Mas trasladará su órdago secesionista al Rey ante la pasividad del Gobierno

EL CONFIDENCIAL 17/07/15

· El presidente de la Generalitat va a pedir al Monarca que mueva ficha, ya que no lo hace el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy

El rey Felipe VI recibe hoy al presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas. Es un encuentro protocolario como otro cualquiera. Pero diferente: llega en el momento de máxima tensión entre Cataluña y España. Y Artur Mas no llega cargado de buenas intenciones, como hacía Jordi Pujol con Juan Carlos I. Llega con la mochila cargada de reivindicaciones venenosas. Y va a pedir al Monarca que mueva ficha, ya que no lo hace el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Si el primer ministro no lo hace, que lo haga su jefe, subrayan en los círculos influyentes soberanistas.

Artur Mas acaba de pactar con la mayoría del espectro independentista catalán que va a someter a Cataluña a una ducha escocesa hasta que el Estado acepte la secesión de la comunidad. Cataluña será independiente cueste lo que cueste, es la consigna. Un veterano e histórico miembro de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la organización independentista por excelencia, lo explica a El Confidencial: “Mas tiene la misión de pedir al Rey que mueva ficha. Ante la pasividad del Gobierno español y después de que Rajoy no haya movido ficha, ha de ser el jefe del Estado quien tome la iniciativa. Y o presenta al presidente una oferta atractiva o esto no hay quien lo pare: España se rompe. No hay vuelta atrás”.

La “oferta atractiva”, para los independentistas, tiene recorrido. Es la oferta de la que nunca ha querido oír hablar Mariano Rajoy: “Para empezar, que Cataluña pueda tener un concierto económico como el vasco. Y un blindaje del catalán, incluidos algunos organismos internacionales como la Unesco. Luego, habrá que atar otros flecos, como el blindaje de las competencias autonómicas, la presencia en algunos organismos internacionales y alguna cosa más, pero no podemos pedir menos. A partir de ahí, estudiaríamos la posibilidad de la no separación de España. Si esas propuestas no están sobre la mesa este viernes, no podemos garantizar nada”.

Ese es el mandato que le han dado a Artur Mas. Y por una sencilla razón. “Hemos pedido por las buenas muchas cosas, entre ellas una fundamental como el arreglar el tema de la financiación. ¿Y qué hemos recibido a cambio? España no tiene una propuesta alternativa. Por tanto, que el jefe del Estado se moje de una vez o nos vamos de España”.

Los independentistas creen que tienen la sartén por el mango. «Este es un fenómeno que no hay quien lo pare. Y tenemos la suerte de que, cada vez que en Madrid alguien abre la boca, nos cae un saco más de votos”, aducen desde la cúpula de la organización independentista por excelencia.

Prietas las filas
En los círculos secesionistas están eufóricos por el pacto para una lista unitaria entre Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana (ERC) y las entidades cívicas que abogan por la ruptura. “La gente quería la unidad y es lo que le hemos dado. Ahora lo que nos queda es cerrar filas y conseguir que los dos millones de personas que se movilizaron para votar el 9 de noviembre [en referencia a la pseudoconsulta organizada por Artur Mas al no poder convocar el referéndum porque es competencia del Gobierno central] nos voten el 27 de septiembre. Esa gente que se movilizó en noviembre es lo importante”.

Una de las mayores satisfacciones que tienen los radicales es que en los tres primeros puestos de la lista van personas que no son políticos al uso, aunque eso no es del todo verdad: el cabeza de lista ha sido, durante 10 años, eurodiputado. Ahora es un tránsfuga, pero es un tránsfuga de las filas “unionistas”, lo cual es un aval para los independentistas. Dicho de otro modo, es un héroe para los secesionistas. La fractura política de la población está empezando a dejarse sentir en el día a día. “Romeva [Raül Romeva, el cabeza de lista de la candidatura consensuada por Artur Mas y Oriol Junqueras] no era independentista hace unos años. Era comunista, o ecosocialista. Pero se hizo independentista después de ver reiteradamente cómo el Estado hacía oídos sordos a nuestras peticiones y encima no planteaba alternativas. Llegó al independentismo por propia convicción y por haber vivido cómo nos trata el Estado español”.

Los secesionistas aseguran que “los dos próximos meses viviremos una violencia como nunca se ha visto por parte del Estado. Evidentemente, no será una violencia física, sino psicológica. Están desesperados porque ven que el proceso que hemos iniciado es imparable. Y aquí nos encontrarán haciendo una campaña­ de paz y tranquilidad de cara al 11 de septiembre [fecha de la Diada Nacional de Cataluña] para encarar después la campaña del 27-S”.