ABC 09/04/14
· LAS FALSEDADES DE LOS INDEPENDENTISTAS
«No es verdad que Cataluña sufra opresión insoportable»
Mariano Rajoy no se quedó en la ley. Tenía especial interés en desmontar las «maniobras de distracción» que tratan de llevar el debate a terrenos dispares. «No es verdad que en Cataluña sufran una opresión insoportable», proclamó primero el presidente del Gobierno. Y acto seguido llegó una retahíla de las «falsedades» que se han escuchado en los últimos tiempos.
«No es verdad que se persiga la lengua catalana o que se asfixie su cultura. No es verdad que se pongan trabas al desarrollo económico, ni que se torpedee el bienestar», afirmó Rajoy, entre aplausos de los suyos.
«Como tampoco es verdad que no se les ayude en las dificultades o que se les aplique un trato discriminatorio respecto de otras Comunidades Autónomas». Rajoy no mencionó ahí el «castigo» del Estado a Cataluña. En forma de ayudas del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), Cataluña se ha llevado el 42,2 por ciento de ese Fondo. De los 39.638,4 millones de euros que el Estado distribuyó entre 2012 y 2013, Cataluña acaparó 16.715,4 millones. También se llevó 5.715,2 millones de euros del Fondo de Pago a Proveedores.
«Tampoco es verdad que en los países civilizados, cuando una región quiere apartarse, le abran la puerta para que salga llevándose una porción del territorio común…», remató.
· HISTORIA COMÚN
«Nunca en la historia hubo tanto autogobierno»
«Veo siglos de historia en común», señaló el presidente del Gobierno, después de escuchar cómo la delegación del Parlamento catalán había hablado de su Comunidad como si hubiera sido un ente político ajeno a España durante mil años. «Siglos de unión compartida, generaciones de españoles unidos en un destino común, en las ilusiones y en los éxitos, en las dificultades y en las diferencias, que en democracia siempre hemos resuelto con voluntad de entendimiento», prosiguió Rajoy.
Por eso, rechazó de plano esa «hipotética historia de agravios» que algunos políticos catalanes se empeñan en mostrar con victimismo incorporado. «No puedo asumir su relato de opresión. Sinceramente, no puedo aceptarlo porque no es verdad».
Rajoy recalcó «lo que hemos hecho juntos en los últimos años, que han sido momentos de prosperidad y concordia». «Nuestra Constitución ha sido el gran exponente de todo esto, que no solo nos ha dado un sistema democrático y la garantía de nuestros derechos, también un grado de autogobierno sin parangón en los países de nuestro entorno. Nunca en la historia, Cataluña ha tenido un nivel de autogobierno como el de hoy, gracias a la Constitución Española», afirmó el jefe del Ejecutivo.
· DEBATE SENTIMENTAL
«Amo a Cataluña como algo propio y creo en ella»
Rajoy dejó descolocados a los independentistas cuando hizo una proclamación pública de su amor por Cataluña y su plena confianza en ella. Suponía que el presidente del Gobierno jugaba en un terreno que parecía propio de ellos. Y les metió un gol.
«Perdónenme la vanidad, pero tal vez yo creo en Cataluña más que ustedes. Al menos yo no me siento en la necesidad de demostrar a cada paso que Cataluña existe. Me consta que existe, que es uno de los puntales de nuestra patria, que no se entiende España sin ella del mismo modo que resultaría incompresible Cataluña sin el resto de España», defendió.
Y luego llegó la confesión: «Amo a Cataluña, como a las demás comunidades. No como algo simplemente entrañable, sino como algo propio. Valoro mucho lo que nos aporta su diversidad, su lengua, su cultura, el espíritu emprendedor e innovador de los catalanes, su amor al trabajo y a la obra bien hecha, a la feina ben feta. Valoro, en fin, la inmensa aportación de Cataluña a nuestro pasado, a nuestro presente y, estoy seguro, que también a nuestro futuro». El presidente del Gobierno añadió que lo más importante es que en esas palabras que acababa de pronunciar se sienten representados una gran mayoría de españoles que no viven en Cataluña.
· LAS CONSECUENCIAS
«Sería más pobre, saldría de Europa sine die»
Rajoy dejó descolocados a los independentistas cuando hizo una proclamación pública de su amor por Cataluña y su plena confianza en ella. Suponía que el presidente del Gobierno jugaba en un terreno que parecía propio de ellos. Y les metió un gol.
«Perdónenme la vanidad, pero tal vez yo creo en Cataluña más que ustedes. Al menos yo no me siento en la necesidad de demostrar a cada paso que Cataluña existe. Me consta que existe, que es uno de los puntales de nuestra patria, que no se entiende España sin ella del mismo modo que resultaría incompresible Cataluña sin el resto de España», defendió.
Y luego llegó la confesión: «Amo a Cataluña, como a las demás comunidades. No como algo simplemente entrañable, sino como algo propio. Valoro mucho lo que nos aporta su diversidad, su lengua, su cultura, el espíritu emprendedor e innovador de los catalanes, su amor al trabajo y a la obra bien hecha, a la feina ben feta. Valoro, en fin, la inmensa aportación de Cataluña a nuestro pasado, a nuestro presente y, estoy seguro, que también a nuestro futuro». El presidente del Gobierno añadió que lo más importante es que en esas palabras que acababa de pronunciar se sienten representados una gran mayoría de españoles que no viven en Cataluña.