EL MUNDO 14/11/14
La ronda de contactos que ayer estableció Artur Mas con diversos partidos sirvió para constatar dos cosas: que, pese a que él considera el 9-N un gran éxito, sigue sin apoyos para aprobar los Presupuestos de 2015; y que va a ser muy difícil que se pongan de acuerdo el presidente de la Generalitat y el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, en la hoja de ruta hacia la secesión.
Mas, crecido tras la votación del 9 de noviembre, empezó ayer a poner en marcha el plan que expuso el martes, que pasa por consultar con el resto de líderes soberanistas qué paso dar ahora mientras espera respuesta de Mariano Rajoy a la carta que le envió pidiéndole un referéndum real. El día 24 expondrá sus conclusiones en un acto público junto a «miembros de la sociedad civil».
El presidente de la Generalitat abrió la ronda de contactos con Junqueras, su principal rival en la lucha por acaudillar a los ciudadanos soberanistas. No se pusieron de acuerdo: el líder de ERC anunció que no apoyará los Presupuestos, pidió a Mas un adelanto electoral «cuanto antes, mejor» –el president se plantea ahora alargar la legislatura– y dio otra vez largas sobre la candidatura unitaria que busca Convergència.
«Si tenemos que hacer un viaje, debemos ponernos de acuerdo sobre adónde vamos, cuándo iremos y por qué camino. Quién conduce el coche y quién va en el asiento del copiloto son detalles menores», dijo Junqueras para dejar claro que, antes de alcanzar ningún acuerdo con Mas, quiere que garantice por escrito que su compromiso con la independencia es firme y a corto plazo.
Junqueras, que ya expuso el miércoles su hoja de ruta hacia la ruptura –pide elecciones inmediatas, Govern unitario y elaborar una Constitución que debería ser después ratificada en referéndum– no se fía de Mas. Le retiró su apoyo parlamentario después de que el president renunciara a la consulta del 9-N original por motivos partidistas, y ahora CiU está en minoría en la Cámara catalana.
Las diferencias entre ERC y CDC, que está preocupada por la factura electoral que puede pasarle la corrupción, son evidentes si se atiende a las palabras del número dos del partido, Josep Rull. Ayer dijo que lo más lógico sería una lista conjunta: «La independencia sería la idea nuclear de la candidatura, y nos tendríamos que poner de acuerdo en cómo lo hacemos». Esquerra prefiere, sin embargo, pactar un punto común y presentarse por separado.
Rull también restó importancia a una de las principales reivindicaciones de Junqueras: si el líder de ERC quiere que sean cuanto antes, Convergència matiza: «Tienen que hacerse cuando tengamos las fuerzas suficientes para ganar».
De manera significativa, Mas se vio ayer por separado con representantes de Convergència y de Unió. Este partido no tiene ningunas ganas de compartir lista con ERC, y está en contra de la declaración unilateral de independencia que piden los republicanos. En nombre de Unió se reunió con el president Ramon Espadaler, quien le transmitió abiertamente que abogan por apurar la legislatura en vez de convocar elecciones, aunque «no a cualquier precio».
En un nuevo intento por dar transversalidad a su plan, Mas incluyó en las conversaciones al primer secretario del PSC, Miquel Iceta. El líder de los socialistas catalanes pidió en la reunión «más diálogo, más estabilidad y no unas elecciones anticipadas». Aunque se ha ofrecido a Mas para pactar los Presupuestos y corregir el rumbo rupturista del Govern, afirmó que de momento no hay negociaciones.
Tampoco quiere un adelanto electoral Joan Herrera (ICV), porque entiende que no pueden ser el vehículo para convocar un plebiscito sobre la independencia, como pretende Mas. En cambio, el diputado de la CUP David Fernández volvió a hacer frente común con Junqueras y exigió elecciones «inmediatas» y «de carácter constituyente».
Mientras tanto, los partidos soberanistas sí se ponían de acuerdo para celebrar en el Parlament la votación del 9-N. CiU, ERC y la CUP acordaron que si la Generalitat «obtuviera el mandato necesario» se encargaría un grupo de trabajo para la «redacción del procedimiento democrático y participativo que ha de regir el proceso constituyente». ICV se unió a esas fuerzas para aprobar también un texto en el que la Cámara «asume de forma solemne y colectiva todas las consecuencias que se pudieran derivar» del 9-N y para pedir la dimisión de la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna.