Más luces que sombras

EL CORREO 03/06/14
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

La abdicación de un rey en una monarquía parlamentaria no debería ser vista como algo excepcional, aunque un relevo al frente de la Corona no es algo que ocurra con la frecuencia de los cambios en las mayorías de gobierno. Aunque sea poco habitual, no es algo anormal. En el último año, los monarcas de Holanda y Bélgica renunciaron al trono en favor de sus herederos. Don Juan Carlos se convierte en el tercer monarca europeo que en poco tiempo se hace a un lado por razones de edad para que un nuevo rey más joven asuma la jefatura del Estado.

La gran diferencia que hay entre la renuncia de don Juan Carlos con las de la reina Beatriz de Holanda y de Alberto II de Bélgica es, probablemente, el clima de crisis económica y política que afecta a España y que no afectaba, al menos no con la misma intensidad que a nosotros, a esos dos países. El relevo en la cabeza de la monarquía española se produce en un momento en el que se acumulan múltiples crisis. A los problemas económicos, se une el desafío de los nacionalistas catalanes y vascos con las correspondientes tensiones territoriales y el cuestionamiento de la Constitución. Está

también presente el desgaste de los dos grandes partidos nacionales, el PSOE y el PP, que han sido claves para asegurar la estabilidad política española.

En lo que afecta específicamente a la Corona, hay que constatar un aumento del activismo pro-republicano que quiere cuestionar la forma de Estado aprovechando el deterioro de la popularidad que ha sufrido la Corona en los últimos años. Es un activismo que quiere hacerse presente en la calle y en internet, pero que no tiene detrás una mayoría social suficiente como para cuestionar la monarquía.

El futuro Felipe VI va a tener que empezar su reinado en medio de importantes dificultades, pero no lo tuvo más fácil su padre para pilotar la transición del franquismo a la democracia y conseguir asentar el sistema de libertades. Don Juan Carlos contribuyó decisivamente a instaurar y defender el modelo democrático sustentado en la Constitución de 1978, un modelo que ahora aparece en crisis al verse cuestionados los partidos que han articulado la centralidad de este largo periodo de tiempo.

Don Juan Carlos abandona la Corona cuestionado de forma coyuntural por las encuestas, pero cuando su reinado se examine con una perspectiva amplia se verá que en su equipaje hay muchas más luces que sombras y el balance de esta larga etapa de nuestra historia será altamente positivo. Y un dato más que contribuirá a afianzar esa valoración positiva de don Juan Carlos será haber sabido retirarse oportunamente permitiendo la renovación de la Corona en un momento en el que la sociedad está reclamando nuevos aires en todas las instancias públicas. Dar el testigo a tiempo al Príncipe Felipe puede ser el último servicio del Rey a España.