El País 19/11/12
– Rajoy advierte de que la apuesta de CiU hace “un daño enorme” a España
– “El próximo presidente ya no dependerá de España”, dice Mas
– El PP se lanza a conquistar el segundo puesto en Cataluña
En política, aguantar el efecto de un acontecimiento varias semanas es imposible. Y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, lo está comprobando en esta campaña electoral para las elecciones del 25 de noviembre. Cuando en septiembre convocó elecciones con el objetivo de alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento catalán (68 escaños requeridos, seis más que ahora), lo hizo en pleno auge por haber capitalizado la manifestación independentista de la Diada y con el rechazo del Gobierno al pacto fiscal muy reciente.
Pero han pasado las semanas y el efecto ha desaparecido: la división entre Unió y Convergència ha desdibujado la apuesta soberanista; el tono mesiánico de la campaña de Mas arriesga el voto de los indecisos; la huelga general ha devuelto al primer plano político los recortes que han caracterizado la legislatura; y las nuevas acusaciones de corrupción contra CiU y Mas han sido una suerte de indigesta guinda. Todo ello lo está aprovechando la oposición, especialmente el Partido Popular, que este domingo elevó el volumen en un mitin en el que Mariano Rajoy acusó a Mas de hacer un “daño enorme” a la economía española con su apuesta soberanista.
Por ello Mas y su equipo han decidido acelerar y cambiar el tono de la campaña. Si al inicio de la contienda Mas pedía una “mayoría clara” de todas las formaciones soberanistas para convocar un referéndum, este domingo ya dejó claro que su objetivo es la mayoría absoluta para lograr la independencia. Tanto, que dio por hecho que el presidente que le suceda —ha prometido abandonar el cargo tras el referéndum— lo hará en una Cataluña independiente: “El próximo presidente ya no dependerá ya del Estado español”, proclamó Mas en su mitin central de campaña. El presidente remarcó que su apuesta es “el Estado propio” para Cataluña, aunque para lograrlo el primer paso es el referéndum, que prevé para esta legislatura. En ese punto Mas intenta abarcar todo el espectro ideológico: argumenta que, como su promesa electoral es el referéndum, también le pueden votar los contrarios a la secesión.
Para responder a las acusaciones de corrupción, CiU ha tirado de manual y ha convertido las sospechas sobre Mas en ataques a Cataluña. Un intento, según él, de “destruirlo” con “las cloacas del Estado”. El candidato nacionalista también mezcla este ataque con la campaña del PP contra la independencia, y redondea su argumento con una frase: “Tenemos una mayoría absoluta del PP delante. (…) Y a todo esto no nos podemos enfrentar con una mayoría que no sea clara y rotunda”.
En los mítines de Mas las apelaciones al PP son continuas, algo que no ocurre con el que hoy por hoy es el primer partido de la oposición en Cataluña: el PSC. No en vano, varios sondeos insisten en que el PP, sin apenas mejorar sus resultados, podría convertirse en segunda fuerza en Cataluña. A ello se abonó precisamente el PP en un mitin en Girona en el que participó Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno volvió a alertar de los riesgos de la vía soberanista de Artur Mas, a quien culpó directamente de querer minar la recuperación económica. Su tesis es que en España habrá crecimiento económico en 2014 y que esto “se notaría más si todas las administraciones trabajaran en la misma dirección”. De esta forma, dejó caer que el debate internacional que ha motivado la apuesta soberanista de Artur Mas “nos hace un daño enorme como país fuera de España” y “retrasa la salida de la crisis”.
El PP ha sido la principal muleta de Artur Mas en la corta legislatura catalana. Ha ayudado a aprobar sus dos Presupuestos y ha avalado, uno tras otro, los recortes sociales, comenzando por la instauración del euro por receta que ahora el Consejo de Estado considera inconstitucional. Pero todo esto no existe en los mítines del PP, que se desmarca por completo de la herencia económica que deja Artur Mas.
Rajoy recordó que el adelanto electoral en Cataluña no era necesario porque los Presupuestos se estaban aprobando —aunque no dijo con qué apoyos— y aseguró que si Mas optó por convocar elecciones fue por miedo a la crisis y no por su apuesta soberanista. “Lo fácil es disolver la Cámara porque es muy difícil luchar contra la crisis”.
Rajoy utilizó la misma arma que Artur Mas al apelar continuamente a los sentimientos de los catalanes y dando por sentado que éstos “no van a comprar un billete de tren a un destino desconocido y sin billete de vuelta”. Incluso se permitió contradecir lo que todas las encuestas detectan desde hace años en Cataluña: la desafección de muchos de sus ciudadanos hacia España. En opinión del presidente esta desafección, simplemente, no existe y es algo que utilizan algunos por “intereses partidistas”.