EL MUNDO – 26/04/16
· Se reúne con los líderes de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia, pero con nadie de la Comisión.
· El presidente de EEUU, Barack Obama, sacudió ayer a su paso por Alemania la conciencia de la UE aludiendo a su incapacidad de acelerar el crecimiento económico, de afrontar sin fisuras la crisis de los refugiados, de neutralizar las fuerzas políticas que quieren sabotear el modelo de unidad y valores democráticos que han inspirado al mundo y de no calibrar la amenaza terrorista que tiene frente a la puerta.
En un discurso rabiosamente europeísta y tan sembrado de alabanzas a Europa como velado de críticas a la parsimonia europea, Obama dijo ayer alto y claro: «Estados Unidos y el mundo necesitan una Europa unida, democrática y fuerte» porque los desafíos son enormes y Washington «no puede hacer el trabajo solo».
Y uno de los grandes desafíos que Obama mencionó es la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés), para la que pidió abiertamente a la OTAN y a los aliados europeos que se involucren más, no sólo de puertas para adentro, sino allí donde el terrorismo tiene su caldo de cultivo: en Siria, en Irak, en Afganistán y en Libia.
Para discutir sobre la situación en los mencionados países, el presidente francés, François Hollande; el primer ministro británico, David Cameron; y el italiano, Matteo Renzi, fueron invitados por la canciller alemana, Angela Merkel, a viajar a Hannover, celebrando así una minicumbre transatlántica, a la que, pese al carácter europeísta de la visita, no fue invitado ningún miembro de la Comisión Europea. En el Ministerio de Exteriores alemán echaron balones fuera con el argumento de que fue una reunión informal de cara a la cumbre que celebrará el G7 –club del que Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido forman parte junto a Japón y Canadá–, en mayo, en Japón.
La reunión, de apenas dos horas, concluyó con una declaración de Merkel en la que se informaba de que los participantes se habían comprometido a «trabajar juntos por la estabilización de Libia y apoyarán un gobierno de unidad nacional» que tome las riendas de lo que, tras la intervención militar de EEUU, se convirtió en un Estado fallido.
Según Merkel, no se habló del papel que podría desempeñar la OTAN en Libia en tanto que la UE lleva a cabo frente a las costas de ese país una misión –bautizada con el nombre de Sophia– contra el crimen y el tráfico de personas. Dijo que tampoco se habló de Siria, tema que en el pasado dividió a EEUU y Francia.
Previo a ese encuentro a cinco, Obama anunció que EEUU, con 50 especialistas militares en Siria, enviará 250 soldados adicionales de élite para apoyar a las milicias kurdas que luchan contra el IS en el noroeste del país, y diseñar objetivos que permitan mantener las zonas liberadas o recuperar las que cayeron en manos de los yihadistas, especialmente Raqqa, capital del Califato.
Obama subrayó que estos efectivos no lucharán contra el IS, aunque estén cerca del frente, y tampoco entrarán en contacto con las milicias de Bashar Asad. No sólo porque el mandatario tiene a Rusia como protector, sino porque «intentar derrotar el régimen de Damasco con tropas de tierra sería un error y causaría más sufrimiento al pueblo sirio». Atrás quedaron las líneas rojas para una intervención militar que detenga una guerra que ya dura cinco años. Aún así, Obama cree que los aliados europeos y la OTAN deben involucrarse más en Siria y también en Irak, aportando recursos a las operaciones en curso, invirtiendo en formas más modernas de estrategia defensiva y con más ayuda económica, reivindicaciones que Washington llevará a la conferencia que los Estados miembros de la Alianza Atlántica celebrarán en julio en Cracovia.
«Europa y la OTAN deben hacer más», repitió Obama para dejar claro que EEUU ya está realizando un gran esfuerzo en esas zonas de conflicto y en la propia Alianza, a cuyos fondos contribuye con el 2% de su Producto Interior Bruto.
El presidente estadounidense criticaba de esa manera a los países europeos miembros de la OTAN reticentes a compartir la carga o a apoyar económicamente a la Alianza, a lo que añadió que «Europa ha sido autocomplaciente con su seguridad». «El terrorismo islamista constituye una amenaza para Europa. Lo hemos visto en París, en Bruselas, en Londres y en Madrid. También en EEUU. Nadie es inmune a la barbarie terrorista», agregó Obama, quien, tras exhortar a Europa a no olvidar que es la defensora de la libertad y a cerrar filas y «tapar los agujeros» que han permitido esos atentados.
Un pilar de la estrategia de EEUU, según dejó entrever Obama en Hannover, será precisamente un ataque cibernético contra la capacidad de comunicación, reclutamiento y financiación del IS. Pero Obama, a sabiendas de lo que eso significa y de las críticas suscitadas por las actividades de vigilancia y espionaje realizadas indiscriminadamente por los servicios de inteligencia, incluida a la canciller Merkel, lo planteó así: «En la lucha contra el terrorismo, la seguridad y el respeto a la privacidad de la población no se cuestionan».
Obama también mencionó el conflicto de Ucrania para criticar «que en el siglo XXI se intenten cambiar las fronteras de un país soberano por la fuerza» y acusar a Rusia de hacerlo. «Se necesitan buenas relaciones con Rusia, pero hay que mantener las sanciones mientras no se cumpla el acuerdo de Minsk», sostuvo Obama, confiado en que «Rusia entienda en algún momento que la grandeza no viene de la intimidación».
Antes de viajar a Alemania para inaugurar la Feria de tecnología industrial de Hannover, de la que EEUU es en esta edición y por primera vez en 70 años país invitado, Obama hizo escala en el Reino Unido, donde hizo campaña a favor de la permanencia de ese país en la UE y advirtió del peligro que supondría «dar marcha atrás» un proyecto común que tantas ventajas aportó al bienestar común. Y, por las mismas razones, Obama no concluyó la que ha sido su quinta y última visita como presidente a Alemania sin pedir a la UE más crecimiento económico y más rápido.
EL MUNDO – 26/04/16