Mas justifica los insultos y el acoso a la fiscal jefe de Cataluña

EL MUNDO 15/02/17

· El soberanismo presume de que la suya es «la revuelta de las sonrisas». Por eso ha encajado mal los insultos a la fiscal jefe de Barcelona a las puertas del juicio contra Artur Mas por el 9-N.
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El Govern minimizó el incidente, y Artur Mas acusó al Estado de tratar de presentar al independentismo como «violento» amparándose en «dos o tres» personas.

Los insultos a Ana Magaldi protagonizaron ayer, muy a pesar del Govern, la actualidad del día en Cataluña. El PDeCAT –la antigua Convergència– vio cómo peligraba la estrategia que inició la semana pasada, durante el juicio a Mas y las ex consejeras Joana Ortega e Irene Rigau por su participación en el «proceso participativo» del 9 de noviembre de 2014.

Los neoconvergentes reunieron, con la ayuda de la ANC y echando mano de autocares, a varios miles de personas frente al tribunal durante el primer día del juicio. Los partidos no independentistas ya criticaron la «presión» a la Justicia que en su opinión constituía esa concentración, pero los insultos a la fiscal jefe de Barcelona han deteriorado definitivamente la idea de un independentismo masivo e idílico que los neoconvergentes querían fijar en el imaginario colectivo.

La polémica ha cogido al PDeCAT en plena operación retorno de Artur Mas. El ex presidente catalán ya ni siquiera niega, como hasta hace unos días, que tenga intención de volver a ser candidato a la Generalitat. Ayer, en una conferencia en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona en la que fue preguntado por el acoso a Magaldi, Mas dijo que lo que ocurre es que el Estado pretende presentar al independentismo como «intolerante y violento».

Tras calificar de «reprobables» los insultos, Mas explicó su teoría de que «se está intentando cambiar el marco mental del proceso soberanista catalán», para hacerlo aparecer como algo propio de gente que amenaza, «y eso es falso».

En opinión del ex president, el Estado recurre a esta táctica porque «el juicio del 9-N no les ha salido bien». «Los que sí han presionado» a la Fiscalía, añadió, «son diferentes estamentos del Estado, empezando por el Gobierno del PP». Subrayó que el movimiento soberanista «ha demostrado sus buenas formas, su raíz democrática y pacífica y su actitud cívica», y para probarlo se refirió a las multitudinarias manifestaciones de las últimas Diadas, en las que no se produjeron incidentes.

El Govern también minimizó las increpaciones a Magaldi. La portavoz del Ejecutivo catalán, Neus Munté, aseguró que a la Generalitat no le consta ningún «incidente remarcable» durante el juicio, e incluso puso en duda que el episodio tuviera lugar en realidad cuando aludió a los «posibles insultos» que se profirieron e insinuó que, en todo caso, no constituyen delito.

Pero la fiscal jefe de Barcelona sí vio preocupante el comportamiento de algunos manifestantes durante el juicio de la semana pasada. Tras las numerosas muestras de apoyo después de los insultos que recibió en las puertas del Palacio de Justicia el pasado viernes, Ana Magaldi quiso detallar que temió por su «integridad» cuando una persona se le acercó y le dijo: «Tú eres la Fiscalía, tú nos condenas por poner las urnas». Magaldi aseguró que ese ciudadano tenía una «mirada de odio» como no había visto otra en sus 64 años y que cree no olvidará «en la vida».

Por eso, estudia abrir diligencias contra esta persona por un presunto delito de coacciones y ha pedido a los Mossos d’Esquadra que conserven las imágenes del exterior del Palacio por si deben identificar al manifestante.

La fiscal jefe volvió a explicar que tras salir del juicio por el 9-N justo detrás de Mas, Ortega y Rigau fue recibida por un grupo de una veintena de independentistas a gritos de «fascista», «eres una mierda» y «vete de Cataluña». Entonces Magaldi se paró ante los insultos. «Por la dignidad de la institución que represento, lo que yo no podía hacer era agachar la cabeza y salir corriendo de aquella situación», afirmó. Además, reiteró que poco después se le acercó una persona a afearle que la Fiscalía condenase por poner las urnas por lo que le intentó explicar que el Ministerio Público no juzga, sólo acusa, y que ella es la fiscal jefe de Barcelona, no el organismo en su conjunto, aunque desistió al ver que el manifestante seguía con sus acusaciones.

Para salir de la situación, Magaldi pidió ayuda a los Mossos d’Esquadra que custodiaban el dispositivo de seguridad del Palacio de Justicia, por lo que un agente de paisano acompañó a ella y a otros fiscales que también habían acudido al juicio. Ella misma informó de este incidente el mismo viernes por la tarde a la Fiscalía General del Estado, que emitió un comunicado de condena. También aseguró que los manifestantes «sabían perfectamente a quién estaban increpando». En este sentido remarcó que tanto los fiscales del juicio por el 9-N como los tres magistrados que componían el tribunal acudieron a las sesiones del juicio con servicio de protección policial.

Ayer llamó de nuevo la atención las diferentes perspectivas con la que abordaron el asunto el PDeCAT y ERC, socios en el Gobierno catalán. Mientras los primeros minimizaban los insultos, los republicanos los condenaban sin paliativos, en lo que pueden interpretarse como las primeras divergencias estratégicas de cara a unas elecciones catalanas que pocos dudan que se celebrarán este 2017. El diputado de ERC Gabriel Rufián dijo que «cualquier persona con un mínimo de decencia debe condenar» el acoso a Magaldi.

La CUP fue, como acostumbra, el partido más duro. El diputado autonómico Benet Salellas afirmó que la Fiscalía «no puede politizar sistemáticamente la justicia» y después «extrañarse de que la gente le replique, conteste o impugne su actuación». También instó a Magaldi a «asumir las consecuencias» de sus actos.

Las formaciones no independentistas apoyaron a la fiscal jefe de Barcelona. Catalunya Sí que es Pot –la marca que agrupa a Podemos e ICV en el Parlament– afirmó que «los insultos hacen un flaco favor a los encausados». C’s lamentó «la confrontación y la presión a los fiscales», y el PSC pidió que puedan hacer su trabajo «con plenas garantías».

El ex ministro Josep Piqué se sumó ayer a las críticas por los insultos a la fiscal jefe y tachó de «fascistas» a quienes la presionaron a las puertas de la Audiencia. En una conferencia organizada por Societat Civil Catalana, Piqué sostuvo que «no hay nada más fascista que no aceptar la discrepancia» y dejó entrever que se trata de una actitud más generalizada. «A veces me da la impresión de que en Cataluña tenemos demasiados fascistas», dijo, informa Javier Oms.