Miles de terroristas potenciales: el riesgo que vigila Europa

EL CONFIDENCIAL 24/03/17

· «la mayor amenaza desde hace una década»

· Islamistas retornados a sus países tras combatir con el Estado Islámico, lobos solitarios y yihadistas camuflados como refugiados suponen un peligroso enemigo interno en el continente

Dar una cifra exacta es imposible. Pero en lo que los expertos europeos de la lucha antiterrorista coinciden es en que son miles. Miles los islamistas peligrosos a los que las fuerzas de seguridad de todo el continente consideran capaces de perpetrar un atentado, como el que tuvo lugar el miércoles en Londres, en diciembre en Berlín o hace justo un año en Bruselas. Muchos de ellos son los llamados ‘retornados’, ciudadanos y residentes europeos que han combatido en las filas del Estado Islámico (EI) y regresado luego a su país de origen. Otros son miembros de redes islamistas. Algunos, los menos, son yihadistas extranjeros que han ingresado en Europa camuflados entre las oleadas de refugiados. Y luego están los ‘lobos solitarios’, individuos que se han radicalizado sin abandonar su comunidad ni llamar la atención de las fuerzas de seguridad.

«La amenaza que supone el terrorismo islamista sigue siendo una de nuestras principales preocupaciones», señalaba tan sólo hace unos días el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni. «Pese a que 2017 será el año de la derrota militar del EI, la amenaza yihadista no acabará«, agregaba casi en la víspera de que el terror volviese a materializarse en Europa, esta vez frente al Parlamento británico, donde cuatro personas han muerto y una docena han resultado heridas por el ataque de un británico de 52 años.

El director de Europol, Rob Wainwright, cree que «Europa se encuentra en este momento frente a la mayor amenaza terrorista desde hace más de 10 años«. En una entrevista publicada por el diario alemán ‘Neue Osnabrücker Zeitung’, estimaba que entre 3.000 y 5.000 europeos habían ingresado desde 2014 en el EI, habían combatido con los islamistas y luego —en un número indeterminado— habían vuelto a sus hogares radicalizados y endurecidos por la experiencia militar. «El creciente número de estos soldados extranjeros supone un reto totalmente nuevo para los países de la UE», aseguraba.

A este respecto, el Centro Internacional para el Contraterrorismo (ICCT) de La Haya estimó a mediados del año pasado en un extenso informe de 149 páginas que en Europa había ya al menos entre 1.200 y 1.300 retornados. Son alrededor del 30% de los cerca de 4.000 europeos que calcula que en los últimos años han abandonado sus países y marchado a Siria e Irak, han recibido instrucción militar con el EI y han combatido con los yihadistas. Luego, con instrucciones o no de atentar en sus países de origen, han regresado a casa y se encuentran, en la mayoría de los casos, bajo el radar de los servicios secretos. Según este estudio, los países europeos que más militantes han aportado a la yihad en Oriente Medio son Bélgica, Francia, Alemania y Reino Unido.

«Bombas de relojería vivientes»
Los retornados son el enemigo público número uno de la seguridad europea. Muchos son auténticas «bombas de relojería vivientes», según Hans-Georg Maassen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), los servicios secretos del interior de Alemania. Suponen «un peligro inmenso» para la seguridad, indicaba en una entrevista al ‘Ostsee Zeitung’.

Alemania estima que de los casi 800 ciudadanos y residentes que han dejado su territorio para unirse al EI en los últimos tres años, unos 275 han regresado con experiencia de combate. Según los servicios secretos galos, son más de 700, entre ellos unas 275 mujeres, los que han marchado a Siria e Irak en los últimos años, de los que cerca de 200 han muerto. Las fuerzas de seguridad británicas calculan que al menos 700 individuos de su país han marchado al califato islamista y que en torno a la mitad ha vuelto. Bélgica, por su parte, estima que de los más de 450 nacionales o residentes en su país que se han unido al EI, unos 120 han regresado. Desde España, han partido más de 150 islamistas, según el Ministerio de Interior, que hace unos meses reconocía 25 retornados.

Pero las redes extremistas en los países europeos son mucho más extensas que los retornados. Y en ellas hay individuos fanatizados y también dispuestos a perpetrar ataques. Francia, el país más golpeado hasta la fecha por el terrorismo islamista, tiene vigiladas a «cerca de 15.000 personas», según indicó el pasado octubre el entonces primer ministro, Manuel Valls. Tan solo el año pasado, las fuerzas de seguridad galas detuvieron a cerca de 400 personas por causas relacionadas con el terrorismo.

Alemania, por su parte, asegura tener fichados a más de 570 islamistas que la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) considera «peligrosos» y a unos 360 que están clasificados como «relevantes«. Anis Amri, el tunecino de 24 años que perpetró el ataque con un camión contra el mercadillo navideño de Berlín, estaba incluido en esta clasificación. Los círculos islamistas en su sentido más amplio incluirían en Alemania a unas 43.000 personas, según las estimaciones más recientes.

Lobos solitarios y falsos refugiados
Estas cifras, no obstante, no incluyen a los islamistas extranjeros que han llegado a Europa como peticionarios de asilo en los últimos dos años. Este, según Europol, es un colectivo menor, pero no despreciable. Dos de los terroristas sirios de los atentados coordinados del 13 de noviembre en París, en los que murieron al menos 130 personas, entraron en Europa a través de Grecia como refugiados. También el tunecino del ataque de Berlín se hizo pasar por demandante de asilo.

Tampoco aparecen reflejados en estos cálculos los denominados lobos solitarios, personas radicalizadas en mezquitas extremistas de Europa o a través de las redes sociales que en la mayoría de los casos no son conocidas por las fuerzas de seguridad. Al menos no por terrorismo. Un reciente informe del Departamento de Información para la Seguridad (DIS) italiano advertía hace unos días del posible aumento de los ataques de individuos de este tipo. Khalid Masood, el atacante de Londres, podría incluirse en este grupo.

Los hombres más peligrosos de Alemania
Los perfiles de estos potenciales terroristas contienen, en muchas ocasiones, puntos comunes. Según estudios de Europol, la BKA y el ICCT que indagan en las características biográficas de estos individuos, la mayoría son varones, urbanitas, y de entre 15 y 30 años, aunque hay casos de personas que superan los 60. Muchos tienen pasaportes europeos, aunque no es infrecuente que también disfruten de una segunda nacionalidad. También hay extranjeros residentes. La mayor parte de ellos creció en familias musulmanas, aunque algunos son conversos.

Lo más habitual es, además, que tengan una formación básica o no hayan concluido formalmente estudios elementales, aunque alguna excepción cuenta con título universitario. Además, muchos tienen un conocimiento muy rudimentario del islam y una proporción relevante no son profundamente creyentes, pese a que de alguna forma se inspiran en el EI. Otra característica común a muchos de ellos son los antecedentes penales por delitos menores, de tráfico de drogas a robos. Un buen número procede de entornos pobres y marginales. Por último, algunos arrastran problemas psicológicos desde la infancia.