Pedro Sánchez se estrenó en Valencia. Esto viene a explicar algunas características del mitin que compartieron: la candidata a la alcaldía, Sandra Gómez, el insistente Ximo Puig y el propio Pedro Sánchez, que estaba encantado por ser recibido afablemente y no como lo harían otros barones en sus predios. El mitin se celebró en el Palacio de las Artes y las Ciencias, que acogió a 4.000 asistentes, apenas la tercera parte de los que reunieron los mismos Sánchez y Puig en la plaza de toros de Valencia en 2015. Le arroparon nada menos que diez ministros, el 59% de su Gabinete, descontados los fijos (y continuos) de Podemos.
Fue llamativo que los tres oradores de ayer ¡en Valencia! se refiriesen a la corrupción del PP, ya saben, aquellos trajes de Camps que se pagó él mismo y ha tenido que pasar el tiempo para que nos llegasen algunos detalles dela trama Azud, como las confesiones ante la juez del exgerente socialista , Francisco Martínez y del ex tesorero, José Cataluña de haber cobrado unas mordidas que superaban en dos puntos el legendario 3% del pujolismo catalán. Ximo Puig, fue generoso mecenas de su hermano Francis, que lleva toda la legislatura imputado por fraude en las subvenciones de la Generalidad a sus empresas. El 38% de los candidatos socialistas que acompañarán a Ximo Puig en las elecciones están imputados por diferentes delitos de corrupción. Así las cosas, no es de extrañar que las primeras palabras de Sánchez fueran para expresar su contento porque “siempre que vengo a Valencia recibo mucho cariño”.
Luego mintió, que es lo suyo. Tengo escrita en alguna parte la idea de que Pedro Sánchez miente por vicio, incluso cuando no lo necesita, aunque en esta ocasión tal vez sí lo necesitara un poco. Mostró su satisfacción porque con una pandemia como la del Covid, una guerra como la de la invasión de Ucrania y la actividad de un volcán como el de la Palma la Economía sonríe a España, a ver qué va a ser esto cuando tengamos viento favorable. Efectivamente, la gestión de los tres asuntos que cita, era manifiestamente mejorable: los 120.000 fallecidos por coronavirus, la insuficiente ayuda a Ucrania contra la invasión y el Plan Renace que puso en marcha para la crisis del volcán y que ha sido calificado por el presidente del Cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata, de “un fracaso”: De los 36 millones prometidos solo se han ejecutado 10, el 27,7%.
La economía nos sonríe a pesar de la desesperanza que muestran todas las encuestas a pie de calle, a pesar de que la OCDE nos hacía saber esta semana que España tiene la mayor tasa de paro de los 38 países miembros, con un 12,8%, 2,5 veces la tasa media de la OCDE. Algo mejor llevamos la tasa de paro juvenil: con el 29,3% solo somos los penúltimos, peor está Grecia, que tiene el 29,7%.
Mientras, en El Correo, pedía perdón a las víctimas por los efectos indeseados de la ley Sisí, con un millar de violadores beneficiados y mas de cien excarcelados. También prometió que no va a gobernar con Bildu “bajo ningún concepto”, él se limita a hacer lo que le piden y anunció que el martes va a poner en alquiler las 50.000 viviendas de la SAREB, una reclamación que Podemos venía haciéndole desde 2019 y a la que él se negaba. La ley la va a sacar con los votos de Bildu y ERC. Mintió más, pero esto es todo lo que me cabe en la columna. Los hay más tontos: todos los que aplaudían y todos los que le voten.