El Mundo 28/11/12
CiU cree que el «proyecto» soberanista «queda ratificado» pese a su caída electoral
Después del estupor de la noche electoral, CiU trata de salir del bache aferrándose a la consulta independentista que pretende convocar Artur Mas. El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, explicó que la celebración del referéndum «es el mandato más explícito» de las elecciones, pese a que la suma de CiU y ERC ha perdido un escaño.
El descalabro que supuso que Mas, que había convocado las elecciones para obtener una mayoría absoluta que ratificara su plan, perdiera 12 diputados el domingo, y que la relación de fuerzas entre nacionalistas y no nacionalistas quedara prácticamente intacta ha dejado muy tocados a CiU y al Gobierno catalán. Pero después de que el president descartara dimitir, los nacionalistas tratan ahora de salvar la Generalitat.
La pérdida de escaños ha provocado que CiU se haya quedado muy lejos de la mayoría. Y los estrategas de Convergència no dudan de que prefieren un acuerdo con Esquerra. Quizá por ello, Mas dijo el lunes que la consulta se celebrará en cuatro años y que es «irrenunciable», y Homs fue ayer bastante más lejos. «La situación es superable. Ya nos adaptaremos. El proyecto queda ratificado, y eso es lo central», afirmó.
CiU ha pedido «colaboración» tanto a PSC como a ERC para gobernar. Para atraer a los republicanos, Homs insistió: «Estamos dispuestos a hablar de todo, a excepción hecha de que se tiene que hacer una consulta sobre el futuro de Cataluña en esta legislatura».
Frente a la amenaza de que la aventura de Mas y la nueva distribución parlamentaria hagan que Cataluña sea ingobernable y la aboque a unas nuevas elecciones, Homs trató de tentar a ERC con el proyecto independentista. «Hay un tema trascendente sobre la mesa, y nunca lo había estado. La oportunidad es histórica», afirmó.
El portavoz del Govern no hizo nada por disimular que apuesta por un ejecutivo de coalición con ERC. De hecho, parece mucho más factible ese acuerdo que uno con los socialistas, que ya han expresado su voluntad de permanecer en la oposición y con quienes el acuerdo sobre los términos del referéndum sería más difícil.
Fuentes del Ejecutivo catalán insinuaron que, en las inminentes negociaciones, CiU presionará a ERC para que acepte entrar en el Govern y compartir así el desgaste por los recortes. Los republicanos, en cambio, prefieren apoyar la investidura de Mas y dar apoyo desde fuera al proceso soberanista, para evitar así el desgaste de gestionar la crisis económica.
La opción del PSC ya estaría descartada si no fuera por la insistencia de Unió, y especialmente de su líder, Josep Antoni Duran Lleida. Es conocido que el secretario general prefiere pactar con otros partidos que con ERC.
Pero el PSC no contempla sacarle ahora a CiU las castañas del fuego y, según un dirigente socialista, sólo podría plantearse la entrada en el Govern si antes desaparece del mapa Artur Mas.
Sea como fuere, no parece que la autocrítica sea la directriz que vaya a guiar estas primeras semanas en CiU después de su fracaso electoral. El propio Homs, muy cercano a Mas y uno de los ideólogos de la hoja de ruta soberanista, dijo ayer que la campaña, considerada casi unánimemente mesiánica, «ha funcionado de maravilla en algunos sitios», aunque en otros no.