La canciller alemana, Angela Merkel, no disimuló ayer su decepción con el presidente estadounidense, Donald Trump, tras las erráticas cumbres del G-7 y la OTAN de la semana pasada. En un evento de precampaña, Merkel criticó duramente a su homólogo norteamericano una vez finalizada su primera gira internacional, en la que quedaron constatadas las fuertes desavenencias con el bloque europeo en cuestiones como el cambio climático, el libre comercio y la crisis de refugiados.
«Los tiempos en los que nos podíamos fiar completamente de los otros están terminando. Eso lo he visto durante los últimos días», declaró la presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en un acto junto con Horst Seehofer, líder de su partido hermanado, la Unión Cristianosocial (CSU), en la ciudad de Múnich.
Las palabras de Merkel provocaron un largo aplauso de gran parte de las 2.500 personas que escuchaban en una carpa, cerveza de litro en mano, a una canciller más distendida de lo que suele ser habitual.
La mandataria alemana lanzaba así una advertencia a su socio transatlántico, pero también al Reino Unido del Brexit. «Sólo puedo decir: nosotros los europeos debemos tener realmente nuestro destino en nuestras propias manos», afirmó. Naturalmente que esto debe hacerse manteniendo una relación de amistad con Estados Unidos y Reino Unido, y con vecinos como Rusia y otros países, indicó la mandataria. «Sin embargo, debemos saber que es necesario que nosotros mismos luchemos por nuestro futuro», concluyó Merkel.
Todo ello el día después de que terminara la cumbre del G-7 en la ciudad italiana de Taormina, una reunión en la que el grupo de los siete países más desarrollados del mundo fracasó en su intento de alcanzar un consenso sobre el cambio climático. El presidente Trump fue el único líder que mostró su rechazo a la adhesión al Acuerdo de París y se mostró reacio a la firma del consenso en contra del proteccionismo. Para Angela Merkel, la cumbre fue «muy decepcionante».
El coordinador de las relaciones transatlánticas en el Ministerio de Exteriores, Jürgen Hardt, también criticó la postura de Donald Trump. «Lo que hemos vivido en las cumbres no se corresponde –ni intelectualmente ni con el potencial de Estados Unidos– a lo que esperamos de un presidente estadounidense», declaró. Sin embargo, Hardt no ve la comunidad de valores occidentales en peligro, ya que «las tendencias aislacionistas de Trump son rechazadas por una amplia mayoría» de los ciudadanos estadounidenses.
El presidente del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), Thomas Oppermann, fue un paso más allá y consideró que se debe revisar la cooperación con los servicios secretos de Estados Unidos. Según él, el mandatario estadounidense se ha convertido «en un riesgo para la seguridad de Occidente», declaró a los diarios del grupo alemán Funke.
«La manera en la que Donald Trump maneja informaciones importantes es un riesgo para la seguridad de Occidente», dijo el socialdemócrata, en referencia a las acusaciones al presidente estadounidense de haber proporcionado información altamente confidencial, procedente de servicios secretos de países aliados, al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov.