EL CORREO 08/12/13
· Arantza Quiroga Presidenta del Partido Popular vasco Defiende la búsqueda de «complicidades» con los jeltzales, a pesar de llevar «la independencia en su ADN», para superar la política de «bloques»
Arantza Quiroga (Irún, 1973) repasa la actualidad política con una incómoda sensación de «vuelta al pasado» al emplear términos que creía superados como «frentes», «bloques», «ataques», «cócteles molotov» o «miedo». «Me niego a construir este país desde la división», proclama. En su primer hito desde que preside el PP de Euskadi, ha alcanzado un acuerdo con el Gobierno vasco para facilitar la aprobación de sus Presupuestos, a cambio de un compromiso para contener la deuda pública y el gasto corriente. Quiroga defiende una política de «complicidades» con el PNV, a pesar de sus diferencias.
P– ¿Por qué se ha embarcado el PP en ese pacto con el PNV cuando su participación no era imprescindible para Urkullu, que ya tenía amarras sus Cuentas gracias al PSE?
R– Por coherencia con lo que vengo planteando: la necesidad de un gran acuerdo en un momento en el que el dinero es el que es. Uno ve los Presupuestos del Gobierno vasco y se da cuenta de que tiene el dinero justo para abrir la persiana. No hay grandes partidas para invertir en industria y en proyectos necesarios. Debemos reducir ese déficit para poder tener más recursos.
P– En su opinión, ¿qué le ha llevado al PNV a entrar en un acuerdo que no le era estrictamente necesario sobre la base, además, de los impopulares ajustes?
R– El PNV se ha dado cuenta de la importancia de la estabilidad, de mandar un mensaje de tranquilidad a quienes pueden invertir y crear empleo en Euskadi.
P– Ese clima de entendimiento parece que ha cuajado también en Álava, donde el PP ha logrado el aval del PNV a sus Presupuestos forales. ¿Podría trasladarse también a Bizkaia, pese a que el Gobierno del jeltzale José Luis Bilbao tiene ya atado un pacto con el PSE?
R– La negociación de Álava ha ido por otro carril, pero, con voluntad, se puede trasladar ese gran pacto institucional. Hasta donde yo sé hay posibilidad de acuerdo con una visión global. La Diputación de Bizkaia podrá tener un Presupuesto, pero aún no tiene la foto de tres grandes partidos unidos por la estabilidad.
P– El pacto presupuestario con el Gobierno de Urkullu es el primer hito de su gestión al frente del PP. ¿Qué representa para su partido, que lucha por conservar su relevancia pese al retroceso electoral, y para usted, en lo personal?
R– En lo personal, supone materializar algo en lo que he creído desde el minuto uno. Que es posible el pacto entre diferentes. Como PP, que tiene responsabilidades de Gobierno en Álava, nos coloca como un partido que aspira y puede hacer país.
P– ¿Comprenderá el electorado del PP este acercamiento al PNV, que es el mismo partido que impulsa un nuevo estatus político?
R– Hablamos de un acuerdo presupuestario, que se ciñe a aspectos económicos. No quiere decir nada más. El PP sigue siendo el PP con todos sus planteamientos, y el PNV sigue siendo nacionalista. Aunque no es novedad, la prueba de ello es ir a por el nuevo estatus.
Posible factura en las urnas
P – ¿Teme que pase factura en las urnas ese entendimiento con un PNV que no ha querido apoyar su moción de deslegitimación de ETA?
R– Pues el PNV sabrá. Yo lo tengo muy claro. No quiero la división en bloques a la que quiere llevarnos el PNV. Lo acabamos de ver en el Parlamento vasco. Ni en los asuntos de la convivencia ni en otros. Hombre, yo creo que Urkullu se presentó a las elecciones como ese PNV que ha había sabido comprender la lección del Plan Ibarretxe. Es decir, se presentó como algo muy distinto a Ibarretxe. Así pidió la confianza.
R– Tengo claro que el PNV, como dice Urkullu, lleva en su ADN la independencia. Veremos qué plantean.
R– Sinceramente, me he llevado una gran decepción con el resultado del debate. Yo le había dicho al lehendakari en la interpelación anterior que ETA nunca debió existir y el lehendakari lo asumió muy ufano. Sin embargo, al llegar al pleno, el PNV ha votado en contra de nuestra moción. Nuevamente, los intereses partidistas del PNV, sus cálculos y estrategias, están por encima de algo tan vital como es deslegitimar el terrorismo. Y más en estos momentos en los que está saliendo gente de la cárcel que no ha mostrado ni un ápice de arrepentimiento. Me ha parecido durísimo escuchar al PNV decirme que eso había que cocinarlo en la ponencia de paz.
R– ¿Les están ajustando otros partidos las cuentas por haber utilizado a las víctimas para criticar con dureza la gestión antiterrorista en la época de Zapatero?
Las mayorías del Parlamento
P– La foto del Parlamento revela que el PNV más EH Bildu suman 48 escaños en una Cámara de 75; una mayoría muy holgada.
R– Pero no se trata de un juego de mayorías y el PNV lo sabe. Se trata de ver con quién quieres construir este país y en base a qué principios. De eso se trata. El PNV ha querido visualizar que ellos están dispuestos a construir este país con Bildu desde la cero exigencia. Quiere llevar este debate a la ponencia para no exigir públicamente a Bildu que haga ese recorrido. Yo me niego a construir el País Vasco desde la división porque esa no es la manera. Debemos superar la política de frentes.
P– Pues este es el mismo partido con el que el PP acaba de llegar a un acuerdo presupuestario. ¿No parece una contradicción?
R– Hay cosas de un partido con las que puedes estar de acuerdo y otras con las que no. Son aspectos distintos. Lo que es triste es que el PNV quiera hacer bloques, en vez de buscar complicidades.
P– ¿Fue un error la decisión del PP de movilizar a las víctimas para presionar a Zapatero?
R– Las víctimas tienen su propio criterio y obedecen a los sentimientos y lo que quieren hacer en cada momento. El PP les ha acompañado. Pero yo no me puedo hacer responsable de las declaraciones de las víctimas. Ni cuando vamos en la misma dirección ni cuando nos critican.
P– Algunos de los promotores de ese discurso duro siguen entre sus filas, como Jaime Mayor Oreja o Carlos Iturgaiz. ¿Deberían repetir en las listas a las elecciones europeas?
R– Esa es una decisión que la va a tomar Mariano Rajoy.
P– ¿Sería una forma de poner fin al debate de las dos almas?
R– … La decisión será de Rajoy y así nos lo ha trasladado.
P– Tras el anuncio del exparlamentario vasco Santiago Abascal de dejar el PP. ¿se puede abrir una grieta a la derecha del partido por la que salgan otros nombres?
R– Me atengo a la realidad. Y lo que estoy viviendo es que hace una semana estuve en un acto de entrega de treinta carnés de afiliados, de nuevos afiliados, en la sede de Bilbao.
P– ¿Por qué parece que ha calado en la calle la sensación de que el Gobierno podía haber hecho más para frenar la excarcelación de presos de ETA tras el fin de la ‘doctrina Parot’?
R– Es cierto que a nuestro partido, al Gobierno, le faltó hacer pedagogía previa. Eso es así. Y esa falta de anticiparse a una decisión que sabíamos que podía provocar lo que está provocando ha hecho que otros se hayan aprovechado con una interpretación interesada. Debemos seguir haciendo pedagogía por el cumplimiento de las leyes, con la convicción de que la democracia ha derrotado a ETA. Hace falta que desde el PP nos lo creamos, como sé que la mayoría se lo cree.
P– ¿Hay motivos suficientes para considerar que algunos de los recibimientos tributados a ex presos pueden constituir delitos por enaltecimiento del terrorismo?
R– En este tema los jueces y fiscales tienen que hacer su papel, y eso tiene que seguir su curso. Pero quienes vivimos en el País Vasco no necesitamos que ningún juez o fiscal nos diga qué está pasando. Una parte de la sociedad, me da igual si es pequeña o grande, está reconociendo el pasado terrorista de una persona. Luego el juez dirá si hay pruebas. Pero los que hemos visto esas cosas sabemos lo que hay detrás de un, ¿cómo dijo Erkoreka?, ‘recibimiento caluroso’. Eso ya es el colmo del eufemismo.
P– «Con la Guardia Civil, esto no pasaría», dijo el ministro del Interior para cuestionar la labor de la Ertzaintza. Apenas 24 horas, tuvo que llamar a la consejera de Seguridad para disculparse. ¿Se está echando demasiada leña al fuego?
R– La semana pasada atacaron con cócteles molotov nuestra sede de Barakaldo, tras una escalada de la kale borroka. Fue como una vuelta al pasado. Se te cae el alma a los pies: Otra vez toda la ceremonia de llegar allí, con los medios de comunicación, los concejales, el miedo de los trabajadores de la sede. Según me acercaba, llamé a la consejera para transmitirle mi preocupación por la escalada de ataques.
P– ¿Le tranquilizó?
R– Me dijo que se estaba investigando y que me tendrían informada.
P– ¿Le han informado ya?
R– No, todavía no.
P– ¿Por qué el PP no ha participado en los homenajes a Joseba Goikoetxea, sargento mayor de la Ertzaintza, y del empresario Inaxio Uria, ambos asesinados por ETA?
R– No ha sido buscado, ni por voluntad. Para nada. Ha sido por una cuestión interna de organización.
P– Pero resulta inexplicable la ausencia de su partido en dos actos celebrados con una participación política tan plural.
R– Luego hemos hablado con las familias. Pero esto no empieza en 2003. El PP siempre ha estado cerca de ellos, más que en ese hecho puntual de la foto. Lo que me suele preocupar de esos homenajes es que al final no haya gente reconfortando a las familias, como pasó con el homenaje a Eduardo Puelles, en el que yo sí estuve. Fue en mayo y allí no había nadie. Estábamos cuatro. Y cuando digo nadie es que no había nadie de ningún otro partido, de todos esos que luego sí han estado al más alto nivel en los homenajes. Lo que me sorprende es que, de un tiempo a esta parte, se pase lista, cuando nosotros hemos estado desde el principio, sin hacer distinciones entre víctimas y, en ocasiones, solos.