EL MUNDO 18/10/13
Razones de protocolo fue el argumento que usó ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para hacer un desplante a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y delegar en el consejero de Empresa y Empleo, Felip Puig, su asistencia a un acto institucional de la patronal Foment del Treball.
Sin otra explicación, el presidente Mas declinó acudir a la tradicional entrega de la Medallas de Honor de la patronal, al quedar relegado a un segundo plano y no cerrar el turno de intervenciones de las autoridades, que correspondía a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, presidenta en funciones a causa del viaje de Mariano Rajoy. Un extremo, este último, que está regulado en la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, sobre el Gobierno, en su artículo 13.1.
No obstante, desde el gabinete de Presidencia del Govern, más allá de la comunicación al presidente de Foment del Treball, Joaquim Gay de Montellà, se expuso que el protocolo establece que Mas preside en Cataluña todos los actos a los que asiste, excepto en los que estén el Rey, el Príncipe Felipe o el jefe del Ejecutivo. Las mismas fuentes esgrimieron además que hasta el miércoles no tuvieron conocimiento de la asistencia de la vicepresidenta del Gobierno y que era una falta de protocolo que cerrara el acto en presencia de Mas.
Fue el consejero Puig quien recibió a Sáenz de Santamaría a su llegada a la sede de Foment y, junto al presidente de la patronal, conversaron distendidamente hasta el acceso a la sala, donde se procedió a la entrega de las medallas al presidente de Telefónica, César Alierta, y al empresario catalán Miguel A. Torres, propietario de las Bodegas Torres. A título póstumo también fue honrado Jordi Comas, que fue vicepresidente de Foment y que falleció en 2012.
A pesar de que la asistencia de Puig al acto estaba prevista, la entrega de los premios debía correr a cargo del presidente de la Generalitat. En su turno de intervenciones, Puig no aludió a Mas, a pesar de que los asistentes, más de un centenar de empresarios, tenían confirmada su presencia. También estaban en el auditorio la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna; la líder popular, Alicia Sánchez-Camacho, y el alcalde de la ciudad, Xavier Trias.
En un amplio repaso a los retos de futuro de la economía catalana, Puig defendió la necesidad de una «defensa pacífica y democrática para llegar a nuevos modelos de gestión y estructuras de Estado».
Con manifestaciones veladas sobre la situación política y las relaciones Cataluña–España, Soraya Sáenz de Santamaría pidió lealtad institucional al añadir que «cuando crecemos lo hacemos juntos, cuando compartimos un horizonte mejoran las expectativas de todos».
«La trayectoria de los empresarios y la Historia de España es un fiel reflejo de todo ello, hemos conseguido grandes logros y ahora nos enfrentamos a otros retos que se superarán sólo con responsabilidad compartida, con diálogo, con reformas estructurales», señaló. «Les ofrezco trabajar juntos, la sociedad civil, las instituciones, los gestores de empresas y el Gobierno para la recuperación», concluyó.