Mil pajas

El Mundo 27/11/12
ARCADI ESPADA

LA INTELIGENCIA estratégica de Artur Mas ha acabado con 30 años de centralidad política de Convergència. La renuncia a seguir siendo el pal de paller de la política catalana para reducirse al pal de paller del soberanismo. Evidentemente su giro estratégico estaba basado en la certidumbre de que obtendría mayoría absoluta. Los 70 diputados que le prometió su valet de chambre estadístico. No ha sido así, y el desconcierto nacionalista es evidente. La antigua CiU, que en los buenos viejos tiempos miraba a izquierda, derecha y dentro de sí misma (¡la alianza más difícil!), y elegía un aliado para el alegre verano de la nación y otro distinto para el duro invierno de los presupuestos, sólo puede pactar hoy con Esquerra Republicana. Hace apenas unos días, Duran Lleida, la cara de la moderación, dijo que el Estado es una cloaca, coronando una insólita lista de insultos de la coalición contra el Gobierno de España: un supuesto pacto con el PP debe atender al tiempo de las cicatrices. El pacto con el PSC tampoco parece fácil. Los separa la ley, que Mas se mostró dispuesto a ignorar en su convocatoria de referéndum sí o sí. La estrategia de Mas sólo ha consistido en trazar aduanas morales y políticas. Y así pues está abocado al pacto con Esquerra o a la convocatoria de nuevas elecciones, previo abandono de la política activa.

El giro de CiU, su renuncia, supone además una intensificación de la puerilidad catalana. Los parlamentos dotados de una cierta seriedad democrática, es decir, el Congreso de los Estados Unidos, tienen dos partidos en su hemiciclos. En Cataluña hay 7. Ni los socialistas catalanes, ni el Partido Popular, ni CiU, ahora, ¡y ni siquiera Esquerra Republicana! han cumplido sus obligaciones vertebradoras. Su funcionamiento defectuoso y su incapacidad para actuar como mainstreams de sus respectivos segmentos sociales y políticos han provocado la aparición, y hasta la consolidación, de otros partidos nuevos. (Aunque las características son de un género patológico distinto no quiero dejar de señalar el caso de UPyD respecto a C’s, ya inscrito en lo plenamente humorístico). Muchos llaman «pluralidad» al abigarrado escenario parlamentario de Cataluña. Y la propaganda narcisista se jacta de que el mapa político local es el resultado de la riqueza y la vivacidad sociales. Hijo del matiz. ¡Quia! Sólo pura y grave enfermedad de la matriz respectiva.