- Su Comisión no es sino el burladero en el que busca parapetarse para cuando embistan las astas de los contribuyentes
Cuando hace un tiempo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, comunicó la composición del Comité de Expertos creado para idear la futura reforma fiscal, resultó sorprendente su composición por la escasa pluralidad que ofrecía sus componentes.
De una parte, el perfil ideológico de los elegidos estaba casi íntegramente escorado a la siniestra. ¿No cree usted, ministra, que hubiera sido conveniente una representación más equilibrada? Es razonable que una mayoría de los miembros fueran de su cuerda, pero no lo es que no haya nadie de cuerda distinta a la suya. Desde que existe el homo sapiens, los avances de la humanidad han surgido del contraste de las ideas. Nada más beneficioso para elaborar adecuadamente un proyecto que debatirlo con quienes piensan de modo distinto.
De otra, el único perfil profesional presente en el comité es el universitario. Es lógico que los catedráticos y los profesores de Universidad tengan su espacio en la comisión y que, además, se trate de un espacio amplio. Pero ¿no cree, ministra, que hubiera sido óptima la participación de otro tipo de componentes? Con toda certeza, la presencia de personas con experiencia en la aplicación de impuestos hubiera enriquecido a la comisión pues, a fin de cuentas, un sistema tributario vale lo que vale su aplicación. También hubiera sido positiva la presencia de representantes de las organizaciones empresariales y sindicales. A fin de cuentas, las empresas y los trabajadores son los contribuyentes del sistema y sus aportaciones no hubieran sido despreciables.
Desde la creación de esta comisión, y sin esperar a conocer su dictamen, usted y el Gobierno al que pertenece nos han subido de un modo u otro todos los impuestos hoy existentes
Pero siendo inadecuada por monolítica la composición de su Comisión de Expertos, lo peor es el lugar en el que usted está dejando tanto a una como a los otros. Desde su creación, y sin esperar a conocer su dictamen, usted y el Gobierno al que pertenece nos han subido de un modo u otro todos los impuestos hoy existentes. Desde su creación y sin esperar a conocer su dictamen, usted y el Gobierno al que pertenece han establecido nuevos tributos. Desde su creación y sin esperar a conocer su dictamen, usted y el Gobierno al que pertenece han desvelado de forma reiterada su intención de aumentar ferozmente nuestra presión fiscal. Desde su creación y sin esperar a conocer su dictamen, usted y el Gobierno al que pertenece han desvelado reiteradamente sus planes sobre la aberrante armonización de los tributos autonómicos que proyectan perpetrar. Y así sucesivamente.
Es indudable que se han invertido los términos. No es tanto que el Gobierno haya creado una Comisión de Expertos para que le ilumine sobre el futuro adecuado de la Fiscalidad, como que el Gobierno lleva un tiempo iluminando a la Comisión para que ésta en su dictamen santifique las decisiones ya adoptadas y las intenciones ya decididas por usted y por el Gobierno al que pertenece.
Los profesionales que tienen dignidad y vergüenza torera no se prestan a poner su firma en documentos engendrados por otros simulando que el engendro es propia
Ante tal tesitura, le dimitió Ignacio Zubiri, le acaba de dimitir Carlos Monasterio y, según el “run run” que circula, puede que le dimitan más expertos. Y es que, ministra, los profesionales que tienen dignidad y vergüenza torera no se prestan a poner su firma en documentos engendrados por otros simulando que el engendro es propia. Es más, hasta hay quien también relaciona la reciente dimisión de su hasta hace poco Secretaria de Estado de Hacienda con la peculiar manera que emplea usted para hacer sus cosas.
Ministra, recuerde la histórica frase: “Se puede engañar a unos pocos durante todo el tiempo, también a todos durante un periodo, pero es imposible engañar a todos durante todo el tiempo”. Así, cuando España conozca el dictamen de sus expertos que no hayan dimitido y compruebe ¡oh, casualidad! que su contenido coincide con lo que venimos escuchándole a usted desde hace tiempo, se habrá descubierto su patraña y quedará usted desnuda. Su Comisión no era sino el burladero en el que buscaba refugiarse para que las astas de los contribuyentes golpearan en los maderos de la talanquera en vez de en su cuerpo. Pero, una vez más, ha sido usted torpe porque para lograr eficazmente su propósito, debiera haber escondido sus intenciones, a fin de poder así simular después que sus acciones posteriores obedecían a lo recomendado por los expertos. Con su torpeza, ha evidenciado lo contrario: Que los expertos van a firmar lo que usted ordena que firmen.