Teodoro León Gross-El País
En el partido naranja son conscientes de su paradoja: una fuerza menor en escaños ejerciendo de enemigo de todos
Hay una cuenta atrás de 100 horas y la paradoja de esta situación, donde se trata de acabar con un Gobierno quemado, es que el objetivo ahora no es el Gobierno. El verdadero enemigo es Ciudadanos. Ahí está el eje del tablero: no se va a actuar en función de Rajoy sino de Rivera. De hecho, ya era el enemigo antes de la sentencia Gürtel –de ahí la desproporcionada carga de ataques tras su despropósito escenográfico de España Ciudadana con el himno de Marta Sánchez– pero tanto más después. Nadie teme ahora a Rajoy, aunque si logra superar esta tempestad podría recuperar oxígeno. Con la legislatura muerta, el miedo es a un éxito contundente de C’s. Y las maquinarias electorales no van a poner luces largas en un escenario de fuerte tempestividad en corto.
El PP, que se sabe amortizado, trata por tanto de ganar tiempo; aunque le esperan más juicios, incluyendo el de los papeles de Bárcenas, y previsiblemente más condenas para el entorno de M.Rajoy. El presidente, a título personal, difícilmente pensará en dimitir para bloquear este proceso con la investidura de otro candidato; siempre ha confiado en el efecto terapéutico del tiempo. De momento ellos confían en el fracaso de la moción, con un calendario atropellado, ya que eso les permitirá alargar plazos y maniobrar. Aunque filtren que antes elecciones a Sánchez, eso es márquetin; cualquier cosa antes que ir ya a las urnas frente a C’s, su enemigo íntimo. De hecho, los ataques brutales contra Sánchez sirven para denigrar el posible apoyo de C’s a este.
El PSOE se precipitó a la moción para evitar el adelanto electoral, que a los socialistas les pilla débiles, y temen que Ciudadanos lidere un resultado con la izquierda convertida literalmente en famélica legión. En definitiva, es también electoralismo pero electoralismo inverso: frenar las elecciones. El órdago es no negociar sino invitar al arco parlamentario a retratarse: con Rajoy o contra Rajoy. Sánchez escenifica que se dirige a Ciudadanos, pero de hecho se dirige a los nacionalistas tácitamente, sin negociar nada. Va a tener que ofrecer no un programa de gobierno, pero sí un plan: meses para deshielo en Cataluña, aprobar reformas vetadas y convocar.
El PNV no duda en admitir, con más claridad que nadie, su temor a Ciudadanos. No quiere elecciones ahora, y esa es su condición: «sería un despropósito que le pondría a Ciudadanos la situación en bandeja”. Por demás, para el PNV todo es negociable; y ahí queda el impúdico cambalache del 155 y los presupuestos. Hacen como todos los demás, pero en su caso con el mérito de ganar siempre. O casi.
El PdeCAT… bueno, ¿quién habla por el PdeCAT? No es lo mismo que JxCAT. Donde Marta Pascal se suma a ¡nada con Ciudadanos!, Puigdemont antepone nada con España. Y esto ahora pasa por Torra y los CDR en la estrategia de la provocación, y por tanto tiene sus ventajas Rajoy ya que les proporciona el enemigo exterior. Pero aflorará el pragmatismo, sobre todo según los gestos de ERC. Y los nacionalistas catalanes tienen un mensaje para su electorado: ¡no apoyamos la moción por participar en su política, sino por fortalecer la nuestra! Ahí ya funciona lo que Nacho Cardero ha denominado, en El Confidencial, Operación Sacar al Carcelero de la Moncloa.
Podemos es un aliado de la moción –aunque irónicamente le dicen a Sánchez que tendrá que irse si la pierde, y eso un año después de perder Iglesias otra moción– y además pueden servir de enlace con los nacionalistas. A ellos también les beneficia el tiempo, porque su ascenso se ha frenado con el episodio chusco del chalé que les ha devuelto a la caricatura, pero no tanto que permita consolidarse a Sánchez. Eso sí, un Gobierno de Ciudadanos les resulta especialmente hostil, porque es su némesis de la nueva política. De momento es más rentable clamar ¡no a la derecha! incluyendo ahí a C’s. Ellos son quienes más han acentuado el espantajo del neofalangismo de C’s, aprovechando el discurso fallido de España Ciudadana con ecos nacionalpopulistas.
¿Y Ciudadanos? Son conscientes de su paradoja: una fuerza menor en escaños ejerciendo de enemigo de todos. Si facilitasen la moción dando a Sánchez siquiera unos meses en el poder, tendrían al PP atacándoles todo ese tiempo por haber llevado al poder a la izquierda y los separatistas. Y eso tendría un coste en las urnas. Claro que mantener el Gobierno Rajoy hará que se les acuse de cómplices. ¿Con qué opción perderán más votos? Con la 1. ¿Con qué opción más credibilidad? Quizá con la 2, pero en corto, votos antes que valores. “Mejor elecciones a que decidan Iglesias, Rufián y Puigdemont” ha sentenciado Rivera. La hipótesis de una contramoción –con tres escaños prestados, según revela Coalición Canarias– acentúa su desmarque.
Con el escenario ajustándose hora a hora –hoy entre las prisiones de Gürtel y la calificación de la Mesa del Congreso– y desde luego muy polarizado pero con Ciudadanos elevado a enemigo en todos los ejes, parece claro que el papel de árbitros pasa por los nacionalistas. Estos saben, como Ciudadanos, que su decisión les perseguirá. Si para aquellos es ¿votar con los separatistas o no?, para ellos es ¿contribuir a sacar a Rajoy o no? Tienen motivos para desentenderse, pero frenar a C’s les estimula, y, tienen tan buenos motivos como el PNV para no evitar el adelanto como pretende C’s. Y Podemos, según ha tuiteado Iglesias como aviso a los nacionalistas, apoyaría la contramoción de elecciones anticipadas que prepara Rivera… Así que ya no vale especular; hay que retratarse y rápido. La presidenta del Congreso, que siempre ha ejercido de vicepresidenta de Rajoy, ha eliminado el factor tiempo.