Entrevista a JOSEP RAMON BOSCH, EL MUNDO 19/04/14
· La nueva asociación Societat Civil Catalana (SCC) planea convocar durante laDiada una gran manifestación en Tarragona para reivindicar la españolidad.
La puesta en marcha del llamado proceso soberanista en Cataluña está teniendo unos efectos secundarios seguramente no deseados por sus impulsores: los contrarios a la independencia han empezado a organizarse. Esta semana se presentaba oficialmente Societat Civil Catalana (SCC), una entidad que pretende ser un «paraguas» para cobijar a todos los que se oponen al proyecto encabezado por Artur Mas y Oriol Junqueras.
La gran novedad que presenta SCC con respecto a intentos anteriores parecidos es que por primera vez ha conseguido que a militantes del PP y Ciutadans se les sume la complicidad de socialistas que, además, no son críticos, sino que están en la misma línea que impulsa el líder actual del PSC, Pere Navarro, y sus hombres de confianza. Ahora, sus fundadores buscan apoyos también en ICV y CCOO.
A pocos días de hacer su primer acto público, los miembros de Societat Civil Catalana (SCC) muestran su convencimiento de que hay una gran parte de la ciudadanía catalana que no quiere la independencia, aunque tienen «miedo» a expresarlo. La nueva entidad está formada por unos 60 profesionales de diversos sectores que están decididos a despertar a los ciudadanos catalanes contrarios al proceso independentista y lo quieren hacer con un mensaje positivo. El empresario e historiador Josep Ramon Bosch tiene experiencia en asociaciones contrarias al separatismo –es uno de los fundadores de Somatemps– aunque recuerda que, como sus compañeros, está en SCC a título personal, dejando militancias al margen.
Pregunta.–¿Por qué nace SCC?
Respuesta.–Se crea con dos objetivos claros: el primero y principal es mostrar que la mayoría de los catalanes no estamos a favor del proceso para romper la legalidad y partir España. También nacemos para movilizar a los catalanes, ya que estamos callados, cerrados, y hemos de salir del armario del nacionalismo que nos tiene oprimidos. Hay que dar la cara y perder el miedo.
P.–¿De qué tienen miedo?
R.–En Cataluña hay miedo a manifestarse porque existe un estereotipo claro del catalán bueno, el que quiere la independencia, frente al malo, el traidor, el botifler… Esto lleva a una deriva muy peligrosa de enfrentamiento y la mayoría de los catalanes no estamos por los conflictos sino por la legalidad.
P.–¿Por qué la independencia no conviene a Cataluña?
R.–No nos conviene desde muchos puntos de vista, como el afectivo, ya que romperíamos con una convivencia de 600 años. Además, para Cataluña estar unida a España ha sido un buen negocio. Conviene a un grupo muy concreto de personas que vive de este mundo profesionalizado y nos lleva a un lugar absolutamente salvaje que es la destrucción de España.
P.–¿Creen que hay un exceso de pasividad entre los catalanes ante el proceso soberanista?
R.–Lo que hay es mucho miedo. La sociedad catalana está atemorizada y por eso salimos a dar voz a esta gente y que pierda el miedo de una vez. Sabemos que el independentismo, gracias a una gran inversión y apoyo económico, ha movilizado a mucha gente a favor de la ruptura. Hay muchos catalanes que han abrazado el independentismo porque ha triunfado el mensaje negativo de España nos roba y ante esto SCC, que es una entidad transversal ya que tenemos a gente de derechas, de izquierdas y de todos sitios, quiere dar el mensaje de que España nos quiere y que con España nos ha ido bien a los catalanes
P.–¿La constitución heterogénea de SCC puede ser un impedimento para hablar sobre la consulta o el derecho a decidir?
R.–No es fácil poner de acuerdo a gente que procede de Iniciativa per Catalunya o del PP, entre otros. En SCC hay federalistas, estatalistas, unitaristas, centralistas, gente que defiende la unidad de la lengua catalana en toda la antigua Corona de Aragón, los que defienden que catalán y valenciano son idiomas diferentes… Yo soy nacionalista cultural y defiendo firmemente la unidad de la lengua catalana, pero hay compañeros que no creen lo mismo. Pero tenemos claro que existe un denominador común: somos catalanes y también nos sentimos españoles y europeos. A partir de aquí, haremos muchas actividades y facilitaremos a los políticos que haya un gran acuerdo que evite la ruptura de España.
P.–No es tarea fácil…
R.–Muy difícil, porque los independentistas cuentan con más medios y más potentes. Nosotros tenemos buena voluntad, pero a diferencia de la Assemblea Nacional de Catalunya no contamos con el apoyo de la Generalitat, ni de las diputaciones o los ayuntamientos. Tampoco del Gobierno. Hemos hablado con partidos pero sólo hemos recibido mucho calor humano y nos han dicho que vamos por el buen camino.
P.–Pero están convencidos de que hay una mayoría no nacionalista…
R.–La situación es compleja, ya que mucha gente abraza la causa independentista porque tiene un mensaje claro, el España nos roba, y que sin España iría mejor a Cataluña, y lo compran porque vivimos una situación de crisis muy fuerte. El mensaje ha calado porque se ha invertido mucho dinero. Creemos que la situación es reversible, pero para ello necesitamos ayuda de los catalanes y del resto de españoles porque no entendemos Cataluña sin España , como tampoco España sin Cataluña.
P.–¿Qué piensa de los mensajes del Govern sobre que la Cataluña independiente seguirá en Europa o la gente vivirá mejor?
R.– Todo son mentiras elevadas a la máxima potencia. Nadie sabe qué pasaría en una Cataluña independiente, es una ucronía que no tiene respuesta. Pero como es un mensaje muy bien apoyado económicamente cala, igual que otros estereotipos como que los madrileños son unos ladrones, los andaluces unos vagos o los extremeños unos chorizos. Nosotros creemos que es triste e intentaremos darle la vuelta.
P.–Con un mensaje positivo…
R.–No queremos utilizar el mensaje del miedo. Ha de ser de amor, de simpatía, de catalanidad intensa. Cataluña tiene muchos problemas y seguramente se merece una mejor financiación, pero tenemos que ver si sería para Cataluña o para sus ciudadanos. Nosotros queremos lo mejor para los catalanes y para los españoles. Con el mensaje del miedo no vamos a ningún sitio e incluso puede ser contraproducente, como lo que dijo el ministro Margallo de vagar por el espacio sideral o cuando nos amenazan con que saldremos de Europa o que nos golpearán con la Constitución. Hemos de ganar el corazón de los catalanes con el concepto de hispanidad, recordando que nosotros antes de catalanes éramos españoles, que con España siempre nos ha ido bien y nos va bien y nos irá mejor. Lo tenemos que decir con una sonrisa de oreja a oreja.
P.– ¿También lanzarán el mismo mensaje a España?
R.–Les hemos de decir que los catalanes queremos a los españoles, que somos diferentes en muchos sentidos, pero más iguales de lo que nos pensamos. Hemos de decir a madrileños, a mallorquines, a aragoneses, a andaluces y a extremeños que no queremos una Cataluña independiente del resto de España. Tampoco entendemos que el independentismo nos quiera diferenciar de valencianos y de mallorquines. Por eso, entendemos que el referéndum que se plantea no sólo es alegal, sino ahistórico, ya que el sujeto que tendría que decidir en la consulta debería ser la Corona de Aragón. No tiene sentido histórico que se quiera hacer sólo en Cataluña.
P.–¿Pero están en contra de la consulta anunciada?
R.–No nos planteamos nada sobre el anuncio del referéndum independentista del 9 de noviembre, ya que primero no está convocado oficialmente y segundo la pregunta es unilateral, está hecha por un grupo de personas y es muy confusa. No tenemos nada que decir porque no deja de ser una cuestión de debate político.