Reconozcámoslo, había ciertos rumores sobre la obediencia gubernamental del Centro de Investigaciones Sociológicas bajo la dirección de José Félix Tezanos. Entre otras cosas, porque desde que él llegó al cargo el instituto sobrestima sistemáticamente en sus mediciones a los partidos de izquierda. La última encuesta del CIS es la única que da a Pedro Sánchez como ganador de las próximas elecciones. Tezanos se explicó sobre esto ayer recordando que él es un científico social. Y no es que apoye al presidente, sino que la gente ya ha notado que el líder de la oposición no tiene los «conocimientos necesarios». Si se anima un poco más con el análisis científico, yo creo que Tezanos define ayer a Feijóo como un completo inútil y un peligro público, lo que Max Weber llamaba un auténtico paquete.

Los académicos lamentan en el desierto el enorme desprestigio del CIS y muy especialmente los cambios que Tezanos ha introducido en unas series históricas que permitían amplias perspectivas demoscópicas. Hay que reconocer sin embargo que la idea de que un importante organismo autónomo funcione precisamente de un modo autónomo y encuentre en su naturaleza pública la garantía para el rigor y la independencia es anticuada. La política vibrante del momento lo que favorece es poner al frente de la investigación social y la prospección política a un fan del presidente que, estando en el cargo, hasta le escribe una biografía que es, literalmente, una vida de santo. ‘Pedro Sánchez: había partido’, se titula el libro de Tezanos, y está lleno de momentos impagables. Uno de mis favoritos: el de la afiliación. Aparece en él el jovencísimo Sánchez sintiéndose «llamado a aportar su granito de arena al proyecto del PSOE, sin más pretensiones, contactos, ni expectativas, ni por parte suya, ni de sus padres». Al leerlo, el lector protesta: «¡Pero si el padre era del partido y tenía un cargo en el Ministerio de Cultura, si a los tres años de terminar la carrera, y con la mili de por medio, ya estaba el chaval de asesor en Bruselas!». Da igual: Tezanos -sutil, sigiloso, subliminal- está cimentando el camino del héroe: Sánchez quería afiliarse y sus padres no le hacían caso. Y lo confirma científicamente, para que quede claro: «No le acababan de poner en contacto con nadie».

LEY TRANS

Un portazo

Carla Antonelli dejó de militar ayer en el PSOE al entender que la ampliación de plazos en la tramitación de la Ley Trans es una maniobra destinada a «quebrantar la voluntad popular». El portazo tiene evidente peso simbólico y Antonelli «exhorta» al presidente a que haga algo. También lo «invoca», como si fuese Cthulhu, lo que a mi modo de ver es exagerar. Las sospechas de Carla Antonelli respecto a los retrasos son similares a las de Podemos, aunque añaden la curiosidad de anteponer la voluntad popular al proceso legislativo. Como si fuera buena idea diseñar las leyes por aclamación sin otro objetivo aparente que sacarlas adelante como se saca por el balcón una pancarta y acallando cada crítica razonada como si fuese un anatema. A ver cómo va funcionando la ley del ‘solo sí es sí’ en cuanto a rebajas de pena y revisiones a la baja. Aunque, si ocurre algo, la culpa será por supuesto de los jueces. Nunca de la ley.

IRÁN

Escalada libre

Cosas inadmisibles para el régimen de Irán: que una escaladora compita sin hiyab en un campeonato en Corea del Sur. La deportista es Elnaz Rekabi y sus compañeros no saben de ella desde el domingo. Ayer apareció en Instagram para explicar que el hiyab se le cayó, o sea, que lo suyo no fue otra protesta tras la muerte de Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral. El mensaje tranquilizador no tranquiliza a nadie. Y demuestra que el régimen ya le tiene más miedo a las mujeres que a la supuesta inmoralidad de que no lleven hiyab.