EL MUNDO – 22/05/16
· La militancia acepta su proyecto de fundar otra formación para enterrar unas siglas cercadas por la corrupción y el desplome electoral provocado por su plan soberanista.
Casi 42 años después de que Jordi Pujol fundase Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), su delfín Artur Mas puso ayer los cimientos para acabar con el partido. Las bases de la formación nacionalista apoyaron mayoritariamente la propuesta de su presidente y decidieron con casi un 68% de los votos enterrar Convergència y fundar una nueva formación que les permita recuperar apoyos entre la población. De esta forma, CDC acudirá a los próximos comicios generales con sus siglas por primera y única vez, ya que después, entre el 8 y el 10 de julio, se celebrará el congreso fundacional del nuevo partido de Mas.
«Lo que salga el mes de julio será un buen hijo o una buena hija de Convergència». Con estas palabras, Artur Mas quiso remarcar ayer la supuesta importancia que tendrá el viejo partido en el nuevo. «Vamos a crear una nueva formación, un nuevo proyecto a partir de los mejores valores de CDC», añadió.
El presidente de Convergència resaltó que son dos tercios de los militantes y simpatizantes los que llevan a que la formación nacionalista «tire del carro» de un nuevo proyecto. E interpretó el 32% de votos favorables sólo a una renovación –no a un nuevo partido– como que se deben incorporar los valores de Convergència a la nueva formación. También destacó que en el congreso de julio se debe decidir el nombre del partido y que después vendrán las personas que deben liderarlo. Sobre su papel en la nueva etapa, afirmó: «No reclamo nada, no me posiciono, pero estoy en acto de servicio y en lo que me pidan que puedo ayudar ahí estaré». Es decir, que seguirá.
El 68% de los casi 14.000 militantes y simpatizantes que fueron a votar en el supersábado convocado por Convergència respaldaron la creación de un nuevo partido, diferente al que tienen ahora y con otro nombre. Era la opción más apoyada por los principales dirigentes de la formación, entre ellos Artur Mas y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. El ex president sacó pecho sobre los dos tercios que avalan su proyecto y destacó que «nadie cuestionaría un referéndum por la independencia» si sacasen ese apoyo.
«Haremos las cosas bien hechas, se trata del proyecto hacia el conjunto de la sociedad con un mensaje claro: CDC se pondrá al día e impulsará una nueva formación política para la Cataluña de hoy y la del mañana», dijo Mas.
En su intervención ante los medios, Mas recordó que no se va a disolver jurídicamente el partido, ya que desde el punto de vista legal tienen «derechos y obligaciones que se deben cumplir». Se refería por ejemplo a la obtención de beneficios, como espacios gratuitos de publicidad en campaña electoral, pero también a las posibles responsabilidades civiles, ya que el partido está procesado en el caso Palau por supuesta financiación ilegal.
Preguntado sobre si los casos de corrupción les han llevado a promover el nuevo partido, Mas no respondió de forma directa y dijo que en los últimos años se han vivido «cambios de profundidad extraordinaria», ya que el catalanismo ha pasado de querer construir una autonomía con su propio autogobierno a «intentar tener un Estado dentro de la Unión Europea». Por eso, el presidente de CDC cree que un nuevo partido era la mejor manera de «ponerse al día». «Y eso lo hacemos con un nuevo partido que conservará lo mejor de Convergència y mejoraremos, cambiaremos y aprovecharemos lo que se pueda».
También lanzó un mensaje para recordar que la nueva formación «está abierta a todo el mundo», ya que su principal objetivo con el cambio es ampliar las bases de CDC, en un momento en el que el apoyo electoral a la formación está en caída libre. Algo que ha sido una constante desde el año 2012, cuando el propio Mas impulsó desde la Generalitat su plan soberanista; el mismo plan que ha llevado a ERC a convertirse en la principal fuerza nacionalista y ha obligado al propio Mas a abandonar la Presidencia de la Generalitat.
Su sustituto, Puigdemont, instó ayer a un «cambio» en CDC para que pueda afrontar un futuro «diferente», orientado hacia un eventual Estado catalán. Cerca de 8.000 militantes de los 15.000 que estaban citados a las urnas –el partido calcula que votaron también unos 5.500 simpatizantes– apoyaron la opción de crear un nuevo proyecto político.
Junto con la decisión sobre el futuro de Convergència, unos 14.620 militantes debían decidir el cabeza de lista a las próximas elecciones generales. En esta segunda votación, el ex portavoz del Govern Francesc Homs hizo valer ser un rostro más conocido entre la militancia y obtuvo casi el 78% de los votos, por un 20% de su contrincante, Sílvia Requena. De esta forma, Homs, al que el Tribunal Supremo acaba de abrir una investigación por el 9-N, repetirá al frente de las listas de CDC.
Será la primera vez en más de 40 años de historia que Convergència se presente con sus siglas a unas elecciones. También la última, ya que el congreso para fundar el nuevo partido será el próximo julio.
Este domingo, el Consell Nacional aprobará las listas definitivas para estos comicios, aunque no se esperan cambios en las candidaturas respecto a diciembre. También se sentarán las bases para convocar el congreso de julio para fundar el nuevo partido.
EL MUNDO – 22/05/16