ABC 06/10/16
· Los laboristas «no tienen el monopolio de la compasión», proclama la «premier»
Theresa May clausuró ayer la convención del Partido Conservador en Birmingham prometiendo «una revolución tranquila» para construir un Reino Unido más igualitario, «que funcione para todo el mundo», según rezaba el lema del congreso. Tras solo 85 días en el cargo, quiso esbozar la filosofía de su mandato. Ofreció un conservadurismo paternalista e intervencionista, que supone un giro, al menos verbal, frente a los patrones ideológicos tories desde Thatcher.
Ante el Estado pequeño que propugnaban liberales como la Dama de Hierro o David Cameron, Theresa May dijo que «es tiempo de recordar lo que puede hacer un buen Gobierno», y defendió con ardor que el Estado debe intervenir para corregir los fallos del mercado.
El «nasty party»
La hija del pastor anglicano, de 60 años recién cumplidos y criada en la Inglaterra profunda y eterna, repitió hasta el hartazgo que el Partido Conservador es ahora el de «las clases trabajadoras ordinarias». May intenta ocupar el vacío que está dejando el Partido Laborista bajo el errático liderazgo de Corbyn. «Los laboristas no tienen el monopolio de la compasión, acabemos con su pretensión de superioridad moral», proclamó. Incluso llegó a decir que el laborismo es ahora el «nasty party», etiqueta que ella misma acuñó en 2002 para describir el anquilosamiento de los suyos.
«Si eres evasor fiscal, iremos a por ti». «Vamos a hacer que los mercados funcionen para la clase trabajadora», tronaba May, vestida con un elegante vestido granate y zapatos a juego, más sobrios de lo habitual. También criticó que las empresas contraten trabajadores extranjeros «poco cualificados» en lugar de formar a los jóvenes británicos que tienen cerca. En un tono casi de UKIP, lamentó que trabajadores extranjeros de baja formación provocan que a veces los británicos «tengan bajos salarios o se queden sin empleo». En esta línea anti extranjeros, una de las promesas hechas en el congreso es que en Inglaterra se habilitarán más plazas de Medicina, a fin de que el servicio nacional de salud, el NHS, no tenga médicos de fuera.