JOSÉ MARÍA RUIZ SOROA-EL CORREO

Después de insinuar que Euskadi paga al Estado más de lo que debería por estricta aplicación de los principios del sistema del Concierto, en un editorial de este periódico se recogía que los supuestos agravios comparativos esgrimidos contra el Concierto lo son «por desconocimiento o mala fe». Deduzco de ello que mi caso debe entrar en el capítulo de la ignorancia -porque les aseguro que voy de buena fe-, así que nada mejor que pedir a quien corresponda me explique el siguiente lío de números.

Verán, el Cupo de 2021 fue de 1.403 millones, y el de 2022 se ha pactado en un poco más, 1.472 millones para todo el próximo quinquenio. Un importe que es muy similar al del Cupo del quinquenio anterior que era de 1.300 millones anuales. Esa es la cantidad pagadera al Estado por las competencias «no asumidas» por la CAPV después de los ajustes por IVA y déficit público. Una cifra casi constante.

Sucede al tiempo que en el presupuesto general del Estado han aparecido estos últimos años unas cantidades nuevas, nada menos que 38.904 millones hoy, que corresponden al déficit de la Seguridad Social que hasta el pasado año se cargaba al presupuesto de ésta mediante la «hucha», luego se financió con «préstamos» del Estado, pero que ahora se financia clara y definidamente con impuestos. Es una nueva partida del presupuesto y, desde luego, no corresponde a una «competencia asumida» por la CAPV sino a una no asumida porque no existía hasta anteayer.

Cuando el déficit lo asumía la propia Seguridad Social, todos los españoles afiliados lo financiaban porque era un sistema de caja única. Cuando lo asume y paga el Estado con impuestos, también deben financiarlo todos, como es obvio, sólo que en el caso de vascos y navarros tendrán que hacerlo vía Cupo (o Aportación) porque es la manera peculiar como contribuyen a sostener las cargas estatales no asumidas. Y si es así, el déficit de la Seguridad Social que ha pasado a formar parte de los presupuestos del Estado debería haberse notado en el importe del Cupo de estos últimos años, porque ese déficit es de nada menos que 38.904 millones, casi nada.

Si la CAPV abonase como parece de lógica su parte del déficit, que ascendería a 2.437 millones aplicando el porcentaje del 6,24%, sería imposible que el Cupo fuera sólo de 1.472 millones. Sería de más de 3.000 millones como es de pura aritmética. O, por lo menos, sería esperable que la aparición de este déficit en las cuentas del Estado se hubiera notado en el importe del Cupo. Pero no, no se nota.

Malas lenguas dicen que los impuestos de los «españoles comunes» soportan ellos solos el déficit, es decir, que se lo financian ‘gratis et amore’ a los ciudadanos forales. Un «agravio», vamos. Estoy seguro de que no puede ser así, que hay una explicación sencilla para el lío de números, pero… ¿me la cuentan, por favor?