EL MUNDO 24/04/13
· Sus compañeros le piden que pilote el proceso hasta que Cataluña tenga un Estado.
Artur Mas y Convergència eligieron la Diada de Sant Jordi, una de las jornadas más emblemáticas en Cataluña, para hacer pública la marcha atrás del presidente de la Generalitat en uno de los anuncios que hizo antes de las últimas elecciones: que, pasara lo que pasara, no volvería a presentarse a unos comicios «una vez que se alcancen los objetivos nacionales que el pueblo catalán decida». El problema de Mas y de CiU es que el 25 de noviembre lo trastocó todo. Habían pensado en arrasar y, en cambio, la federación perdió 12 diputados y se quedó muy lejos de la «mayoría excepcional» que había pedido. Ahora, los estrategas nacionalistas buscan la manera de que Mas se desdiga sin que se note demasiado, retorciendo las palabras, para evitar males mayores.
En realidad, según interpretó todo el mundo después de que el presidente anunciara en sede parlamentaria que adelantaba las autonómicas, el 25-N ya suponía un plebiscito. «Estas elecciones se convocan para que la población decida cuál debe ser su futuro como nación», afirmó textualmente entonces, sin plantearse un resultado adverso para CiU. El secretario de Organización de Convergència y figura soberanista en alza, Josep Rull, confirmó ayer que el partido quiere que el presidente siga. De hecho, planteó la necesidad de que Mas pilote el «proceso» hasta «la consecución del Estado propio».
Según explicó Rull, los dirigentes de CDC aprovecharon que en la reunión del lunes Mas estuvo ausente –se encontraba en Bruselas, donde constató que las instituciones europeas albergan «cierta preocupación» con respecto a la independencia de Cataluña, aunque no sobre su «derecho a decidir», según él– para plantear su continuidad más allá de la celebración de la consulta.
«El president Mas ya dijo que daría un paso atrás cuando culminase el proceso soberanista y éste no se culmina con la consulta, sino con el Estado propio», afirmó el secretario de Organización de CDC. Sin embargo, el cebo electoral de Mas en las últimas elecciones, su objetivo, no fue la independencia de Cataluña –de hecho no pronunció la palabra en toda la campaña–, sino la celebración de una consulta.
Rull añadió que la apuesta por Mas cuenta con un «nivel amplísimo de consenso» en el partido. Al tiempo, en los dos diarios de Barcelona más cercanos a CiU se lanzaban mensajes en el mismo sentido. En uno de ellos, El Punt/Avui, era el propio president el que abría la puerta a presentarse a la reelección. «En la última legislatura ya dije que lo que quería hacer es no volverme a presentar cuando hayamos llegado al final del proceso de transición nacional. Veremos cuándo y cómo acaba este proceso», dijo Mas en una entrevista.
Y añadió, preguntado por si volverá a presentarse a las elecciones: «Si el proceso no ha concluido y hace falta que yo esté, escucharé las opiniones que haya en este sentido. No me quiero eternizar, escucharé todas las opiniones, pero mi situación está vinculada al proceso y a su finalización, espero que con éxito».
Incluso el líder de Unió, en otras ocasiones tan alejado del sentir general de Convergència, mostró ayer total sintonía con sus socios. Seguramente preocupado por si el sustituto de Mas va aún más lejos que él, Josep Antoni Duran Lleida afirmó que, pese a que «no hay ninguna decisión tomada porque no hay elecciones convocadas», comparte la posición de CDC.
«Más allá de expresar el interés y la posición que para mí el mejor candidato es Mas, ahora tampoco es el momento de decidirlo», dijo.
El anuncio preelectoral de Mas, unido al batacazo que cosechó el 25-N, había provocado que los candidatos a sustituirle al frente de CiU tomasen posiciones, unos más radicales y otros más posibilistas. Seguramente esta circunstancia tuvo que ver en la última polémica que afrontó el Govern, cuando el consejero de Justicia, Germà Gordó, dijo que no veía posible hacer una consulta soberanista sin un acuerdo previo con el Estado, y el de Presidencia, Francesc Homs, tuvo que salir a rectificarle.
EL MUNDO 24/04/13