SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO – 12/05/15
· Un periodista a quien guardo respeto, Ángel S. Harguindey, remataba ayer su columna sobre las tertulias televisivas de los sábados, con crítica apreciación hacia uno de sus participantes más característicos: «Y en La Sexta, la perturbación anímica que, con tenaz persistencia, asalta la mente de Eduardo Inda: Podemos y Venezuela». El gran problema del periodista-tertuliano Inda no sería en todo caso que repita mucho las preguntas, sino que no obtenga respuestas.
Baudrillard calificaba de improcedente tratar de dar sentido a las masas, cuando lo que éstas quieren es espectáculo, y el de Inda se torna reiterativo para un público que quiere acción. «Inda, de verdad, hijo, es que aburres a las ovejas», le dijo una noche Tania Sánchez, la segunda vez que su antagonista insistió en las subvenciones que el ayuntamiento del que era concejala había dado a la empresa de su hermano. Era en los tiempos en que Tania Vaciamadrid aún aspiraba a la Presidencia de la Comunidad por su partido y a ser la primera dama por vía consorte. Cuando esta tropa se encuentra con un periodista –a ella le pasó con el tertuliano Espada– se quejan de que les están interrogando. Les gusta más ese de tú a tú entre iguales que viene a ser la tertulia, ese cruce de opiniones como el duelo de los condones fosforescentes (puestos) en aquella comedia de Blake Edwards.
Tal vez quepa afearle a Inda la ausencia de resultados; quizá es que formule las preguntas con poca gracia, pero no parece que preguntar a un dirigente de Podemos por Podemos y Venezuela, cuando deben a la revolución bolivariana hasta el nombre del partido, tenga que implicar una perturbación, sobre todo cuando está ahí la sorprendente dimisión de Monedero, que, cursilerías aparte, no ha sabido explicar por qué Venezuela le pagó tal dineral por asesorar en cuestiones de las que no sabe.
El periodista de la BBC Jeremy Paxman llegó a formular 14 veces la misma pregunta a Michael Howard sobre su gestión de la cárcel de la isla de Wight, ante las reiteradas tácticas escapistas del ministro. La Royal Television Society le dio un premio en lugar de reprocharle la insistencia. Aquí, por lo visto, somos más del estilo Ninotchka, la protagonista de la película de Wilder, cuando un enamorado Melvyn Douglas, le susurra al oído: «Ninotchka, Ninotchka…» y la gélida Greta Garbo le reprocha severa: «Usted se repite».
Eso le decía Rubalcaba al diputado Gil Lázaro todos los miércoles cuando éste le preguntaba por los pormenores del caso Faisán. Rubalcaba no le respondía, pero al final ha acabado teniendo razón. Bastó que Rajoy se alzara con la mayoría absoluta para que a Gil Lázaro y a su partido se les pasara de golpe la curiosidad. Pablo Iglesias es un personaje entre Rubalcaba y Rufus T. Firefly, el primer ministro que encarnaba a Groucho en Sopa de Ganso. Cuando su ministro de Hacienda le propone discutir los aranceles, replica: «Ese es un asunto nuevo. ¿No hay asuntos viejos? ¡Hablemos entonces de los nuevos!». «Pues los aranceles…», empieza el ministro, que es cortado inmediatamente por Groucho: «Lo siento, pero ése ya es un asunto viejo».
SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO – 12/05/15