La secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, aseguró ayer en Nanclares de la Oca (Álava), que ETA mantiene las trabas a sus presos a la hora de que participen en las actividades habituales de las cárceles españolas.
Preguntada por los periodistas sobre si se ha observado algún cambio en los reclusos etarras tras la irrupción de la izquierda abertzale en las instituciones a través de la coalición Bildu, aseguró estar sorprendida porque «a un colectivo de presos además de cumplir la pena derivada de su delito y de la condena que le impuso el juez parece que estén obligados a cumplir una segunda pena que les impone su organización».
Asimismo, lamentó que no se les permita realizar una reflexión sobre los delitos que les han llevado a prisión. «Incluso una parte de ese mundo de la izquierda abertzale ha entendido que hay que aceptar y respetar la ley si se quiere participar en la sociedad», incidió, en referencia a quienes han firmado su rechazo a la violencia y se han sumado a la coalición de independientes de este ámbito, Alternatiba y EA. Precisamente en la cárcel de Nanclares, en la que Gallizo realizó estas declaraciones, están algunos de los presos que se han separado de la banda terrorista y han condenado el uso de la violencia.
Por otro lado, y al hilo de la presentación de la transferencia de la sanidad penitenciaria que la acercó a Euskadi, la secretaria general de Instituciones Penitenciarias negó que se estén dando pasos para realizar otro traspaso, el de la administración penitenciaria. Gallizo negó que esta cuestión esté en la agenda del Gobierno central. «No hay ninguna previsión de contactos en esa materia», aseguró, aunque matizó que la negociación de las transferencias no está en su mano, sino en la de los gobiernos central y vasco.
Asimismo, aseguró que la nueva cárcel de Zaballa, que se está construyendo cerca de la cárcel alavesa de Nanclares, está «prácticamente finalizada», por lo que el centro penitenciario estará terminado y equipado antes de final de año. Será entonces cuando comience el traspaso del personal a las nuevas instalaciones y, finalmente, de los reclusos. Gallizo rechazó poner una fecha para la apertura oficial del centro, que dependerá del ritmo con el que finalicen las obras.
EL PAÍS, 5/7/2011