ALBERTO AYALA, EL CORREO – 21/08/14
· Que Rajoy quiera imponer la elección directa de alcaldes, incluso en solitario, sugiere que ya no confía en que la economía salve al PP.
· Los socialistas serían los mayores perjudicados por un cambio que aquí puede hacer de Bildu la fuerza con más regidores.
AMariano Rajoy le han entrado las prisas. Cuando apenas faltan nueve meses para las municipales, el Partido Popular parece decidido a cambiar la ley para imponer la elección directa de alcaldes; esto es, que los cabezas de las listas más votadas se conviertan automáticamente en regidores. Y ello aunque no cuente con el apoyo del otro gran partido de ámbito estatal, el PSOE, que ayer ratificó su ‘no’ rotundo al cambio, por el momento elegido… y porque no le conviene.
Los populares pretenden colar la reforma como una de las medidas para regenerar la vida pública española, pero la verdad es bien distinta. Las prisas por acometer el cambio en puertas de los comicios, incluso en solitario, sugieren otra cosa: mieditis. Rajoy y el PP ya no parecen confiar en que su gestión y la recuperación económica puedan salvar a muchos de sus alcaldes.
En las últimas elecciones europeas pasaron muchas cosas. Ganó, es cierto, el PP, pero con sólo un 26% de los sufragios. Sin embargo, el centroizquierda se impuso claramente al centroderecha en votos, aunque concurrió mucho más dividido.
El aviso quedó sobre la mesa. Si a las tres grandes formaciones de la izquierda (PSOE, IU y Podemos) se les ocurre unir fuerzas tras las municipales de mayo de 2015, los conservadores pueden verse privados de una buena parte de su notable cuota de poder local. El peligro de perder alcaldías emblemáticas es mayor para los conservadores en comunidades tan importantes como Valencia o Madrid. Esa y no otra es la razón que impulsa a Rajoy a cambiar la ley.
Igual de democrático
El nuevo modelo gustará más o menos que el actual, resultará más o menos conveniente a los intereses de cada uno, pero en modo alguno cabe tacharlo de antidemocrático como ayer hicieron algunos dirigentes socialistas con tanta frivolidad como desparpajo. Cuestión diferente es que los populares plantearan ‘regalar’ concejales a la lista ganadora para reforzar su peso y favorecer así la gobernabilidad.
No se sabe si el PP propugnará la elección directa sea cual sea el resultado, es decir aunque una lista se imponga a otra por un voto, aunque todos los indicios apuntan en esa dirección. O si pondrá sobre la mesa otras opciones, como exigir un mínimo del 40% de los votos para convertirse en regidor. Si no, los dos partidos más votados se disputarán la presidencia de la Corporación en una segunda vuelta. Opción improbable, ya que abre la puerta a coaliciones y es lo que el PP quiere evitar a toda costa.
La trascendencia real del cambio solo podrá verificarse cuando se abran las urnas. Pero si miramos los resultados de las pasadas europeas y damos por hecho que el PSOE, IU y Podemos pueden estar en disposición de llegar a pactos postelectorales, todo apunta a que los socialistas serán los grandes perjudicados por la reforma y el PP el gran beneficiado.
En Euskadi, el cambio legal tendría mínimas repercusiones si los partidos optaran por dejar gobernar a la lista más votada como ocurrió hace tres años. Pero echaría abajo la posibilidad de que, por ejemplo, el PNV y los socialistas unieran sus votos para arrebatar alcaldías a la izquierda abertzale y/o al propio Partido Popular.
Con los resultados de mayo pasado, el modelo que impulsa el PP convertiría a EH Bildu en la formación con más alcaldías en la comunidad autónoma vasca (124), bastante por delante del PNV (104). El PP se haría hasta con 16 en su feudo alavés, incluida Vitoria. El PSE se quedaría en 6. Todo un aviso a navegantes.
ALBERTO AYALA, EL CORREO – 21/08/14