Santiago González-El Mundo
AYER, durante el masaje a cuatro manos con que fue agraciado en La 1, el presidente tuvo un momento de gloria. Cuando Sergio Martín le planteó su devoción por el ‘running’ y él expresó su gran contento por su relación con el deporte. No era más que ‘bullshit’, pura charlatanería.
Todos habíamos visto al presidente con su camiseta de Barcelona’92, y su trotecillo cochinero entre parterres, practicando falsos estiramientos, acariciando a su perrita, como Obama y el teleprónter de TVE explicando el lance: «Presidencia del Gobierno. Pedro Sánchez practica deporte antes de enfrentarse (a) su intensa jornada de trabajo». No era ocio, sino concentración. No era un posado, era un robado. Los ‘paparazzi’ se saltan los muros como los subsaharianos la valla cuando Marlaska les quite las concertinas de las vallas. ¿Cómo desapercibido? ¿Quién llamó a las cámaras?
Ana Blanco había entrado en harina en el minuto cero: «cuando expuso su programa en la moción de censura…» ¿Programa, qué programa? No había otro programa que echar al PP y prometer elecciones: «Nosotros convocaremos elecciones, sí. Cuanto antes, por supuesto», sin que nadie se conmoviera al negarlo el lunes por la noche: «Aspiro a agotar la legislatura y convocar elecciones en 2020». Quiere sacar la mojama de Franco del Valle de los Caídos porque «España no se puede permitir símbolos que separen a los españoles». No son las banderas estrelladas, ni los lazos amarillos por unos golpistas enjuiciados por el Supremo y prófugos de la Justicia en algunos casos. Ni lo es el hecho vergonzoso de que el Jefe del Estado haya sido declarado ‘persona non grata’ en Gerona y tenga que entregar los premios que la Casa Real patrocina en un local de bodas y banquetes que los hermanos Roca tienen en las cercanías. Ya no van de luto los viernes las chicas de la tele. Philmore A. Mellows encarnaba la satisfacción general con un trino impecable: «Por fin, una RTVE despolitizada y plural. Ya era hora». Pero lo que mejor ha definido a este presidente fue la pregunta que le formuló un escéptico Patxi López en aquel debate de las primarias: «Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?».