ABC 08/02/14
· El presidente de la Generalitat muestra la guerra de nervios en CiU tras convocar la consulta separatista.
· Buscando una salida CiU trata de no cerrarse puertas: sin renunciar a ERC pero reclamando negociar con el Gobierno.
Derecho a decidir, pero solo en Cataluña. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, dejó claro ayer que la secesión catalana incumbe únicamente a los catalanes, y que el resto de españoles tan solo deben asentir. El jefe del Ejecutivo autonómico retomaba así el camino de la ortodoxia soberanista, en la línea de lo que plantea ERC, después de que el día anterior, el portavoz Francesc Homs señalase que tras una hipotética consulta en Cataluña cualquier cambio constitucional posterior debía ser ratificado en referendo por el conjunto del país.
Las palabras de Homs en Madrid, en lo que pareció que era un paso atrás de la Generalitat en este asunto –asumiendo que si se llega a preguntar a los catalanes sobre su futuro la convocatoria será únicamente consultiva–, causaron un importante revuelo en el campo soberanista. El enfado fue especialmente virulento en ERC, desde donde su líder, Oriol Junqueras, señaló con claridad a Mas y a Homs que el camino está más que trazado, y que el «derecho a decidir» incumbe solo a una parte.
«Misión diplomática»
Enmendando la plana a Homs –curiosamente señalado como el más exaltado entre los soberanistas del Govern y estos días en «misión diplomática» en Madrid–, Mas tuvo que salir a apagar un fuego que amenazaba con abrasar el acuerdo entre convergentes y republicanos, una vez pactada ya la pregunta y la fecha de la consulta. «Estamos donde siempre hemos estado, la decisión de qué tiene que ser Cataluña corresponde a los catalanes, igual que la decisión en Escocia es de los escoceses», señaló el presidente de la Generalitat.
Mas añadió que «si el resultado de la consulta fuese en la línea de que Cataluña continuase su camino como Estado o hasta como Estado independiente, el resultado es el que se tendría que comentar o hablar no solo con Madrid, también con Bruselas y con los países del mundo».
Rectificándose a si mismo, el propio Homs afirmaba ayer que lo que decidan los catalanes en una eventual consulta será «sagrado» y que si gana la independencia, la Generalitat sólo negociará con el Estado las «condiciones», pero no la decisión.
La cuestión de fondo no es menor, y alude al debate fundamental que se produce en el campo nacionalista entre un sector más pragmático y otro más iluso, que juega a creer que habrá consulta el 9 de noviembre y que tras la misma se alumbrará ya el nuevo Estado. Por contra, entre los más pragmáticos se asume que el proceso puede durar años, y que la estación final puede no ser el Estado propio. Por el camino, el adelanto electoral en forma de comicios plebiscitarios en caso de que la ley de Consultas catalana no logre sortear el veto del Estado.
Sea como fuere, existe la percepción de que CiU trata de no cerrarse puertas, sin renunciar a ERC pero explorando una negociación con el Gobierno, ahora mismo imposible, que habilite una salida. La agenda de Homs estos días en Madrid, o la interlocución entre Josep Duran y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría responderían a esta voluntad.
ABC 08/02/14