Editorial-El Correo

  • Su atrincheramiento es una losa para las aspiraciones electorales de Feijóo, un año después de una dana que exige medidas de prevención

La gran anomalía un año después de la devastadora dana de Valencia que dejó 229 muertos sigue siendo Carlos Mazón, cuya negligente actuación durante la tragedia obliga a empezar por El Ventorro. Que haya que hacerlo por encima de la urgente reconstrucción de vidas y bienes, y de la necesaria aplicación de medidas de prevención para frenar una nueva catástrofe, constata la dimensión del agujero negro en el que se ha convertido la gestión del presidente de la Generalitat. Todo lo que comenzó en aquel restaurante a las 15.00 horas, con la inoportuna comida de trabajo de Carlos Mazón con Maribel Vilaplana en mitad de la tragedia, constituye un penoso ejemplo de irresponsabilidad pública ante una crisis.

Cambiar de forma interesada el relato para capear su tormenta como viene haciendo el ‘president’, forzado ahora a reconocer que acompañó a las 18.45 horas a Vilaplana a su coche al término de la cita, agota su escasa credibilidad. Resulta insostenible que aún se desconozca qué hizo desde que se despidió de su compañera de mesa, obligada a declarar como testigo, hasta que llegó al Palau, sede del Consell, una hora después. O los 37 minutos -de 18.57 a 19.34 horas- en los que no llamó a nadie por su móvil, pese a la intensidad letal de la riada en ese momento.

Es más que evidente que el barón popular ha suspendido todos los exámenes y que ha perdido la confianza de sus ciudadanos, incluida la de sus propios votantes. De poco vale el Presupuesto que se apresuró a pactar con Vox, con clamorosas claudicaciones al ideario de la extrema derecha, para intentar sacar pecho en pleno escándalo. Ese acuerdo que revelaba el temor de fondo del PP al auge de los ultras es también la constatación de un improcedente cálculo político. El atrincheramiento del presidente de la Generalitat en el cargo amenaza con convertirse en una pesada losa para las aspiraciones electorales de los populares en la Comunidad Valenciana y de Alberto Núñez Feijóo de camino a La Moncloa. Mazón sigue hoy embarrado, igual o peor que como se presentó hace un año al comité de crisis del Cecopi a las 20.28 horas, demasiado tarde ya para numerosas víctimas a las que no llegó a tiempo la señal de alerta. Hoy se les rendirá un merecido homenaje con un funeral de Estado. Que estuviera en duda hasta el último momento la asistencia del máximo representante autonómico por el profundo rechazo a su figura entre los afectados describe el alcance de esa gran anomalía.