ETA se ha pasado meses debatiendo si comenzaba a realizar atentados directos contra el PNV. Han aumentado su hostilidad hacia éste tras las conversaciones a tres bandas en Loyola, y ya no dudan en calificarle de enemigo. Cada momento de tensión entre la banda y ese partido lo resuelven los etarras atacando a la Ertzaintza, que consideran es la Policía del PNV.
Una buena parte de quienes ahora están dentro de ETA han tenido sus primeros problemas con la ley a causa de la Ertzaintza. Las primeras manifestaciones ilegales en las que participaron fueron disueltas por la Policía vasca como cuerpo de seguridad ordinario en Euskadi; en sus primeras algaradas lanzaron piedras a los ertzainas y recibieron a cambio pelotas de goma o botes de humo. También muchos de los actuales etarras fueron detenidos por los agentes autonómicos por su implicación en la kale borroka.
La Ertzaintza, que para muchos nacionalistas veteranos fue durante el franquismo la Policía soñada, ha sido para los más jóvenes miembros de ETA la Policía real, aquélla con la que se topaban cuando cometían desmanes. Por ello han acumulado no poco odio y desprecio hacia sus agentes; odio que se manifiesta en los intentos de causar bajas entre sus filas.
La Ertzaintza, ante los ojos sectarios de ETA, es la Policía del PNV; no la que cumple las órdenes de la ley y los jueces, como toda Policía, sino los mandados políticos de los jefes del EBB. Por eso, cada momento de tensión entre la banda terrorista y la formación nacionalista lo resuelven los etarras poniendo en su punto de mira a los agentes autonómicos. Ésa es la explicación más plausible del atentado de ayer en Ondarroa, que se produce después de que ETA se haya pasado meses debatiendo si comenzaba a realizar atentados directos contra el PNV. Los miembros de la banda han aumentado su hostilidad hacia este partido tras el proceso de conversaciones mantenido a tres bandas -con él y el PSE- en 2006 en Loyola. La animadversión hacia el PNV es patente entre los integrantes de ETA, que ya no dudan en calificar de enemigo a la organización que lidera Iñigo Urkullu.
La línea roja
Los etarras están decididos a mantener su presión sobre el PNV porque creen que, de no hacerlo, los nacionalistas acabarán alcanzando un entendimiento con los socialistas que les dejará fuera a ellos y a sus objetivos políticos. PSOE y PNV, dice el último comunicado de ETA, «sólo hacen una apuesta por renovar la autonomía de las tres provincias». Quieren presionar de la forma que saben: con el terrorismo. Pero todavía tienen reservas porque al PNV lo consideran el enemigo, sí, pero no el enemigo principal. Por eso no se atreven a tratarlo como tratan al PSOE o al PP, partidos que sí representan al enemigo principal contra el que vale todo.
Mientras dudan acerca de dónde fijar el límite de la presión sobre el PNV, han elegido la forma tradicional de atacar a este partido: atentando contra la Ertzaintza. De esa forma creen que acosan a la formación fundada por Sabino Arana, pero sin cruzar la línea roja de provocar una guerra abierta en el seno de la comunidad nacionalista. Eso sí: ahora los etarras están más dispuestos a cruzar esa línea roja que hace cinco años, cuando mantuvieron otro debate sobre si atacar o no al PNV. Si no cambian mucho las cosas, no falta demasiado para que dejen de darle a un intermediario como la Ertzaintza las bofetadas que quieren propinarle al PNV.
El atentado de Ondarroa fue precedido por el dirigido contra la sede principal de una institución económica relevante, como Caja Vital, gobernada por un socialista. Este dato no es baladí. La banda terrorista salió del proceso de negociación de hace dos años echando pestes contra el PNV, pero más contra el PSOE; y a la vista están los ataques que ha lanzado contra este partido desde que rompió la tregua.
Tras las acciones que comete contra el PSOE y el PNV no hay sólo ganas de venganza por lo pasado, que alguna sí que hay, sino también deseo de hacerles la vida incómoda de cara al futuro para que, si vuelve a darse «la segunda parte» de las negociaciones, como dice Arnaldo Otegi, estén más dispuestos a ceder ante las demandas de los terroristas.
Al intentar reventar un edificio singular por su significado arquitéctonico y económico, ETA está también dirigiendo un mensaje a las instituciones económicas porque, según su análisis, están detrás de las políticas que realiza el Gobierno vasco. En la visión de ETA, proyectos como el tren de alta velocidad sólo se justifican por los intereses económicos particulares que encierra, así que ha decidido atacar esos intereses en el País Vasco de la misma forma que hace cinco años decidió atacar las infraestructuras económicas del Estado.
El atentado contra Caja Vital tiene una enorme carga mediática por el objetivo elegido, como la tenía el coche bomba que en 2001 estalló ante el Palacio de Justicia de Vitoria, el que hizo explosión en el Parque de las Naciones o el de la T-4, en Madrid. Y esta ETA quiere convertir en simbólicas sus actuaciones terroristas a través de la elección de objetivos espectaculares.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 22/9/2008