Santiago González-El Mundo
HEMOS llegado a la jornada de reflexión, fecha que se coloca en el calendario electoral justo al terminar la campaña y antes de comenzar la jornada electoral propiamente dicha. De alguna forma había que llamarla. No puede ser que tantos años después de aquel mano a mano entre Mitterrand y Valery Giscard d’Estaing en mayo de 1974, nadie vaya a un debate político sin saber cuánto cuesta un billete de metro, un suponer. Giscard no supo responder a la moderadora, que estaba con el candidato socialista, aunque ganó el debate al decir a su oponente: «Usted no tiene el monopolio del corazón de los franceses (aunque lo intentara con el de las francesas)». Inés Arrimadas y Marta Rovira fueron a lo de Jordi Évole sin saber cuál era la tasa de paro en Cataluña, ni el número de mujeres asesinadas por violencia de género en 2016.
El domingo pasado, Lluís Amiguet entrevistaba en ‘La Vanguardia’ a Carles Puigdemont, un tipo que se hace fuerte en sus ignorancias. Él no es de los que escarmiente con las equivocaciones previas, sean ajenas o propias: Le preguntaron por el paro juvenil y se equivocó en 10 puntos. La misma pregunta sobre catalanas víctimas de violencia de género fue espectacular. Respondió que 16 o 17 cuando eran cinco. Pero sus errores más impresionantes no fueron al responder sobre las materias propias del Gobierno. Lo mejor fue que a la pregunta sobre lo que más le gustaba de España, respondió: «La lengua española y sus clásicos. Y entre los modernos, Julio Cortázar, por ejemplo». ¿Se acuerdan de cómo nos reímos cuando Teresa Rodríguez, la alcaldesa prometida de Cádiz dijo que sus influencias políticas eran: su madre, Salvador Allende, Miguel Hernández y Lorca?
La campaña también ha tenido sociología de urgencia «Iceta está acaparando todo el voto gay», dijo Ana Rosa Quintana. Alberto González le aplicó una dosis de espabilina ‘in situ’: «Imagino que también estará acaparando el voto alopécico, el voto rechoncho, el voto miope y el voto de los fans de Queen. Creo que el PSC va atener una victoria holgada el día 21». @capicua_Mca extendió la lógica analítica con un trino impecable: «Y Albiol, el voto de los altos, Arrimadas el de los guapos, Rovira el de los tontos y Anna el de los cochinos. Bien, todo muy repartido».