EL MUNDO – 22/10/15
· Cree que la Guardia Civil y la Fiscalía «sobreactúan y exageran» con Convergència.
A Artur Mas, acostumbrado a escenografías triunfales como la de su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por el 9-N, nada le salió ayer como tenía previsto. Había convocado a los periodistas en la solemne Galería Gótica del Palau de la Generalitat para dar cuenta de la firma del decreto de constitución del Parlament; sin embargo, acabó en la funcional sala de prensa respondiendo a preguntas sobre la presunta corrupción de Convergència.
Tras el cambio de escenario, Mas recurrió a las explicaciones habituales cuando, en los últimos tiempos, las sospechas judiciales se han centrado en su partido. Vinculó los registros y las detenciones al proceso soberanista, se quejó de que hubiera periodistas que conocieran de antemano las actuaciones y lo atribuyó todo a una persecución del Estado: «Que Convergència y yo somos objetos de caza mayor es muy evidente».
El presidente catalán quiso diferenciar entre las sospechas que salpican a la Generalitat y las que afectan a su partido. En un gesto para tratar de demostrar que defiende su gestión al frente del Govern, dijo estar «100% convencido» de que todas las adjudicaciones de Infraestructures.cat, la empresa pública que se ocupa de la gestión de obras en la Generalitat, son «impecables».
Pese a que la Guardia Civil detuvo durante el operativo de ayer al director general de esa entidad, Josep Antoni Rosell, Mas se mostró dispuesto a dar explicaciones en el Parlament inmediatamente. «En Infraestructures.cat pueden mirarlo todo, se pueden llevar lo que quieran. Tiene un sistema supergarantista y supertransparente», aseguró.
Mucho más a la defensiva se le vio cuando se le forzó a hablar de su partido. El presidente de la Generalitat afirmó que «la Guardia Civil y la Fiscalía sobreactúan y exageran» cuando dirigen operaciones contra Convergència. «Y algunos medios de comunicación volvían a estar avisados», añadió, en referencia a la principal crítica que los nacionalistas lanzaron cuando se hicieron los primeros registros del caso Petrum en su sede y en la de su fundación, la CatDem.
«Es evidente que esto no es ajeno al momento político que estamos viviendo», dijo Mas también.
Pero, como pasa habitualmente, el presidente de la Generalitat se sacudió cualquier posible responsabilidad sobre los hechos investigados cuando afirmó: «Sigo teniendo plena confianza en las personas que llevan la gestión del partido. Si algún día se demuestra que estaba equivocado, yo siempre he tomado decisiones. A Convergència no se le ha encontrado ninguna irregularidad grave que justifique estas actuaciones». Sin embargo, no especificó cuándo considerará demostrada la corrupción que investiga la Justicia; ayer, la Guardia Civil detuvo al tesorero de Convergència y de CatDem.
En cualquier caso, el presidente de la Generalitat dijo ser «optimista» cuando le preguntaron si la operación de ayer afectará a las negociaciones que mantienen Junts pel Sí y la CUP de cara a la próxima legislatura catalana. «Pienso que no. Si la negociación en Cataluña depende de los poderes del Estado vamos arreglados, porque el Estado seguirá actuando», aseguró.
En este punto, y sin dejar de extender sospechas, Mas intentó sacar pecho de actuaciones anteriores: «Mucha gente intuye por qué se hace todo esto. Cuando hay evidencias suficientes de que las cosas son como son, tomo decisiones, como pasó con el caso Pujol».