ABC-ANTONIO BURGOS
Régimen anterior… En eso quieren convertir ahora el de libertades e igualdades salido de la Constitución de 1978
LAS resucitaron. No pararon hasta conseguirlo. Hablo de la inquina de Zapatero y de esta su segunda edición, corregida y aumentada, que padecemos y que responde al nombre de Sánchez. Hablo de las dos Españas. De aquel gozoso tiempo de la Transición, cuando mayores cotas de libertad real hubo en España con la UCD, sin dictaduras de lo políticamente correcto, sin exhumaciones del odio, sin abrir heridas ya cerradas. De modo que tal día como hoy, 18 de julio, era un día más del calendario, una fecha inadvertida del verano, sin la menor connotación ideológica ni la menor alusión al pasado. Cuando se hablaba de la dictadura, se decía «el Régimen anterior» y listo. No se calificaba: ni se condenaba ni se exaltaba, ninguna de las dos cosas. Era un periodo más de la Historia de España, superado, y listo. La Historia era la que estábamos construyendo entre todos, renunciando muchos a mucho con tal de que la reconciliación nacional fuese una realidad y no un lema del PCE para convocar huelgas generales siempre fracasadas en la clandestinidad de, eso, del «régimen anterior».
Régimen anterior… Veo con dolor que en eso quieren convertir ahora el régimen de libertades e igualdades salido de la Transición y de su Constitución de 1978. El Régimen de 1978 es lo que hay que destruir, y de hecho su espíritu ya lo ha sido, ante tantas injusticias con quienes hicieron posible aquel milagro. En materia de unidad nacional, de enseñanza, de valores patrios, de libertades sin imposiciones, quieren que todo el Espíritu de 1978 sea eso: «el régimen anterior». Que el único válido es este virtual nuevo régimen que en menos de 50 días cree Sánchez que ha creado… y lo más triste es que a lo mejor va a ser verdad, sin dejar títere con cabeza de todo cuanto nos permitía coexistir en concordia, empezando por la propia forma de Estado, por la Monarquía y por la persona del Rey Nuestro Señor. Sí, he dicho «el Rey Nuestro Señor», ¿passssa algo en esta tierra donde nunca passsa nada, por muchas barbaridades que se perpetren todos los días, de modo que la mejor película de terror es el próximo telediario, o la medalla del borrón y cuenta nueva, «hoy arraso con más cosas que ayer, pero con menos que mañana»? Y todo esto, de una forma insolente. Sin guardar las formas, que antes lo eran casi todo en política. Si no se guardan las leyes ni se cumple y se hace cumplir la Constitución que se ha jurado o prometido, ¿cómo vamos a exigir que se guarden las formas?
Por todo eso, ya que se trata de ver la fecha de hoy desde la tristeza de llamar «régimen anterior» al de 1978, no a la dictadura de Franco, yo también tengo mis dos Españas. Que es lo que se lleva ahora, como el tractor amarillo, del mismo color de cierto lazo que no solamente entra en La Moncloa, sino que casi le rinden honores. Mis dos Españas no son la de la izquierda y la derecha, los radicales y los liberales, los separatistas y los constitucionalistas, los de Soraya y los de Casado, los ricos y los pobres, los que pagan sus impuestos y los que los evaden y se van del Real Madrid, los verdugos y las víctimas de la ETA, los antitaurinos y los defensores de la Fiesta… No, mi división de España es mucho más elemental. «Transversal» diría, si esa palabra no fuese un horror propio de forzar la dimisión de Pérez Reverte como académico de la Española. Mis dos Españas son la de los que tienen educación y la de los que no la tienen; la de los que piden las cosas por favor y te dan las gracias y la de los que creen que todo se lo merecen por su bella cara. Más que la enseñanza, prefiero la educación. Los que te hablan de usted si no te conocen. Claro que todo esto es una antigüedad. Del «régimen anterior», naturalmente. Del surgido de la Constitución del 78 que, aprovechando la fecha de hoy, querrán muchos destruir más que nunca.