EL CORREO – 12/01/15
· Los asesores del presidente de la Generalitat apuestan por que convocará elecciones inmediatas.
Ha llegado la hora de la verdad para Artur Mas. El presidente de la Generalitat deberá elegir esta semana entre convocar elecciones, las segundas en cuatro años, que podrían suponer su final como político, o aguantar, lo que le enfrentará al independentismo de base, que le pide urnas inmediatas y que ya anuncia movilizaciones para presionar.
Mas dará mañana una rueda de prensa, donde ofrecerá algunas pistas sobre el estado de las negociaciones con Esquerra. Pero antes del anuncio definitivo, puede que el jueves, el presidente de la Generalitat, el de Esquerra y los portavoces de las plataformas soberanistas celebrarán una cumbre in extremis para tratar de cerrar un pacto que Esquerra dio por hecho el viernes, pero que Mas desmintió horas después.
De la cita, aún sin fecha, depende que el proceso siga en la cresta de la ola, o se sumerja en una fase de menor intensidad, como la que los partidos no soberanistas creen que está entrando tras el 9-N. Entre las encuestas y la indefinición de Mas y Junqueras, en el mundo soberanista se ha instalado una especie de cansancio e incluso de sensación de que el motor no acaba de arrancar.
«El llamado proceso de transición nacional se encuentra ahora bloqueado y parece difícil que pueda desbloquearse», afirma Jordi García-Soler, uno de los impulsores de una plataforma cívica, próxima a la izquierda catalanista, que aboga por una tercera vía. A su juicio, el proyecto independentista pilotado por Mas y Junqueras está «seriamente tocado», aunque «no hundido». Salvador Cardús, sociólogo y uno de los principales asesores de Mas, considera, en cambio , que «llevamos poco más de un mes de negociación» y que no es tanto tiempo para una cuestión tan «arriesgada».
Cardús reconoce que las estrategias de CiU y ERC han «chocado», admite que da la impresión de que una de las partes no quiere el acuerdo o que prefiere que la otra aparezca como culpable de la no convocatoria de elecciones e incluso que uno de los problemas más importantes que tienen que superar es que Junqueras «no confía en Artur Mas». «Es un problema de protagonismo y de desconfianza», dice.
Aun así, cree que en marzo habrá elecciones catalanas, porque los intereses de ERC y CDC, en este punto, son «coincidentes». «No veo alternativa razonable», señala. Cardús, miembro del consejo asesor para la transición nacional, cree que al final habrá listas separadas, en las que cada partido incluirá un número significativo de independientes. Si es así, quien acabará cediendo será el propio presidente de la Generalitat, que es a quien no le interesa adelantar elecciones, porque Convergència todavía no se ha recuperado del tsunami que causó la confesión de Jordi Pujol sobre sus cuentas en paraísos fiscales, y espera salir a flote si llega la tan ansiada recuperación económica. Pero si Mas contemporiza, se encontrará con un Parlamento autonómico ingobernable y con un clima social enrarecido, sobre todo por las plataformas que le han dado apoyo (la ANC y Ómnium) que hasta ahora le han comprado todos los pasos que ha dado en el proceso, incluso cuando decidió renunciar a la consulta del 9-N y la sustituyó por una versión descafeinada. En algún momento el independentismo de base, que ya está muy dividido, puede decir basta, y si esta semana ve que Mas y Junqueras no se ponen de acuerdo, se echará a la calle, para protestar.
«Confrontación partidista»
García-Soler, por el contrario, duda «mucho» que haya elecciones en marzo». Lo más probable, asegura, es que no haya anticipo electoral alguno este año, ni siquiera para septiembre, y que si se produce será después de las generales, previstas para fin de este año. Entre otra razones, porque considera que si Mas y Junqueras no se ponen de acuerdo es porque cada uno responde a sus propios intereses partidistas. «CiU y ERC tienen la misma estrategia, pero hasta ahora no han coincidido porque aún siguen atrapados en la lógica política, que es de confrontación partidista», admite Cardús.
Una dinámica de partidos que se traduce en hastío y desilusión en el mundo soberanista. «Casi todas las encuestas más recientes constatan un estancamiento, e incluso un retroceso, por parte de la opción independentista. Cada vez más somos los ciudadanos de Cataluña que deseamos que se abra de una vez un diálogo político e institucional, sin condiciones previas, que permita la consecución de un acuerdo para encontrar el imprescindible encaje de Cataluña en el proyecto común de una España realmente plural», señala García-Soler. En cambio, Cardús, como sociólogo, niega que el globo independentista se esté desinflando. «Al soberanismo se le ha enterrado muchas veces en los últimos años», remata.
EL CORREO – 12/01/15