con ese objetivo, el Ejecutivo catalán adelantará un día el inicio de la celebración y la abrirá con una ofrenda floral en el Fossar de les Moreres que tendrá lugar la tarde del día 10. El Govern busca dotar a esa ceremonia del máximo rango institucional, y por esa razón estará presidida por el propio Mas y la presidenta de la Cámara catalana, Núria de Gispert.
Poco después, al alcanzar la medianoche, el mismo espacio acogerá la culminación de la tradicional marcha de las antorchas que ERC organiza en la víspera de la Diada para honrar a los caídos durante 1714. También se espera que la manifestación independentista que organiza la CUP y otros grupos secesionistas extraparlamentarios el 11 de septiembre acabe en este simbólico lugar en el que, Diada tras Diada, varios encapuchados coronan la marcha con la quema de banderas españolas, francesas y de la Unión Europea, así como de fotografías del Rey.
El Govern no abandonará la ya conocida como zonacero del independentismo para completar la celebración del 11 de septiembre. El barrio del Born de Barcelona, en el que se concentraron los hechos de 1714 y se inscribe el Fossar de les Moreres, albergará otra patriótica puesta en escena presidida por el presidente de la Generalitat y que consistirá en un «simbólico acto de resistencia» protagonizado por 300 violonchelistas que, «armados» con sus instrumentos, evocaran la lucha de los soldados que defendieron la ciudad del sitio borbónico interpretando una pieza musical. La performance se realizará ante el Born Centre Cultural, el equipamiento que contiene las ruinas de la Barcelona destruida durante la Guerra de Sucesión y que el Ayuntamiento de la capital catalana ha restaurado con una inversión de 74 millones de euros.
La ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova, el conseller en cap de Barcelona durante el sitio a la ciudad, finiquitará los actos institucionales, que no se extenderán más allá de media mañana para ceder el foco a la masiva concentración que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) planea para esta Diada, y con la que pretende llenar de manifestantes a favor de la consulta y la independencia la Diagonal y la Gran Vía barcelonesas.
El conseller de Presidencia, Francesc Homs, justificó los profundos cambios en el guión de esta Diada por la «excepcionalidad» de la efeméride y el contexto político actual. Defendió Homs que la elección del Fossar de les Moreres no excluye a nadie de la celebración, no sin antes recordar la inscripción que preside el monumento y que reza: «Aquí no se entierra a ningún traidor». La percepción del también portavoz del Govern no fue compartida por PP y Ciutadans, que volverán a ausentarse de la conmemoración de la Diada por su sesgo independentista. Sí acudirá el PSC. Su líder, Miquel Iceta, avaló los cambios en la celebración y argumentó que el Fossar de les Moreres no es sólo un símbolo separatista.
Sin embargo, la intención soberanista de esta Diada es indiscutible. Ayer mismo lo subrayó otro de los encargados de presentar el contenido de los festejos, el vicepresidente del Parlament Lluís Maria Corominas, quien aclaró que la Diada ha sido planteada con la voluntad de ser «masiva» y de «reivindicar las libertades y la soberanía de Cataluña como país».
El modo de conseguir esa soberanía sigue dividiendo al Govern. Ayer, uno de sus miembros más críticos con la deriva secesionista de Mas, el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, volvió a salir a escena para contradecir el discurso oficial del Ejecutivo catalán. Vila reconoció al Tribunal Constitucional (TC) como «árbitro» en el conflicto entre el Gobierno y la Generalitat por la consulta y pidió respetar su decisión. El conseller advirtió de que «la alternativa a no respetar la ley es la inseguridad y la incertidumbre» y cargó contra las formaciones que, como ERC, reclaman desobedecer al Alto Tribunal y sacar las urnas a la calle aunque la ley de consultas y el decreto de convocatoria del referéndum sean suspendidos.
El díscolo miembro del Govern reclamó que se deje de cuestionar el papel del TC, pero al mismo tiempo censuró que se dé por hecho que prohibirá la consulta. «A los magistrados que se tengan que posicionar sobre esta ley no les será fácil justificar que es ilegal y que no se ajusta a derecho».
Vila no tardó en encontrar respuesta a sus valoraciones desde el ala más soberanista de CDC. Su coordinador general, Josep Rull, pidió «unidad» para sacar adelante el órdago al Estado y advirtió de que «la decisión final sobre el 9 de Noviembre se tomará desde Cataluña». Rull recurrió a la ambigüedad empleada en los últimos días por el Govern, pues su réplica podría simplemente aludir a la reunión prometida por Mas a las fuerzas que pactaron la celebración de la consulta para comunicarles su determinación ante el veto del TC. Decisión que previsiblemente conducirá a la convocatoria de elecciones anticipadas, pese a que la formación liderada por Oriol Junqueras amenaza con no volver a pactar con CiU si Mas se plega ante el TC.
EL MUNDO – 29/08/14