Miedo a los impuestos

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

La Cámara de Comercio de España ha realizado una encuesta entre pymes en la que constata su gran preocupación por la subida de impuestos que temen implante el Gobierno en cuanto la coyuntura electoral le apremie, o simplemente le permita hacerlo. Me parece una respuesta muy lógica, que dudo mucho necesitase una encuesta para desvelarla. Me lo podían haber preguntado. Las empresas han vivido una época dura, con las restricciones a la movilidad que ha reducido la demanda de una gran larga lista de bienes y servicios y que les ha afectado a unas mucho y a otras muchísimo. Luego han llegado unas tremendas presiones en los costes, iniciadas por la subida de los energéticos y seguida por la mayoría de las materias primas. A ello se han unido las disfunciones en los aprovisionamientos y el encarecimiento de los transportes. Un duro panorama.

El Gobierno ha puesto su granito de arena con las revisiones de algunos impuestos, las subidas de las cotizaciones sociales -que son un claro y duro impuesto sobre el empleo-, el endurecimiento de las condiciones de la contratación -derivada de la reforma laboral- y las subidas del Salario Mínimo que, con el último anuncio, alcanzarán ya casi un 36%.

Así que es lógico que vean con recelo, algunos incluso con espanto, cualquier anuncio de elevación de la presión impositiva. Sus partidarios se fijan en el agujero que existe entre la recaudación fiscal en España y el PIB, pero nunca se fijan en la cuña fiscal, en el esfuerzo que Hacienda le exige a cada ciudadano en función de su renta. Un índice clave, porque la renta individual es algo cercano, que se percibe con mucha mayor nitidez que el dato agregado del PIB. Ahí estamos por encima de la media, porque no le afecta cosas como el tamaño de la economía sumergida o la enorme tasa de paro, que duplica la de los países con los que acostumbran a compararnos.

Vivimos momentos de fuerte compresión de los márgenes empresariales y eso se compadece mal con unos mayores impuestos. Cuando se oye a los líderes de Podemos hablar de incrementar la recaudación en 30.000 millones, el temor se convierte en miedo, próximo ya al pánico. Se dirá que solo afecta a las grandes empresas y a los grandes patrimonios, pero eso no es cierto, nunca lo es. Ahora necesitamos ampliar la base impositiva, crear riqueza y empleo y mejorar la eficacia del gasto público, en donde hay un gran campo de mejora. Lo malo es que nada de eso atrae el favor de los votantes, que es lo único que interesa a nuestros líderes. Así que, ni lo sueñe.