EL MUNDO 16/12/12
· Se muestra dispuesto incluso a aplazar su investidura con tal de pactar con Junqueras, quien reclama un referéndum en 2014
· El líder de Unió prefiere gobernar «dialogando semana a semana» antes que cerrar una fecha fija
Después de que la reunión con el líder de ERC, Oriol Junqueras, acabara el viernes sin acuerdo, Mas anunció ayer que está dispuesto a retrasar su investidura hasta enero con tal de contar con el apoyo de Esquerra. Ésa es la única fórmula que, según él, le garantizaría estabilidad. Aunque Duran Lleida piensa que CiU también puede gobernar negociando «semana a semana» el apoyo de otros partidos, el president parece dispuesto a presionar hasta el final a ERC para que acepte un pacto que no incluya una fecha concreta para la consulta independentista. En principio, la investidura está prevista para la próxima semana.
Cataluña seguía ayer en ebullición política después de la fallida reunión entre Mas y Junqueras. Todos daban por hecho que de ese encuentro saldría un acuerdo definitivo para investir president al líder de CiU y para convocar una consulta de independencia en los próximos años, pero la insistencia del presidente de ERC en que la fecha de la consulta figurase por escrito frustró las expectativas.
Ello no impidió que se celebrasen los consejos nacionales de Convergència, Unió y Esquerra, que debían servir para ratificar el pacto y que, en ausencia de éste, se convirtieron en un instrumento de presión hacia los otros partidos implicados en la negociación.
Quien llegó más lejos fue Mas. El presidente de la Generalitat en funciones no sólo dejó claro que es partidario de no establecer una fecha fija para la consulta, sino que anunció que su deseo es cerrar el acuerdo con ERC antes de ser investido.
Pese a que se tenía por seguro que el próximo viernes quedaría proclamado president, ayer recordó que hay un plazo legal de 10 días hábiles entre la constitución del Parlament, que tendrá lugar mañana, y la investidura. Si lo apura, podría llegar hasta 2013 -la sesión quedaría programada para el 3 y el 4 de enero-, lo que le daría un mayor margen para seguir negociando con Esquerra.
Mas trataba así de presionar a los republicanos que, como ha quedado claro, no se fían de una formación «que hace muy poco que es independentista» -según fuentes de la dirección de ERC- y que en el pasado ha garantizado la gobernabilidad de España pactando tanto con el PSOE como con el PP. Junqueras apoya ahora la investidura de Mas, pero no la estabilidad parlamentaria de su futuro Ejecutivo.
No fue la única arma de intimidación de la que echó mano Mas. Consciente de que la convocatoria de un referéndum de autodeterminación es un sueño largamente anhelado por los dirigentes y votantes de Esquerra, afirmó que si no hay pacto será «más difícil» la gobernación de Cataluña, pero también el proceso para celebrar esa consulta.
No obstante, el presidente de la Generalitat también intentó despejar las dudas de los republicanos, garantizando ante los miembros del Consejo Nacional de Convergència su «determinación total» de llevar a cabo la consulta independentista.
Las conversaciones entre ambas formaciones -aunque quizás sería más apropiado hablar de tres, vista la voluntad de Duran Lleida de marcar perfil propio para Unió- se reanudaron ayer mismo. CiU y Esquerra habían llegado a acuerdos para iniciar la «transición nacional» hacia la independencia de Cataluña y para reducir en unos 1.000 millones de euros los recortes de la Generalitat en 2013, que el Gobierno catalán ha cifrado en unos 4.000 millones.
Se haría con la implantación de nuevos impuestos -se habla de gravar las bebidas azucaradas o las centrales nucleares- y la recuperación de otros, como Sucesiones, que Mas eliminó nada más llegar al poder.
Pero todo quedó en el aire cuando Mas y Duran se negaron a poner fecha a una consulta que ERC quiere que se celebre sin falta en 2014, sobre todo por no desgastarse más de la cuenta dando apoyo a los recortes del futuro Govern.
Mientras tanto, en la sede de Esquerra intentaban recuperar el optimismo. Dirigentes del partido fueron muy críticos con CiU -y especialmente con Unió- tras el fracaso de la reunión entre Mas y Junqueras. Sin embargo, la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, llamó a los suyos a continuar negociando y afirmó que «hay más puntos de acuerdo que de desacuerdo».
Rovira explicó que CiU y ERC ya han pactado una hoja de ruta hacia la consulta hasta el 31 de diciembre de 2013, que incluye la creación de «estructuras de Estado» -como la Hacienda propia- y los pasos que daría la Generalitat para convocar el referéndum: intentar celebrarlo bajo la tutela de la Constitución; si no es posible, crear una ley catalana que cobije la iniciativa, y si el Gobierno español la recurre, acudir a instancias internacionales.
El problema es que CiU prefiere tener las manos libres a partir de ese momento y ERC prefiere que el acuerdo recoja que la consulta tendrá lugar en 2014. «Lo seguiremos intentando, no hay prisa. Necesitamos una semana más, o 15 días, no lo sé exactamente, para terminar las negociaciones», dijo la secretaria general de ERC.
Para sustentar ese optimismo, desveló que durante las conversaciones ya se había llegado a un acuerdo sobre un «consejo de transición nacional» y sobre hacer una declaración formal soberanista en el Parlament en la primera sesión de la nueva legislatura.
Rovira también quiso subrayar que la posición de ERC no es cerril en cuanto a la fecha. «Coincidimos en que en 2014 habrán quedado agotadas todas las vías legales para plantear el referéndum y la consulta, pero no pasará nada si vemos que tiene que hacerse en enero, febrero o marzo de 2015», aseguró.
En cualquier caso, como decía ayer otro dirigente de ERC, «la pelota está en el tejado de CiU». En vez de obtener la mayoría absoluta que buscaba, Mas perdió 12 diputados en las elecciones y ahora necesita a toda costa un pacto con los republicanos que le ahorre la catástrofe de volver a convocar unos comicios.