EL MUNDO 04/09/14
EDITORIAL
ARTUR MAS prefiere pasar a la historia como mártir del nacionalismo antes que como hombre de Estado. Reo del programa secesionista que él mismo alumbró, el presidente de la Generalitat ha decidido huir hacia delante acorralado por la presión de ERC –primera fuerza en intención de voto en Cataluña– y por el mazazo que para CiU ha supuesto el caso Pujol. Si hasta ahora se mostraba ambiguo respecto de la celebración del referéndum separatista del 9 de noviembre, ayer dejó claro al secretario general del PSOE que conducirá a los catalanes a las urnas aunque el Tribunal Constitucional prohíba esta consulta ilegal.
Durante las últimas semanas Mas se ha valido de sus consellersy de destacados convergentes para ponderar el coste que tendría para su partido plegarse a la legalidad. Ayer, sin embargo, se mostró inflexible y rechazó de pleno la mano tendida de Pedro Sánchez, quien le garantizó su apoyo y la presentación de una propuesta de reforma de la Constitución si renunciaba al referéndum. Con su oposición firme a la consulta, el nuevo líder del PSOE zanja un debate que ha perjudicado al socialismo catalán. También acertó la portavoz de UPyD, Rosa Díez, al trasladar su apoyo incondicional a Rajoy frente al pulso soberanista del presidente catalán. La unión de las fuerzas constitucionalistas es crucial para disuadir a Mas de su deriva.
El president de la Generalitat parece decidido a lanzarse al abismo antes que permitir que ERC lo acuse de pusilánime. Sin embargo, CiU no puede competir en radicalismo con los republicanos, por lo que resulta obligado preguntarse cuál es el fin último de una estrategia que situaría a la Generalitat en rebeldía. El nacionalismo moderado catalán, que tradicionalmente ha votado a CiU, no entenderá que Mas se eche al monte. En este punto, resultó elocuente el análisis del ministro Cristóbal Montoro el martes en el Congreso, quien acusó a Jordi Pujol de radicalizarse a medida que se complicaba su situación judicial y la de su familia. Hay que recordar que Guanyem y Podemos ya se han querellado contra el ex molt honorable, y que UPyD y CCOO meditan también esta posibilidad.
Mas se equivocará si pretende tapar la corrupción de su mentor echando mano de la senyera. Pero no son pocos los indicios que permiten concluir que el presidente catalán está decidido a recuperar la posición de abanderado de la ruptura con España. Dentro de esta esperpéntica gymkana de radicalismo, la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, anunció ayer que invitará a observadores internacionales a seguir la consulta del 9-N. Curiosa iniciativa cuando, reiteradamente, la Comisión Europea ha advertido de que Cataluña quedaría fuera de la UE si optara por la secesión.
En el marco de esta singular rivalidad con ERC hay que interpretar la relación prevista de asistentes esta noche al estreno de la película sobre la independencia L’endemà(Al día siguiente). En el patio de butacas coincidirán cuatro consellers, dirigentes de los partidos proconsulta, con la excepción de ERC, y destacadas personalidades, como la esposa del presidente de la Generalitat, Helena Rakosnik. El documental ha sido concebido para convencer a posibles indecisos con un discurso estupefaciente, pero supuestamente moderado, en el que España es presentada como un varón posesivo que no deja a la fémina Cataluña hacer su camino. De no ser trágico en sus consecuencias, el salto al vacío de Mas resultaría sencillamente patético.