Florencio Domínguez, EL CORREO, 22/10/12
La izquierda abertzale siempre ha tratado de empujar al PNV hacia posiciones de radicalidad
El nuevo Parlamento vasco tiene la mayoría nacionalista más amplia de las nueve legislaturas anteriores. Sólo en 1984 y si se cuenta la representación obtenida entonces por Euskadiko Ezkerra como inequívocamente nacionalista habría habido una presencia mayor de parlamentarios de esta adscripción.
Los 48 escaños que suman el PNV y EH Bildu pueden crear inquietud sobre todo por el contexto exterior de radicalización de procesos soberanistas como ocurre en Cataluña, por citar sólo al más cercano de ellos. Los números de las dos formaciones dan para sacar adelante en la cámara vasca cualquier iniciativa de esa naturaleza que se plantee, siempre que haya acuerdo entre ellos.
El comportamiento tradicional de la izquierda abertzale, que con toda probabilidad será heredado por EH Bildu, ha sido el de tratar de empujar al PNV hacia posiciones de radicalidad o, en su defecto, de provocarle contradicciones internas. A buen seguro que en esta legislatura Iñigo Urkullu va a encontrarse con retos de este tipo procedentes del primer partido de la oposición.
El ganador de la jornada de anoche, en la intervención realizada tras conocer los resultados, se pronunció en favor de acuerdos amplios, plurales y estables. En la campaña se había pronunciado en contra pactos frentistas. Además, sus votantes están divididos entre los partidarios de entenderse con Bildu, los favorables a hacerlo con el PSE y los que prefieren un gobierno en solitario. Unas cosas y otras hacen prever que una alianza PNV-EH Bildu no figura en la agenda de Urkullu aunque no descarte pactos ocasionales. El líder del PNV, además, mencionó anoche cuáles será sus prioridades políticas: la recuperación económica, la consolidación de la paz y el nuevo estatus político.
Las posibilidades de entendimiento del PNV con EH Bildu son diferentes según se trate de uno u otro asunto. En las decisiones sobre política económica, probablemente, los nacionalistas de Urkullu van a tener que buscarse unos aliados diferentes para sacar sus proyectos en la cámara vasca. La cuestión relativa a la consolidación del final del terrorismo requerirá buscar acuerdos con el Gobierno central y con los socialistas ya que con ellos tienen más en común que con la coalición dirigida por la izquierda abertzale.
La hora de la verdad se presentará cuando el gobierno de Iñigo Urkullu se plantee concretar su proyecto de nuevo estatus político a lo largo de la legislatura. Ahí se verá cuál de las almas tradicionales del PNV se impone y a quien privilegia a la hora de buscar acuerdos.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 22/10/12