JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO
- Ante la inestabilidad, la sociedad reacciona dando la espalda a los políticos
Este estado de mociones a gogó está provocando una alteración importante en la vida política española, que empieza por una suerte de Bolsa donde se cotiza el valor de los escaños pendulares. El valor puede concretarse desde una importante consejería para retener al vacilante hasta premios en especie cuyo alcance permanece en el lado oscuro. Y baja la calidad del discurso que envuelve la moción. Se ha podido comprobar desde el derrocamiento de Rajoy hasta las últimas sesiones en Murcia y en Valladolid, donde las intervenciones cruzadas han rozado el terreno de lo tosco, maleducado y vulgar. Lampante.
La siguiente secuela es que los electores dejan de conocer el destino de su voto. Ellos depositan la papeleta en la urna apostando por una idea o un liderazgo y al tercer asalto pueden contemplar cómo su voto sirve para apoyar precisamente lo contrario. Y, finalmente, este guirigay de reglas improvisadas, discursos líquidos, promesas incumplidas afecta seriamente a la estabilidad del sistema. Y ante la inestabilidad, la sociedad reacciona dando la espalda a los políticos y más credibilidad los ‘creadores de opinión’. Pero estos no se presentan a las elecciones.