ABC – 29/04/15
· El escritor galo aborda en Barcelona algunas de las claves de «Sumisión», polémica novela en la que imagina una Francia convertida en Estado islámico
· Ficción y realidad: «Puedo imaginar un presidente musulmán, pero es difícil que un partido musulmán gane las elecciones».
· Estado Islámico: «Me pregunto cómo es posible una interpretación tan aberrante del Corán» Ideas y valores. «La izquierda se ha vuelto agresiva porque se siente amenazada». El efecto: «Charlie Hebdo» «Las cosas se van a volver más graves. La falla se va abrir cada vez más».
Ayer fue en Barcelona, sí, pero la rutina debe repetirse en cada ciudad en la que Michel Houellebecq pone un pie desde que apareció «Sumisión» (Anagrama), fábula política con la que el novelista imagina una Francia convertida en Estado islámico tras la victoria en las elecciones de 2022 de la Hermandad Musulmana al tiempo que relata la conversión, también al islam, de un profesor especializado en la obra de Joris-Karl Huysmans, quien acabó abrazando el catolicismo.
Un «zapping» espiritual menos polémico de lo que cabría pensar con el que Houellebecq, señalado por la fatalidad tras publicarse la novela el mismo día de los atentados contra la revista «Charlie Hebdo», se confiesa razonablemente tranquilo. «No tengo miedo, pero quizá me equivoque», relativizó ayer un escritor que, más allá de las múltiples lecturas que ha generado su relato, sigue ondeando la bandera de la política-ficción antes incluso que la de la sátira política. «Puedo imaginar un presidente musulmán en Francia, no habría problema. Lo que parece difícil es que un partido musulmán gane las elecciones, ya que existen demasiadas divergencias entre ellos», apuntó, trazando así una simbólica línea imaginaria entre la realidad y su novela. Una barrera que, sin embargo, no le impide vaticinar que las cosas van a ir a peor después del atentado contra «Charlie Hebdo». «Será difícil de justificar. Las cosas se van a volver más graves. La falla que se ha abierto se va abrir cada vez más», alertó el escritor francés.
A vueltas con los tránsitos espirituales, Houellebecq explicó que su primera idea fue que François, el protagonista de la novela, siguiera los pasos de Huysmans y se convirtiera al catolicismo, pero la incapacidad a la hora de describir el proceso –«la religión católica ha cambiado», justificó– le llevó al islam. Antes de eso, sin embargo, el autor de «Las partículas elementales» buscó documentación de primera mano en el Corán. «Lo leí porque tenía ganas y también por honestidad –explicó–. Lo importante es quienes lo interpretan y tienen poder sobre la gente. Esto es lo peligroso. La lectura del Corán da seguridad, pero si lo pensamos dos veces quizá no nos sintamos tan seguros. Es extraño porque, por ejemplo, no habla de cómo debería ser la vida en un estado laico. Sí que habla, y mucho, de la relación con judíos y cristianos, y no tiene nada que ver con lo que dice el Estado Islámico. Me pregunto cómo es posible una interpretación tan aberrante del Corán».
Religión y política
Con todo, Houellebecq insiste en que su intención no era tanto hablar de religión como hacerlo de política y abrir plano para contemplar los restos de un «modelo patriótico republicano francés» que, asegura, «ya no está bien en absoluto». «La gente dejó de ser patriota tras la Primera Guerra Mundial. Hay un modelo que está muerto», sentenció. Es por eso que, además del auge del islamismo que relata en la novela, el autor de «Plataforma» asegura que también existe en Francia «una vuelta hacia el catolicismo». «Mientras la gente de izquierdas hacía discursos progresistas ellos se iban reproduciendo y transmitiendo sus valores. Ahora los jóvenes ya tienen edad de expresarse. Aunque tengo que confesar que es gente a la que no acabo de entender. Es extraño porque no estamos acostumbrados a ver a auténticos católicos, es como si hubiesen desaparecido», relató.
Algo mejor parece entender Houellebecq a esa izquierda francesa que recibió «Sumisión» entre aspavientos y de la que asegura que atraviesa por «una situación dolorosa». «La izquierda ha mantenido a los intelectuales bajo control durante 70 años y ahora éstos se están rebelando. Vuelve a haber combate, aunque la derecha tampoco ha hecho nada para recuperarlos. Hay una libertad preocupante y la izquierda se ha vuelto muy agresiva, porque se siente amenazada y quizá condenada», destacó Houellebecq, para quien su país tiene «un don excepcional por la hipocresía que no hay que despreciar». «Francia es un país realmente extraño: la gente está deprimida, pero la tasa de natalidad se mantiene alta», añadió un autor que, pese a arrimarse a la actualidad social y política, no descuida los temas que le han acompañado desde que debutó hace más de dos décadas con «Ampliación del campo de batalla». «Mis libros se pueden ver como un intento de leer la mentalidad masculina. Hace tiempo que los hombres dejaron de expresarse y hemos olvidado lo que los hombres piensan», ilustró.
Será por eso que el escritor francés no tiene reparos en reconocer que «Sumisión» es, después de todo, un libro pensado y escrito «para ser ambiguo, para crear una zona de no confort». Un libro tan ambiguo como pueda serlo su título, con más interpretaciones que la estrictamente religiosa. «Sumisión puede ser la aceptación del mundo tal y como es, y eso es la extinción», apuntó. En su caso, ese rechazo a lo establecido le lleva a abogar por la «democracia directa» ya que, en su opinión, «la representativa es una impostura y la directa es la única manera de salir de la crisis política». Houellebecq, añadió, mantendría a un presidente de la República «al que se podría hacer dimitir en cualquier momento» y suprimiría los parlamentos para que todas las modificaciones legislativas partieran de iniciativas ciudadanas.
ABC – 29/04/15